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Los indignados de Sol debaten ahora cómo reestructurar el campamento

Interior reconoce que la situación es insostenible. La patronal fija el martes como fecha límite para el desalojo

ELENA HERRERA

Dispuestos a permanecer en la Puerta del Sol y sin una fecha en el horizonte para abandonar el kilómetro cero de la capital, los indignados centraron ayer el debate en cómo reestructurar el campamento. Había programada una asamblea general con este asunto como punto de partida, pero no se llegó a celebrar. Primero se retrasó una hora y después se acabó cancelando, sin que los portavoces explicaran los motivos.

Las diferentes comisiones discutieron a lo largo de la jornada sobre la reorganización de la acampada. A mediodía, entre mordisco y mordisco a los bocadillos que les habían preparado sus compañeros de alimentación, la comisión de infraestructuras debatía cómo construir una estructura estable sin empequeñecer la acampada. Este nuevo sistema tiene el objetivo de reducir los riesgos que entraña la actual estructura, realizada con lonas, cuerdas y plásticos y en la que los cables de electricidad ya han comenzado a ser un problema de seguridad.

El cansancio físico y la inseguridad irrumpen en la acampada

La opción con más apoyos fue la de construir barracones con materiales reciclados en los que ubicar las comisiones, si bien estas reflexiones deberán pasar por la asamblea general de hoy. No obstante, en la comisión de comisiones de la tarde, las discrepancias no tardaron en llegar.

Del 'sentido discriminatorio y exclusivo' que algunos achacaban a las estructuras sólidas y su funcionamiento, a las dudas sobre qué hacer con la zona de acampadada (se barajó la posibilidad de recoger las tiendas durante el día) o al miedo a que la reestructuración redujera sensiblemente la extensión del campamento y, por consecuencia, su repercusión social y mediática.

Lo cierto es que la comisión de comisiones volvió a centrarse en temas logísticos y fueron pocas las propuestas que se escucharon sobre la voluntad de un cambio político y social bajo el que nació el Movimiento 15-M. Este hecho provocó las quejas de algunos de los asistentes, que aceptaron que la dificultad de alcanzar consensos les estaba llevando a perder apoyos. 'Estamos perdiendo un movimiento que es de todos. Mucha gente está empezando a decir que ya no se siente representada con Sol', apuntó una joven.

Hay indignados que creen que la acampada lastra al movimiento

El cansancio físico que ya empieza a apoderarse de los indignados, unido a la sensación de inseguridad, especialmente por la noche, son otros de los problemas. En la asamblea de la comisión de legal, se admitió que hay personas, acampadas en la parte baja de la plaza, que 'no tienen nada que ver con el movimiento' y que crean problemas. En la comisión de alimentación intentan atajar este problema con la habilitación de una tercera cocina y asesorando a las personas 'más conflictivas', explica uno de los portavoces, Jesús Ojeda.

Los comerciantes madrileños presentaron ayer una hoja de ruta a la delegada del Gobierno, Dolores Carrión, que culmina con un desalojo el lunes o el martes próximo si antes no se da una solución pacífica. Tras una nueva reunión, Carrión aseguró, sin embargo, que no se puede poner una fecha. 'Lo que hemos quedado es que el lunes o el martes estoy abierta a recibirles de nuevo y ojalá estén las cosas solucionadas', respondió la delegada, informa Europa Press.

Aunque desde el Ministerio del Interior mantenían su prudencia ante una posible intervención, también admitían que la situación comienza a ser insostenible. El titular del departamento, el también vicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba, comenzó a modular el discurso. 'Cuando hay derechos que interfieren en unos y otros y cuando hay comerciantes que se quejan de que están siendo privados de sus derechos o que tienen dificultades para salir adelante, hay que buscar un entendimiento. No puede ser que unos ciudadanos acaben con los derechos de los otros', aseguró.

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