Jerusalén
En realidad se trata de una teoría que ha circulado ampliamente desde hace 90 años y que fue dada por buena incluso en el círculo de Adolf Hitler. Numerosos historiadores de la época nacionalsocialista la han rechazado y otros consideran que las pruebas aportadas no son suficientes para certificarla. En cualquier caso, la teoría resurge periódicamente en los medios de comunicación y hasta en revistas científicas.
Ahora la defiende el médico y psicólogo estadounidense Leonard Sax, quien ha publicado un estudio sobre la controvertida cuestión en el Journal of European Studies, un estudio muy apropiado como lectura veraniega, aportando nuevos datos que ayudan a sustentar la hipótesis del origen parcialmente judío del mismo Fuhrer que en la Segunda Guerra Mundial ordenó matar a seis millones de judíos europeos.
En 1930, el sobrino del Fuhrer amenazó a su tío con desvelar en público la condición judía de su abuelo
Después de examinar con nuevos ojos lo que en su día dijo y escribió Hans Frank, el médico de Hitler, Sax concluye que el abuelo del dictador tenía raíces judías. El origen de esta hipótesis se remonta a 1930, cuando el sobrino del Fuhrer, William Patrick Hitler, amenazó a su tío con desvelar en público la condición judía de su abuelo, lo que quizás habría acabado con su reputación o cuestionado su emergente carrera política.
Alertado por su díscolo sobrino, Hitler, que no tenía idea de lo que podía haber de cierto en la amenaza, encargó a su médico que investigara la cuestión. Frank llevó a cabo la investigación pero guardó silencio. Al terminar la guerra, Frank fue condenado a muerte y ejecutado, pero siete años después se publicaron sus memorias, donde confirmaba las sospechas del sobrino de Hitler.
“Frank sostuvo que había descubierto pruebas en 1930 de que el abuelo paterno de Hitler era un hombre judío que vivía en Graz, un pueblo de Austria, en cuyo hogar estaba empleada la abuela de Hitler”, explica Sax en su estudio. En el curso de su estancia en esa casa, la abuela de Hitler, Maria Anna Schicklgruber, quedó embarazada.
La investigación del médico de Hitler le llevó a descubrir la existencia de una correspondencia entre Maria Anna Schicklgruber y un judío de Graz llamado Frankenberger. Las cartas indicaban que quien dejó embarazada a la abuela de Hitler fue un hijo de Frankenberger de 19 años, quien se vio obligado a pagar una pensión a la abuela durante toda la infancia del niño, hasta que este, el padre de Hitler, alcanzó la edad de 14 años.
Según Frank, las razones de esa pensión no obedecían a un acto de caridad sino a la preocupación que Frankenberger experimentaba ante la posibilidad de que las autoridades locales descubrieran que su hijo era el padre del niño que esperaba Maria Anna Schicklgruber, lo que aparentemente le habría acarreado problemas con la justicia y le habría afectado a su reputación en Graz.
La controvertida teoría ha sido debatida durante décadas por los historiadores
En su estudio, Sax subraya que el testimonio de Frank en sus memorias “fue cuestionado” por numerosos historiadores, y que la mayoría de historiadores del nazismo descartaron que Hitler tuviera un abuelo judío. El argumento de estos historiadores, como escribió el alemán Nikolaus von Preradovich, es que “antes de 1856 no había judíos en Graz”, y por lo tanto la supuesta teoría de Frank carecía de base histórica. Este dato, considerado definitivo, fue aceptado por la mayor parte de la comunidad de estudiosos hasta el día de hoy.
Sin embargo, en su nuevo estudio Sax asegura haber hallado pruebas en sentido contrario: los archivos austriacos muestran que en la localidad de Graz sí que había una comunidad judía con anterioridad a 1850. Además, Sax alega que Preradovich fue un simpatizante nazi “a quien ofendía la idea de que Hitler fuera un ‘Vierteljude’”, es decir que tuviera un abuelo judío.
No solo existía una “pequeña” comunidad de judíos residiendo en Graz, sostiene Sax, sino que incluso uno de ellos, Emanuel Mendel Baumgarten, fue elegido representante de Graz para Viena en 1861, uno de los primeros judíos en alcanzar tal honor.
Sax añade que en 1884 Baumgarten escribió un libro titulado Los judíos en Styria: un resumen históricoen el que afirmó que “en septiembre de 1856 él y varios colegas judíos se reunieron con Michael Graf von Strassoldo, que en ese momento ocupaba un puesto relevante en la provincia de Styria”. Baumgarten y sus colegas pidieron a Strassoldo que levantara las restricciones que sufrían los judíos en Styria, recalcando que “ha habido judíos en los distritos locales por mucho tiempo y son residentes desde hace mucho tiempo”.
Sax señala que como consecuencia de esa reunión con Strassoldo en 1856 se acordó no crear un registro de la comunidad judía de Graz, lo que sugiere que debe reconocerse “que ya existía una comunidad judía” asentada desde hace tiempo en esa localidad, y descarta la afirmación en sentido contrario de Preradovich. Sax vuelve a insistir en que Preradovich era un simpatizante nazi que no tenía ningún interés en buscarle parientes judíos a Hitler, y recalca que por las venas del dictador corría sangre judía.
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