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La conspiración rediviva

La teoría del 11-M se metamorfosea en la conspiración del 9-M. ETA salpica de sangre y es usada por los manipuladores.

ERNESTO EKAIZER

Cualquier relación entre el asesinato del militante socialista Isaías Carrasco, en Arrasate, y el de la pequeña Mari Luz, en Huelva, es pura coincidencia, pero ambas noticias en vísperas electorales constituyen un trazo de brocha gorda sobre la vida española. Un aldabonazo de última hora que no ha podido pasar inadvertido a gran parte de los 35 millones de votantes que hoy decidirán quién se hará cargo del Gobierno durante los próximos cuatro años. Estas advertencias, bajo la forma de asesinatos, a los que cabría añadir los cuatro crímenes a manos de la violencia machista horas después del primer debate televisivo entre los dos candidatos, o la fuerte desaceleración económica y el incremento del paro en un mes tan infrecuente como febrero, son una medida de la ardua tarea de gobernación que se abre sin tregua a partir de esta misma noche, tras conocerse el veredicto de las urnas.

Parafraseando a Martin Luther King, uno tenía el sueño de que, fuese el que fuese el resultado, nada en los próximos cuatro años volviera a ser lo mismo que durante la pasada legislatura. Pero ante la jornada de hoy, hay que ser realistas. Cómo mínimo, la ejecución mafiosa -estilo Chicago años veinte-de Isaías Carrasco ha plantado una semilla que, de germinar, conseguirá que todo sea igual. Como una semilla sólo se desarrolla en tierra abonada, hay que añadir enseguida: ¡Vaya si lo está en éste país!
Poco después del asesinato de Isaías Carrasco, el viernes pasado, el abismo entre el PSOE y el PP se volvió a abrir ante el respetable público.

Los dirigentes del PP vinieron a decir: “El que siembra vientos recoge tempestades”. O más precisamente, según explicó ayer el dirigente del PP Ignacio Astarloa en la Cadena Cope, “si los terroristas lo que reciben es el mensaje de que existe la expectativa de que uno va a sentarse a hablar con ellos de las reivindicaciones políticas por las cuales han estado matando durante cuarenta años, eso es lo que justifica que mantengan la actividad”. En otras palabras, si los terroristas han matado una vez más, en este caso a un miembro del partido Socialista, es porque la negociación emprendida por el Gobierno socialista mantiene vivas las expectativas de la banda terrorista.

Pero, ¿acaso no mató ETA a decenas de personas inocentes tras la ruptura de la tregua de 1998 y de los contactos mantenidos por el Gobierno de Aznar en Burgos y Zurich? ¿Acaso mataron porque Aznar les habían dado motivos, parafraseando a Astarloa, para “justificar que mantengan la actividad”. Porque concesiones en materia de presos, haberlas, las hubo. O no será que quizá lo que lleve a los terroristas a mantener su actividad sea su reconocimiento político. ¿No fue acaso eso lo que pasó aquel 3 de noviembre de 1998 cuando Aznar anunció que había “autorizado mantener contactos con el Movimiento Vasco de Liberación Nacional (MLNV)”? Pero este ejemplo no vale, claro, porque sabemos por Astarloa que “Aznar tuvo un lapsus linguae y utilizó la jerga de ETA (comandos, MLNV) por equivocación”.

En esta tierra abonada brotó la misma noche del crimen el enfrentamiento entre Patrxi Lopez y Mariano Rajoy durante el funeral de Isaías Carrasco. Fuentes consultadas explican que el presidente Rodríguez Zapatero supo de la visita de Rajoy mientras abandonaba Arrasate para volver a Madrid. Esas fuentes aseguran que se cursaron instrucciones a Patxi Lopez para que se hicieran todos los esfuerzos a fin de evitar enfrentamiento alguno en Arrasate. Pero lo hubo. Aún cuando la familia de la víctima de ETA prefería no recibir la visita del dirigente que ha acusado al presidente del Gobierno de “traicionar a los muertos” y “agredir a las víctimas”, finalmente accedió, a instancias de Patxi López, a que él y Maria San Gil pudieran estar presentes en el funeral. Pero con todo lo mal que podía terminar, la cosa no pasó de un enfrentamiento dialéctico.

La semilla que contiene todo los componentes necesarios para hacer que la próxima legislatura se parezca como dos gotas de agua a la que hemos logrado sobrevivir, comenzó a crecer con velocidad de vértigo a lo largo del fatídico viernes. Esa noche, a las nueve horas,quince minutos y 56 segundos, Federico Jiménez Losantos, uno de los ideológos de la teoría de la conspiración del 11-M, ya tenía su composición de lugar de lo que está ocurriendo. ETA, escribía, “mata a un militante anónimo, ya ni siquiera concejal, del propio partido de ZP, para dejar claro que continúa la partida de ajedrez que lleva jugando con el PSOE y sus aliados cuatro años. Mata porque es lo suyo, pero permite con su crimen que Zapatero se haga la víctima un fin de semana para ganar las elecciones y volver a negociar con la banda la semana que viene”. La teoría del 11-M se metamorfosea en la conspiración del 9-M.

El periodista añadía que los españoles de dirigen “como corderos al matadero”. La noche anterior, día 6 de marzo, aunque se mostraba ciertamente algo escéptico respecto a una victoria socialista, escribía: “Por lo que vemos y por lo que barruntamos, diríase que el PSOE da por hecha una holgadísima victoria, absoluta o casi, casi”.

ETA ha conseguido, pues,salpicar con sangre y ser usada por las manipuladores en estas elecciones, sobre todo porque aquellos que temen a una victoria socialista, anticipada por los sondeos públicos y reservados, han decidido servirse de la banda terrorista para abrir el paraguas y cargar, a cuenta del asesinato de Isaías Carrasco, el resultado electoral, esto es, amplificar las consecuencias del crimen de la banda terrorista reproduciendo en el imaginario la situación del 11-M.

Pero la impronta de la pasada legislatura no se limitará al el terreno político. Si Rajoy hubiera sido coherente con la catástrofe económica que ha pronosticado debía proponer un programa económico y social de “sangre, sudor y lágrimas”. Pero, en cambio, promete rebajas fiscales y desgravaciones.

No cabe duda ya de que la economía española se encamina a una desaceleración más profunda y quizá a una etapa de estancamiento. Una cosa es que el PP pretenda abolir la esencia inestable y desequilibrada del sistema capitalista, culpando al PSOE de la desaceleración, y otra reconocer la realidad.El próximo gobierno tiene margen de maniobra, sí, porque lo ha hecho generalmente bien (“decente y competente”, según un editorial del Financial Times) pero no será un camino de rosas.

Y si el PP es confinado a la oposición, también ampliará la leña al mono el terreno económico. Lo hace al agitar de forma lepenista el asunto de la inmigración. ¿Lepenista? Sí. El jueves pasado el político francés Jean- Marie Le Pen denunció al presidente Sarkozy ante las elecciones municipales que se celebran hoy domingo 9 en Francia por “la subversión migratoria, la inseguridad galopante, la ruptura social, la desaparición programada de la nación”. Rajoy está más en línea con Le Pen que con Sarkozy. ¡Toma castaña!

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