Carme Forcadell (Xerta, 1956) es la presidenta de la Assemblea Nacional Catalana, la organización popular que logró reunir el pasado 11 de septiembre a un millón y medio de catalanes en las calles de Barcelona bajo el lema de 'Catalunya, nuevo estado de Europa'. Sólo han transcurrido dos meses y 23 días de aquella multitudinaria marcha pero su recuerdo aparece hoy borroso, en parte por la precipitación de los acontecimientos que se sucedieron después. La reunión fallida de Artur Mas con Mariano Rajoy por el pacto fiscal; el anuncio de unas elecciones anticipadas; la huelga general y el propio resultado de los comicios, que debilitaron a CIU y radicalizaron los extremos, han convertido la manifestación de la Diada en un episodio lejano.
¿Se corrió demasiado? ¿La capitalización casi exclusiva del proceso soberanista por parte de CIU lo ha desgastado? ¿Reúne el nuevo escenario político en Catalunya los ingredientes necesarios para que el reclamo del derecho a la autodeterminación siga siendo prioritario? Forcadell atiende la llamada telefónica de Público para despejar dudas: 'Es normal que el recuerdo de aquella manifestación se haya diluido. No se puede mantener la tensión continuamente. Sin embargo, Catalunya está peor que hace tres meses así que si volviéramos a preparar una gran marcha la gente volvería a volcarse. Estoy convencida'.
Forcadell tampoco es ajena a la propuesta de reforma educativa del ministro Wert que tanta indignación ha causado en Catalunya. 'Hay muchas razones para defender el independentismo, pero cada vez pesa más una cuestión tan sencilla como la dignidad. Cuando te humillan como pueblo y ves como el gobierno central intenta hacer desaparecer tu lengua, ya no hay marcha atrás ni diálogo posible', asegura. La presidenta de la ANC, además, cree que esta reforma es 'premeditada' porque 'es imposible que sea por desconocimiento cuando en Catalunya hay un Partido Popular que sabe que los catalanes tienen el mismo nivel de castellano que los de cualquier otro sitio de España'.
Precisamente por actitudes como ésta, Forcadell considera que el pueblo catalán 'está harto' y 'cada vez más legitimado' para emprender el camino hacia el estado propio. 'Nos sobran los motivos para volver a movilizarnos como lo hicimos el 11-S. Con la diferencia de que ahora ya sabemos la fuerza que tenemos, en la calle y en las urnas. El sentimiento de aquella manifestación sigue más vivo que nunca pero esperaremos a que el gobierno se ponga a trabajar antes de actuar', sentencia.
A pesar del batacazo de CIU en su anhelo por la mayoría absoluta, Forcadell traza una valoración positiva de las elecciones, cuyos resultados, asegura, han radiografiado a la perfección a la sociedad catalana: 'El gran éxito ha sido ver que el independentismo es transversal. Mucha gente cometió el error de identificar esa voluntad con la de un único partido y una sola persona. Y esto no es así. La lectura positiva es que la gran mayoría de los diputados son independentistas, ya sean de izquierdas o de derechas'.
Según Forcadell, la alta participación también ha servido para legitimar el debate nacional. 'Ahora sabemos que la independencia interesa a casi toda la población. La ciudadanía ha visto que por primera vez los partidos se posicionaban en independentistas y unionistas y por lo tanto ha respondido con rotundidad'. El nuevo escenario no preocupa en exceso a la Assemblea. Aunque Forcadell asume que 'la gobernabilidad del país es importante' considera las fórmulas para conseguirla secundarias. 'Lo único que pedimos es que los intereses de cada partido queden a un lado para priorizar los intereses del país. Si esto no sucede, el proceso para lograr una mayoría por el referéndum no podrá avanzar'. La ANC no quiere interferir en las conversaciones que se están desarrollando en los últimos días entre los principales partidos pero Forcadell confirma que una vez se haya constituido el Govern intentará reunirse con sus respectivos líderes, empezando por el presidente, Artur Mas, al que ya visitó en el Parlament tras la marcha del 11 de septiembre.
'El éxito del 25-N ha sido ver que el independentismo es transversal', señala Forcadell Sobre la crisis interna de Unió Democràtica, focalizada en la marcha de uno de sus militantes, el alcalde de Vic, Josep Maria Vila d'Abadal, por discrepancias con su líder, Joan Antoni Duran Lleida, Forcadell apela a la naturalidad: 'Vila d'Abadal ya hacía tiempo que tenía fuertes discrepancias con la dirección de Unió Democrática y si no se han evidenciado antes ha sido para no perjudicar la campaña electoral. En Unió siempre ha habido independentistas pero también personas que quieren continuar de la mano de España. Lo que pasa es que ahora estas fricciones han estallado con más fuerza. Es razonable y lógico que esto suceda porque en este nuevo escenario todo el mundo debe posicionarse y definirse sobre el modelo de país que quiere'.
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