Público
Público

La popularidad ganada desde el escaño

Mónica Oltra, de Compromís, hace campaña a pie de calle

SERGI TARÍN

Atácales Mónica!'. La frase es en tono jocoso, pero surte efecto. Los dos militantes del PP la miran, abandonan el puesto donde reparten propaganda y se ocultan tras una lona. Mónica Oltra reanuda su camino por el pasillo central del mercado de Catarroja, localidad del cordón industrial al sur de Valencia. Va de las frutas a las verduras y de ahí a los salazones y al pescado. Suda y la camisa de tirantes muestra unos hombros tostados de tanto subirse al andamio de la campaña. 'Mira, es Mónica Oltra, la follonera'. La mujer, de mediana edad, se le acerca y le pide una foto. El gesto se contagia y el clic de las fotografías se alarga durante 15 minutos.

No es candidata ni pertenece a un partido grande, pero es la política más conocida de la oposición. Oltra se ganó los galones durante la pasada legislatura como portavoz de Compromís, la suma de los nacionalistas del Bloc e Iniciativa, una escisión de Esquerra Unida. Su bautismo de fuego fue el día que apareció en el hemiciclo enfundada en una camiseta con el rostro de Camps y una palabra: 'Wanted' ('Se busca'). La presidenta de Les Corts la expulsó, la imagen dio la vuelta a España y Oltra consiguió romper el cerco informativo de un Camps obsesionado en ocultar sus lazos con la trama Gürtel.

Sus vídeos están en YouTube y acumulan decenas de miles de visitas

Aquel episodio fue el primero de una larga lista de encontronazos con diputados del PP. Muchos están colgados en YouTube y acumulan decenas de miles de visitas. Es el caso del pleno en el que Oltra le preguntó al vicepresidente del Consell, Juan Cotino, si no sentía vergüenza de ver a las empresas de su familia salpicadas en la red de Correa. Cotino se enrabietó: 'Tendría vergüenza, si fuera padre, de tener una hija como usted, aunque probablemente no lo conoce'. El exabrupto devolvió el nombre de Oltra a todos los noticieros de España y la consagró como azote de un PP roído por la polilla Gürtel.

Buena parte de su acción política, Mónica Oltra no la piensa, la sueña. Y no es lirismo, sino pura literalidad. 'Las ocho horas sobre el colchón son una jornada laboral', asegura Oltra, quien presume de subconsciente musculado y de haber fabricado entre brumas discursos contra Camps o vislumbrado salidas a los intricados casos que llegan hasta su despacho de abogados.

Su último sueño lo identifica claramente con las elecciones: una montaña puntiaguda y un camino en espiral en cuyos bordes se agolpan rostros y voces conocidas. ¿Qué se ve desde lo alto? Oltra niega con la cabeza: 'La imagen se corta antes de llegar a la cúspide. Ya te contaré al final de la campaña'.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias