madrid
La puerta de visitas de la cárcel de Brieva (Ávila) está despejada. Los fotógrafos que hacen guardia para conseguir la instantánea de la visita de la infanta Cristina saben que les toca aguantar el calor apostados en un camino rural que recorre uno de los laterales de la prisión.
"Aquí se suda la gota gorda, pero hay un buen ángulo que me permite tener controlado el aparcamiento", comenta un periodista gráfico que lleva varios días armado con su gran angular en ese lugar. "Nosotros esperamos su llegada en un coche de lunas tintadas por el acceso que usan los funcionarios, pero puede venir hasta en una furgoneta de reparto. Está claro que va a ser una imagen difícil", reconoce.
Privilegios por motivos de seguridad
Algunos medios de comunicación han advertido estos días que la Guardia Civil puede impedir el trabajo de los medios en ese acceso, amparándose en el reglamento penitenciario. "Una vez admitido un recluso, se procurará que el procedimiento de ingreso se lleve a cabo con la máxima intimidad posible", recoge dicha normativa. Sin embargo, hasta la fecha, no ha habido injerencias. "La gente de seguridad suele ser amable con la prensa, saben que estamos ganándonos el pan. Mientras respetemos el perímetro de seguridad, no nos dicen nada", aclara.
Eso no quita que desde Instituciones Penitenciarias jueguen al despiste con la prensa. Ni este profesional ni el resto de equipos que estaban allí el domingo pasado pudieron confirmar la visita de la hermana de Felipe VI a su marido. Tampoco la de su madre, Claire Liebaert, que según los medios locales pudo producirse el pasado miércoles por la mañana. Si esto se confirmase, se trataría de un trato de favor a los familiares del exduque de Palma, ya que las visitas sólo están autorizadas los fines de semana.
"Los domingos es un día de afluencia de familiares, pero ha tenido que entrar en otro horario", asegura. Sus sospechas se fundamentan en la experiencia: "Normalmente, cuando llega alguien relevante, enseguida se levanta la liebre. Refuerzan la entrada con vallas de seguridad y suele haber más efectivos de la Benemérita. Desde luego, en el horario previsto, el 24 no hubo ningún movimiento sospechoso", relata.
La cobertura a Roldán, otro ilustre inquilino
Julián Jaén, histórico fotógrafo de 'El Mundo', conoce bien esta prisión. En 1995, pasó muchas horas buscando la foto del ex director general de la Guardia Civil, Luis Roldán, cuando fue encarcelado después de ser capturado en Bangkok (Tailandia). "Entonces fue más sencillo, porque el protagonista era el encarcelado y tenía que salir para ver al juez en Salesas —sede del Tribunal Supremo—. Era cuestión de tirar la foto y que esa vez el flash entrase bien", recuerda. En esta ocasión, en cambio, el principal foco de interés se sitúa en las visitas al reo. "Blanca Rodríguez Porto, la mujer de Roldán, podía entrar perfectamente por la puerta principal y que nosotros ni le prestásemos atención. Ella no era personaje, por lo menos inicialmente. La infanta es otra historia", admite.
No obstante, su veteranía le hace ser más optimista que los fotógrafos que hoy hacen la guardia con respecto a la consecución de la codiciada imagen: "Esa foto llegará, es cuestión de tiempo. Las medidas de seguridad se irán relajando y, al mismo tiempo, los compañeros alargarán el horario de seguimiento para que no se la vuelvan a colar. Solo hay que ser paciente", sostiene. En opinión del fotoperiodista, las concesiones de Instituciones Penitenciarias a Cristina de Borbón no pueden alargarse demasiado: "No pueden permitirse que algún funcionario molesto haga filtraciones o que una de esas 'soluciones imaginativas' que temen los compañeros terminen siendo captadas por alguna cámara. Sería mucho más dañino para la Casa Real".
Un riesgo muy rentable
En cuanto a la rentabilidad de la instantánea, ninguno de los dos fotógrafos se atreve a dar cifras, pero ambos coinciden en que el esfuerzo vale la pena. "La cobertura mediática es tan intensa que puede que más de un compañero consiga la foto y que al final la exclusiva sea compartida pero, con todo, es una imagen que siempre va a ser noticia", comenta Jaén.
Aún así, la batalla podría no terminar con el objetivo cumplido. "No descartaría que caiga alguna demanda cuando por fin se publique la foto", aventura este fotógrafo con 20 años de experiencia en prensa. "Si la llegada se produce en coche, saldría retratado el parking de funcionarios e Instituciones Penitenciarias podría jugar su última carta", añade. Hasta la fecha, las cárceles siempre han autorizado la labor de fotógrafos profesionales, pero se controla con rigurosidad el material que captura las instalaciones e incluso se pueden censurar las fotografías que puedan atentar contra la seguridad tanto de internos como funcionarios.
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