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Acuerdo UE-Mercosur La cara oculta del acuerdo Unión Europea-Mercosur

El tratado es tachado de oportunista, por desviar la atención de las discutibles gestiones de Macri y Bolsonaro, y de ataque a la producción local de una economía tan vulnerable como la suramericana.

Mauricio Macri, presidente de la República Argentina, muestra a Jair Bolsonaro, presidente brasileño, la Casa Rosada, el pasado mes de junio. Marcos Corrêa/ Presidencia República.

El acuerdo económico entre la Unión Europea y el Mercosur, tan deseado para buena parte de los protagonistas durante décadas (sobre todo por las empresas europeas), ha llegado con el conservadurismo en alza en Suramérica, con Macri y Bolsonaro alineados, necesitándose mutuamente, y soñando incluso con una moneda única. Las críticas no han tardado en llegar, sobre todo desde sindicatos y partidos de izquierda. Para ellos, la alianza tiene su cara oculta.

La versión oficial propagada desde Mercosur (alianza ente Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, con Venezuela actualmente suspendida , Bolivia en proceso de adhesión, y Chile, Colombia, Ecuador, Perú, Guyana y Surinam como estados asociados) es que con esta asociación estratégica se mantienen “los distintos niveles de desarrollo e integración”, se preservan “las compras públicas como política de desarrollo” y se protegen “el medioambiente y los derechos laborales”.

Una “jaula”. Así define el ministro de economía brasileño, Paulo Guedes, a Mercosur. La “jaula” en la que hasta ahora estaba atrapado Brasil, “prisionero de una ideología obsoleta”. Guedes, así como la plana mayor de los Ejecutivos de Argentina y Brasil, sobre todo, tratan de vender al máximo la idea del éxito. Las alertas que responden a este mensaje oficial llegan desde varios ángulos, haciendo hincapié, entre otros ámbitos, a lo referido a manufactura y producción local, que pueden verse avasalladas por las exportaciones europeas.

La supuesta liberación a la que hace referencia el gurú económico de Bolsonaro no está tan clara para el exministro de relaciones exteriores de Brasil en la época del presidente Lula da Silva, Celso Amorim. El pacto ha sido firmado con prisa “porque la UE sabe que estamos en el peor momento posible”. Amorim resalta que nada bueno puede salir de la poca capacidad negociadora que hoy por hoy tiene la región, ya que “los dos principales países negociadores, Brasil y Argentina, están fragilizados política y económicamente”.

_Reunión de la plana mayor de los Ejecutivos de Argentina y  Brasil, donde se avanzó en los detalles del acuerdo con la Unión Europea. Marcos Corrêa/ Presidencia República.

Reunión de la plana mayor de los Ejecutivos de Argentina y Brasil, donde se avanzó en los detalles del acuerdo con la Unión Europea. Marcos Corrêa/ Presidencia República.

El Plenario Intersindical de Trabajadores - Convención Nacional de Trabajadores (PIT CNT), en Uruguay, ha demostrado su preocupación cara al acuerdo. Su secretario general, Marcelo Abdala, insta a estudiar “el tratamiento de las asimetrías”, ya que una de las partes firmantes es “un continente capitalista de alto desarrollo” y la otra parte está formada por “países dependientes”. Esta sería una de las claves de la cuestión. No es prudente diseñar una correlación –agricultores y ganaderos europeos se ven atacados también–, teniendo en cuenta que Suramérica se basa en economías extremamente vulnerables y volátiles.

En Argentina, el senador Pino Solanas (Proyecto Sur- UNEN) predice la “destrucción definitiva” de la industria nacional. El veterano director de cine bonaerense aludía en Crónica TV a los miles de puestos de trabajo que se perderán, y magnificaba la incapacidad de la “derecha modernizante”, como él la denomina: “El conflicto que tiene, y que no puede resolver desde hace veinte o treinta años, es que no sabe qué hacer con un tercio de los argentinos, les sobran, no sabe si los tira al Riachuelo”.

Desviar la atención de las discutibles gestiones de Macri y Bolsonaro

Otra vertiente de esta cara oculta del acuerdo UE-Mercosur es la puntualidad política que han demostrado Mauricio Macri y Jair Bolsonaro para acelerarlo, aprovechando para sepultar las innumerables dificultades de sus legislaturas, la del argentino, terminando, y la del brasileño, comenzando. Argentina ha regresado a manos del Fondo Monetario Internacional y sufre con el dólar a más de 40 pesos. Brasil se entregó a un líder de ultraderecha que ha cambiado a tres de sus ministros y a una treintena de altos cargos en seis meses de gobierno. De ahí lo de que “los europeos se han tapado la nariz para llenarse el bolsillo”, del excandidato presidencial Guilherme Boulos (Partido Socialismo e Liberdade, PSOL).

Es inevitable que los rostros visibles y reconocidos de Mercosur sean los presidentes de los dos principales países de la región. Al contrario que el Parlamento Europeo, cada vez con mayor relevancia, la Cámara representativa del Mercosur, el Parlasur, es todavía una perfecta desconocida para su propia población. Su presidente es el uruguayo Daniel Caggiani, que, de hecho, está a la espera de que el Consejo del Mercado Común –órgano superior del Mercosur–, formado por los ministros de economía y exteriores de los países miembro, le informe con detalle de los entresijos del acuerdo. Ellos son los que han rematado las negociaciones con la Unión Europea.

Rueda de prensa conjunta de Mauricio Macri y Jair Bolsonaro, el pasado 6 de junio en Buenos Aires (Argentina). Marcos Corrêa/ Presidencia República

Rueda de prensa conjunta de Mauricio Macri y Jair Bolsonaro, el pasado 6 de junio en Buenos Aires (Argentina). Marcos Corrêa/ Presidencia República

Para que el tratado de libre comercio se instrumente, tal y como expresó ante los medios el presidente uruguayo, Tabaré Vázquez (Frente Amplio), “todavía falta”. El proceso no será inmediato: “Se está haciendo la revisión de los términos legales en este momento, hay que escribir todo el tratado, que son varios tomos, hay que revisarlos, y después va a cada país para que el Congreso o Parlamento de cada país apruebe o no esté tratado”.

Esos salones nobles a los que se redirigirá el debate, no cabe duda, ya poseen una agenda con suficiente voltaje en los próximos meses. En Argentina y Uruguay se preparan para elecciones presidenciales este año. En Brasil el presidente Bolsonaro sigue intentando, hasta ahora con ciertos problemas, sacar adelante en el Congreso su reforma de la seguridad social y sus decretos para porte, posesión y comercialización de armas, entre otras medidas.

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