Los exdiputados y exsenadores cobrarán una indemnización única, derivada de la disolución de las Cortes, de aproximadamente 8.200 euros, mientras que los que dejen definitivamente el Parlamento, percibirán otra paga temporal de 2.800 euros al mes.

Así, recibirán la llamada 'indemnización de transición', que se determina sumando las prestaciones que recibían hasta ahora, y se calcula sobre los 53 días que hay entre la disolución del Parlamento y la víspera de las elecciones generales para el próximo 20 de noviembre. De esta manera, se fija este 'finiquito' mínimo que reciben todos los parlamentarios, salvo aquellos que son miembros de las Diputaciones Permanentes del Congreso o el Senado.

La normativa establece que se debe tener en cuenta 'todos los conceptos retributivos' del parlamentario para calcular esta paga única, por lo que su cantidad aumentará en función a los complementos que reciba, como los presidentes o vicepresidentes de Comisión, miembros de Mesa o portavoces.

A demás de esta cantidad, a los exdiputados y exsenadores que dejan definitivamente el Parlamento les espera otra paga, en este caso mensual, denominada 'indemnización por cese', que recibirán como máximo a lo largo de dos años y por un importe total medio que, en su día, se calculó en torno a los 23.000 euros.

Serán beneficiarios de esta paga los diputados que vayan a dejar la vida política o que no tengan hueco en las listas de sus partidos, diputados como el socialista Jesús Cuadrado, el portavoz de ERC, Joan Ridao, o la diputada del PP Soledad Becerril. Pero también, el propio presidente del Congreso, José Bono.