"La huelga no va a solucionar nada"
Las opiniones de los mineros evidencian que Rodiezmo sigue fiel a Zapatero
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"Tú piensa en cómo fuimos los mineros castigados con la dictadura. Hemos pasado mucho, mucho. Y hoy el socialismo lo tenemos en el corazón. Eso no se puede olvidar en una generación". Moisés, un minero prejubilado, esboza una media sonrisa, mezcla de herida del pasado, de resignación y de cierta y tímida esperanza hacia el futuro. A su lado, Gaspar tuerce el gesto cuando sale a colación el franquismo, apesadumbrado.
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Moisés sigue argumentando: "Mira, yo estoy 100% de acuerdo con las políticas de Zapatero. Y a mí me ha bajado la pensión. Pero ser socialista es ser solidario y justo. Y estos son los tiempos de ser solidarios. La huelga general no va a solucionar nada. No estoy de acuerdo con ella. Que la hubieran hecho antes. Yo no voy a cambiar mi voto. La oposición no me iba a dar más". "Todo lo contrario resopla Socorro, que comparte con Moisés, Gaspar y otra mujer, Olga, la rácana sombra de la campa de Rodiezmo. El PP acabaría con lo poco que queda".
Rodiezmo no guarda rencor a Zapatero. No le ha abandonado. Le sigue fiel. El buen rollo invadía ayer la fiesta minera. No había acritud entre los corrillos de los mineros y sus mujeres e hijos, entre los militantes del sindicato o del PSOE, entre los trabajadores del metal o los vecinos de las cuencas mineras de Asturias o León. "Rodiezmo sigue queriendo al presidente. Y Cándido no dice lo que piensa. Quizá se han precipitado", alegan Antonio y Asunción. "Pues yo a la derecha es que no la puedo ni ver. Son todos unos ladrones. Quieren hundirle", decía Nieves, cabreada.
El termómetro lo daba la panorámica del descampado. Con calvas. "De León llevamos este año tres autocares, en lugar de los cinco que solemos fletar", apuntaba uno de los miembros de la organización que luchaba por ordenar las filas de romeros. Prada, del SOMA-FIA-UGT de Asturias, reconocía a primera hora de la mañana un bajón en la afluencia. "Tal vez tenía que haber venido el presidente a dar la cara", afirmaba. Quizá era toda la crítica que los participantes en la fiesta anual de Rodiezmo se atrevían a esbozar. Y después de que los periodistas pinchasen.
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"Nos sentimos algo decepcionados. Zapatero faltó a su palabra. Tenía que haber venido, a lo mejor la gente le habría entendido", aseguraba más receloso Carlos, un chaval joven, mientras daba una vuelta por los paneles que resumían los cien años de historia del SOMA-FIA-UGT. "Mejor que no venga nunca", musitaba Iván, aznarista confeso.
La afluencia de público bajó en comparación con años anteriores
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Cerca de los chiringuitos, se había parado a hablar una mujer rubia, de pelo rizado, "militante" de toda la vida. No quería dar su nombre. "No pasa nada por que no venga. Se entienden las razones. Sabemos del compromiso de Zapatero con la minería. Seguiremos unidos pese a las discrepancias. La de Rodiezmo es una militancia fiel al PSOE y a la UGT". ¿Pero y la huelga? "La gente está dividida, no palpas la tensión que había en los ochenta".
Esther Reyes es otra militante histórica, una de las críticas del PSOE de Ponferrada. Ayer aplaudía que Zapatero no hubiera acudido a la campa. "Él ha tenido que tomar sus medidas, que yo no creo las más acertadas. Son medidas de derechas. Ha prevalecido el poder económico sobre el político". Esther admite que el presidente puede llevarse un susto en las próximas autonómicas y municipales. Un toque de atención. El descontento se traducirá en "abstención". Pero si vienen mal dadas y el PP se aproxima demasiado a la Moncloa, "todos los socialistas arrimarán el hombro".