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"Al Qaeda ha perdido su fuerza durante las revueltas árabes"

Jean-Pierre Filiu. Politólogo y arabista. Augura el final del terrorismo de Al Qaeda, alegando que Bin Laden era la figura que le daba sentido

PAU RODRÍGUEZ

Jean-Pierre Filiu (París, 1961), arabista y uno de los más reconocidos investigadores sobre terrorismo islámico, conoce a la perfección todas las metamorfosis que ha vivido Al Qaeda. Desde su gestación, con sólo tres miembros entre ellos Osama Bin Laden, hasta su declive, que, según Filiu, se inició justo después del atentado del 11-S. Toda la historia de la organización queda recopilada en Las nueve vidas de Al-Qaeda, editado por Icària y el Institut Europeu de la Mediterrània, que su autor presentó la semana pasada en Barcelona.

'Se ha hecho justicia', dijo Obama ante la muerte de Bin Laden ¿No es esta una declaración más propia del expresidente George Bush?

Es una frase americana. En EEUU muy poca gente defendía la posibilidad de juzgar a Bin Laden. El concepto americano de justicia, ajeno a nuestra cultura, es el del castigo, la represalia. La mayor prueba de ello es el nombre de la operación: Gerónimo. Estamos realmente en el Far West, donde al malo se le mata a tiros.

Sin embargo, la hija de Bin Laden asegura que a su padre lo capturaron vivo.

Me extraña. Tengo documentos que prueban que Bin Laden no quería que lo capturaran vivo. Dio instrucciones a sus guardaespaldas para que lo mataran antes de que lo cogieran los americanos.

¿Qué le parece que Obama haya decidido no mostrar la fotografía del cadáver?

Simplemente Obama no quería un trofeo, y esta es la mayor diferencia que hay entre el actual presidente y el anterior. Bush quiso dramatizar la muerte, y un ejemplo de ello es la difusión de las imágenes de Sadam Husein tras su captura. La idea de respeto me parece más propia de Obama.

¿Entiende la euforia en las calles de EEUU?

Sé que, hasta el pasado domingo, en EEUU se sentían humillados. No se podían mirar al espejo sin ver esa mancha. Pero ahora, como ellos dicen, 'América ha vuelto'. Por eso creo, en cierto modo, que para ser americano hay que ser partidario de la pena de muerte, participar del consenso nacional de que hay que matar al enemigo.

¿Qué cambia en el seno de Al Qaeda después de la muerte de su líder?

Todo. Ya durante la primavera árabe la organización ha ido perdiendo toda su fuerza, porque no ha podido aprovecharse de las caídas de Ben Alí y Mubarak. Y ahora ha perdido su cabeza, su jefe operacional, el que permitía que todas las acciones se ejecutaran. Bin Laden no era sólo un icono, era la figura que daba sentido a la única red terrorista de ámbito planetario que ha existido jamás. Entrar en Al Qaeda significaba jurar lealtad absoluta a Bin Laden, y sería muy difícil transmitir este juramento hacia otra persona.

¿Les perjudican más las revueltas que la muerte de Bin Laden?

Son dos procesos paralelos que se refuerzan el uno al otro. Tanto los totalitarismos en los países árabes como Al Qaeda ocultaban el verdadero mundo árabe, islámico, con una diversidad y una riqueza increíbles. Y también ha sido esencial no hay que negarlo la campaña antiterrorista, que ha ido machacando sus redes durante años. Sin esa política de eliminación tampoco hubiéramos llegado hasta aquí.

Pero las células de la organización tienen gran autonomía. ¿Podría Al Qaeda convertirse en un actor más local?

El concepto Al Qaeda no puede continuar a nivel local precisamente porque su esencia es el terrorismo global. Que un gánster del Sáhara secuestrara a gente antes de la llegada de Al Qaeda, y lo hiciera luego bajo su mando, significa que probablemente lo hará también después.

¿Cree necesario extremar la seguridad después de lo sucedido?

Es evidente que ahora la presión acechará a las redes terroristas. Querrán actuar, pero no para vengar la muerte de Bin Laden, como algunos creen, sino para demostrar que aún siguen vivos. Necesitan atentados para sobrevivir, y ahora intentarán hacer todo el daño que puedan. Pero ahora tendrán menos capacidad de acción, sobre todo porque perderán su santuario en Pakistán.

¿Es posible que el Gobierno pakistaní no supiera de la presencia de Bin Laden en su territorio?

No tengo datos específicos. Aunque es evidente que sin Pakistán Bin Laden no hubiera tenido vínculo con los talibanes, porque fue este país el que apadrinó la alianza entre el jefe de Al Qaeda y el mulá Omar, en 1996. Y este cambio estratégico fue determinante para la consolidación de la organización. También es cierto que los servicios de Pakistán siguen protegiendo, con ayuda indirecta, al principal aliado afgano de Bin Laden, Hakani. Todo esto es significativo, pero no puedo afirmar que el Gobierno pakistaní conociera su escondite.

¿Se romperá ahora el doble juego de Pakistán, que apoya a los EEUU y encubre, a la vez, actividades terroristas en Afganistán y Cachemira?

Su relación continuará siendo pésima, pero es imprescindible para ambos. El problema de Pakistán es que debe elegir, de una vez, cuál es su amenaza estratégica, si es India o si es el yihadismo. Yo les aconsejaría escoger la segunda, porque se trata de un cáncer. Y aunque Pakistán no caerá en manos del yihadismo, porque es un Estado fuerte, se pueden producir catástrofes como la de hace unos meses: atentados en el mismísimo corazón del sistema que les pueden dañar mucho.

Sin el foco de Bin Laden, ¿cómo se desarrollará ahora la lucha contra

Al Qaeda?

Para empezar, será determinante saber qué pueden revelar los ordenadores que se han requisado, sobre todo si tenemos en cuenta que Al Qaeda es una organización sumamente centralizada. Aparte de esto, los americanos seguirán ejecutando su campaña antiterrorista en el mundo entero.

¿Qué diferencia hay entre la política antiterrorista actual y la que empleaba el señor Bush?

A diferencia de Bush, Obama no usa la expresión 'guerra contra el terror', y esto ayuda a neutralizar psicológicamente las aspiraciones de la red. No es una guerra, es sólo una operación policial a escala internacional.

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