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El PSOE monta un desfile de trajes itinerantes para el imputado Camps

Los socialistas pasean varios maniquíes para denunciar los escándalos de corrupción del PP

BELÉN TOLEDO

En la puerta del Mercado Central de Valencia, los carros de la compra tuvieron que evitar ayer sorprendentes obstáculos. Una colección de más de una decena de maniquíes, ataviados con pulcros trajes, se mostraba al público que entraba y salía al centro comercial.

De la solapa de cada uno de los trajes colgaba una gran etiqueta en el que habría podido esperarse el precio de la prenda. En lugar de eso, los tarjetones albergaban las cifras de la crisis de la economía valenciana. La idea es del PSOE, que se ha empeñado en mostrar a la gente de la calle los pormenores de la presunta corrupción de los gobernantes del PP. El sumario del caso Gürtel muestra cómo el presidente Francisco Camps aceptó, supuestamente, miles de euros en trajes de empresarios que, durante el mismo periodo de tiempo, recibieron millonarios contratos de la Generalitat.

El PP de Valencia acusa al PSOE de hacer el 'ridículo' por ganar algún voto

Además, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha encontrado indicios de financiación irregular en el PP. Según informes policiales, grandes empresas adjudicatarias del Gobierno autonómico desviaron dinero público para pagar campañas electorales de los conservadores. Sin embargo, las encuestas anuncian, una y otra vez, que el PP revalidará o, incluso, aumentará su mayoría absoluta. Podría pensarse que a los votantes no les importa la corrupción. Pero los socialistas afirman no creer en esta posibilidad. Prefieren pensar que, debido a la manipulación de los medios públicos valencianos, la gente no se ha enterado de que, presuntamente, les están metiendo la mano en la caja.

De acuerdo con esta interpretación de los sondeos, los estrategas de la campaña electoral del PSOE han emprendido una suerte de pedagogía de la corrupción. La primera medida fue organizar conferencias en las que Ángel Luna, cabeza de lista por Alicante, explica a quien quiera acercarse los detalles de la presunta corrupción del PP. Ahora, también los maniquíes que ayer tomaron el sol a las puertas del Mercado Central iniciarán una gira por varias ciudades valencianas.

Mayor Oreja califica a Camps de 'hombre honrado', víctima de la 'mentira'

Con la exposición de trajes, los socialistas pretenden explicar que los fondos que se desvían para la corrupción afecta directamente a los ciudadanos, que luego tienen que sufrir recortes en servicios públicos o el desbocamiento de la deuda pública para poder mantenerlos. En las etiquetas de las prendas, los transeúntes pudieron leer cifras como 50.000 millones de euros de deuda pública o 18.000 jóvenes que estudian en barracones por falta de dinero para construir colegios. 'La corrupción trae este tipo de problemas a una sociedad', explicó Ángel Luna.

La idea mereció una respuesta airada del PP valenciano. Su secretario general, Antonio Clemente, acusó a Luna de montar 'un espectáculo grotesco' y hacer 'el ridículo por conseguir algún voto a la desesperada'. Por su parte, el principal aludido, Camps, continuó su jornada electoral ajeno a cualquier crítica. Por la tarde, presidió un mitin en Tavernes de la Valldigna. En su discurso no hizo alusión alguna al escándalo judicial. Se centró en pedir el voto para que el PP gobierne España, pese a que las elecciones del 22 de mayo son autonómicas y locales: 'Los parados tienen la obligación de apoyar la posibilidad de trabajar, y eso sólo puede hacerlo Rajoy'.

Antes que él, se dirigió al público Jaime Mayor Oreja, actual europarlamentario. Elogió a Camps como un 'hombre honrado', víctima de la 'mentira'. Mayor no varió su habitual discurso e ilustró al público sobre los peligros de la legalización de Bildu, que calificó como la 'legalización de ETA'.

También reflexionó sobre la crisis económica, cuya causa es que en los años de abundancia 'perdimos el norte, como nuevos ricos'. El exministro, tal vez, no cayó en la cuenta de que estaba describiendo la actuación de su propio partido, promotor de grandes y multimillonarios eventos, mientras falta dinero para sanidad o educación.

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