Este artículo se publicó hace 17 años.
Yeremi, dos veces desaparecido
Seis meses después del secuestro la familia, triste y resignada, teme que el caso quede en el olvido y pide a las autoridades que sigan trabajando para encontrar a su hijo
Yeremi se llama Jeremy. A su padre le gustan los nombres ingleses y éste lo sacó de la película Powder, Pura Energía. El día que desapareció, Gilberto, su tío, repartió corriendo unos carteles por los centros de salud. Pero, por culpa de los nervios, escribió el nombre mal. Sus familiares decidieron dejarlo así para que fuese el único Yeremi que circulase por Internet.
La última fotografía que se hizo para el colegio (pelo rubio, gafas, sonrisa con dientes de leche) sigue pegada en el cristal de muchos coches canarios y de los comercios junto a una palabra: "Desaparecido". Pero el tiempo pasa, y algunos carteles ya están desgastados: por el sol y porque ya hace medio año que a "Yeremi se le tragó la tierra", como se lamenta su abuela Mari Carmen.
Vecindario, 10.700 vecinos, a 37 kilómetros de Las Palmas de Gran Canaria. Calle de Honduras: el pasado 10 de marzo, Yeremi, de 7 años, juega con sus primos Aaron, de 9, y José Alexis, de 5, en un terreno al lado de casa. Cubos y arena. La abuela llama para comer. Aaron y José Alexis suben. Yeremi no. No se oyen gritos ni hay señales de lucha. Ni pisadas en la arena del solar, ni una zapatilla perdida. "Los niños nunca se quedaron solos, entraban y salían de casa. Pero siempre había un mayor fuera, vigilando", recuerda ahora con amargura Milagros, tía del niño.
Seis meses después, la familia intenta rehacer a duras penas su vida y la desesperación de los primeros días se ha convertido en resignación y tristeza. Los padres de Yeremi le tuvieron cuando eran adolescentes y ahora están separados. Él, Juan Francisco Vargas, de 22 años, descarga vídeos en youtube y escucha la letra de un rap que le han hecho unos canarios: "Yeremi jugaba en el solar de su cha-bolo / la abuela llama a sus primos p´a comer. / Yeremi quedaba solo. / Algún hijo de puta le tiene secuestrado". No para quieto con el ratón del ordenador. "Estoy intentando rehacer mi vida... Pero me puse a trabajar y yo tenía un carácter insoportable, un día le tiré a mi jefe el delantal...", cuenta en su casa de Vecindario.
Juan Francisco fue uno de los primeros investigados. "Los primeros días pasaba nueve horas al día en comisaría. Me llegaron a preguntar por qué le ponía Gara al bebé que espera mi pareja, ¡cuando Gara es un nombre guanche! Se ha dicho que yo vendía drogas y que habían secuestrado a mi hijo por un ajuste de cuentas. ¿Tú crees que tengo manos de vender drogas?", afirma con rabia, mientras muestra unas manos llenas de pequeños cortes del cuchillo de cocina. Y recuerda a su hijo como un chico asustadizo,cinturón blanco y amarillo de kárate, amante de Spiderman y al que le gustaba imitar el enorme tatuaje tribal que luce su padre en el brazo poniéndose pegatinas: "Mírale, en esta foto, imitándome...".
10 de marzo, 13.30
La madre, Ithaisa, de 24 años, muestra una tras otra fotos de Yeremi. Trabaja como limpiadora y, salvo para trabajar, apenas sale de casa,una vivienda pegada al solar del que se esfumó su hijo y que desde hace un mes está vallado. En su cabeza repasa una y otra vez lo que pasó aquel 10 de marzo a las 13.30. "Siempre hay que llamar a los niños cinco o seis veces hasta que suben a comer... Ese día también... Pero Yeri no subía...".
Esa angustia se reparte entre la familia. Manuel Ángel, uno de sus primos, se siente culpable cuando se divierte, y llora; y José Suárez, el abuelo del niño, no para de hablar de su nieto mientras mira de frente el solar maldito y se pregunta: "¿Quién se lo habrá llevado?". Mari Carmen, una de las abuelas, traduce su obsesión en que no puede dejar de ver en la televisión los programas sobre las últimas novedades del caso Madeleine, la niña británica desaparecida en Portugal. "¡Y aquí el otro día se intentaron llevar a otros dos niños...!", explica con desesperación. Al momento su hijo, Juan Francisco, le corta: "Mamá, por favor, que eso son bulos..".
Mientras sus familiares se desesperan por la falta de noticias, el caso de Yeremi está en manos de diez agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. Agentes que ya son "como de la familia", según el entorno del chaval. "No les queremos molestar, si les preguntamos algo nos dicen que no nos lo pueden contar o hacen mmmm....", afirma la tía de Yeremi.
El servicio de criminología de la Guardia Civil está analizando muestras recogidas en vehículos y domicilios de una decena de sospechosos, por si en ellas hallasen ADN de Yeremi, y también el disco duro de las cámaras de una urbanización cercana al lugar de los hechos. La UCO está pendiente de los resultados del laboratorio. Entre los sospechosos investigados está un hombre detenido a principios de septiembre por intentar secuestrar a una niña en Vecindario.
Hay tres líneas de investigación: agresores sexuales; enemigos de la familia de Ithaisa y una pista sobre un coche pequeño. Una de las vecinas comentó a los agentes que, justo antes de que el pequeño desapareciese, vio un vehículo aparcado en un lugar en donde no suele hacerlo nadie y con la puerta semiabierta. Se fijó en él porque le molestaba para entrar al garaje. Minutos después, Yeremi ya no estaba y el coche tampoco. "Se han hecho gestiones con la empresa de esa marca de coches para conseguir un listado de los 4. 000 vehículos del archipiélago que coinciden con la descripción dada por esa vecina", explican fuentes de la UCO.
Agresores sexuales
Además, los investigadores elaboraron una lista de agresores sexuales que cometieron delitos a partir de 2002 en Gran Canaria. Eliminaron a los de más de 60 años y a aquéllos cuyas víctimas tuvieran más de 15. El pasado 25 de mayo, los agentes elaboraron una nueva lista de agresores sin importar ya cuándo atacaron a sus víctimas. Scotland Yard envió también una lista de pederastas que en el momento de la desaparición de Yeremi estaban en la isla.
La tercera línea de investigación es la del entorno familiar y a la que, de manera velada, apunta José Luis Herrera, jefe de la policía local de Santa Lucía, el municipio al que pertenece Vecindario. Herrera afirma que hay algunas pistas y, aunque no quiere desvelarlas, descarta tajantemente que detrás de la desaparición "haya un rapto sexual por parte de un desconocido".
La investigación se centra en uno de los tíos de Yeremi, Gilberto, de 32 años y cuyo hijo, José Alexis, de cinco años, jugaba con el pequeño el día de la desaparición. Gilberto participó en el rastreo en busca del niño. Y cuando el grupo de búsqueda se disolvió, él siguió solo, metiéndose por los barrancos más peligrosos. "Pasó el día entero con Yeremi y dice que se lo quitaron de las manos", cuenta su hermana Milagros. Los agentes trabajan con la posibilidad de que el secuestrador no tuviera como objetivo a Yeremi, sino al hijo de Gilberto y al final se llevó al primer niño que se quedó solo. Los agentes de la UCO investigan si alguien quería vengarse de Gilberto y de su mujer, que trabajan como encargados en una joyería.
La UCO también tiene un listado de antiguos trabajadores de la empresa del abuelo del niño, por si el secuestro pudiera deberse a un ajuste de cuentas por un despido improcedente o por impagados.
Pero antes de cercar a esa decena de sospechosos, la investigación estuvo basada en el rastreo, sobre todo de los pozos de los alrededores, algunos de 300 metros de profundidad. Sólo en Santa Lucía hay 106, y en total se revisaron 400. "Descubrimos a través de un pocero que existen unas cámaras sumergibles", explica José Luis Herrera, jefe de la policía local, que asegura que han mirado la zona "pelo por pelo". Ni rastro.
Esa falta de noticias ha hecho que entre los vecinos circulen teorías que rayan la leyenda urbana como que a Yeremi le secuestraron y le llevaron a un barco con hospital para quitarle un riñón. Y también ha habido pistas falsas que han hecho trabajar a los agentes. Como la de una mujer que llamó diciendo que iba en coche a una boda a Las Palmas y que, como tenía tiempo, se había desviado para conocer Vecindario. Y que justo había sido testigo de cómo un hombre y una mujer en una furgoneta blanca se llevaban al niño.
La mujer terminó reconociendo que lo había soñado.
La familia de Yeremi intenta mantenerse al margen de los rumores. La madre del niño ha seguido la información publicada sobre el caso en los periódicos, pero de la televisión no ha visto "ni la mitad". Se ha convertido en protagonista de noticias que antes veía en la pantalla. "La desaparición de la niña Sara Morales la vi en la tele... y de repente tú estás ahí", afirma Ithaisa. También han hablado con políticos a los que antes ni conocían. "Al principio nos llamaban por teléfono y no sabíamos ni quiénes eran. Han sido llamadas siempre a título personal. El segundo día nos llamó este ministro de las barbas, el que recibió a los padres de Madeleine...¿Rubalcaba?
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