El acuerdo sellado en Catalunya entre Artur Mas (CiU) y Alicia Sánchez-Camacho (PP) puede ser el inicio de una estrecha colaboración de cara al futuro. Eso es al menos lo que piensan varios dirigentes conservadores. Algunos, incluso, se frotan las manos. Aunque consideran prematuro vaticinar los resultados de las próximas elecciones generales, ya están calculando que, si la derecha no alcanza la mayoría absoluta, el compromiso adquirido ahora abona el terreno para reeditar un nuevo Pacto del Majestic con la formación nacionalista catalana.
En el recuerdo de todos permanece la foto del apretón de manos entre José María Aznar y Jordi Pujol en 1996 y nadie descarta que esta se repita con nuevos actores. La relación de Mariano Rajoy y Mas es buena y mantienen contacto telefónico. Aún así el jefe de la oposición ha dejado en manos de Camacho todas las negociaciones.
La alianza política se extiende a tres administraciones
Rajoy está muy satisfecho con los resultados obtenidos por el PP catalán a nivel local, después de que su partido ascendiera a tercera fuerza política en las autonómicas de noviembre. 'Estamos en el paisaje', dice él muchas veces. 'Por la gracia de las urnas el PP está ahora en el centro de la vida política catalana. Ahora tienen que contar con nosotros', resaltan sus colaboradores, que celebran que se vaya borrando la imagen de partido marginal de la época de la guerra de Irak o la reforma del Estatut.
La luna de miel sobrevenida en estos momentos ha causado, sin embargo, cierta incomodidad en algunos sectores de CiU, sobre todo por la decisión de abstenerse en Badalona y facilitar que el xenófobo Xavier García Albiol dé al Partido Popular el gobierno de la tercera ciudad catalana. Pero la federación ha obtenido sus réditos: el PP no obstaculizará la tramitación de los Presupuestos de 2011 que recortan un 10% el gasto público y rechazan el resto de grupos del Parlament ni la investidura del convergente Xavier Trias en Barcelona, el histórico feudo socialista. A eso hay que añadir la Diputación de Barcelona, donde CiU y PP han desalojado al PSC.
Ante este nuevo panorama se habla mucho de la 'sintonía' que se ha generado entre ambas formaciones. 'Yo creo que el camino se hace andando y en la actualidad se ha dado un paso importante', comenta un alto cargo del PP catalán. Un compañero suyo reconoce que comulgan juntos sobre todo en el ámbito económico. 'Por ejemplo, en la gestión de la crisis, en medidas de fortalecimiento de los sectores productivos coincidimos en un 90%. En el modelo territorial hay mayor separación', admite.
El líder del PP ha delegado en Camacho todas las negociaciones
Otros, sin embargo, piden cautela y que no se hable ya de un acuerdo global. 'Pactan con nosotros sólo cuando no tienen más remedio, nunca somos la primera opción', lamentan. Fuentes del PP catalán tratan de rebajar las expectativas. Es cierto no han presentado una enmienda a la totalidad de las cuentas, pero defienden que ahora se va a abrir una comisión de trabajo 'en la que se van a ver los puntos de encuentro y que el sentido del voto no está condicionado'. Además cuentan que Camacho mantiene una actitud dialogante con todos: 'También se ha reunido con Montilla (PSC)'. Y, por último, recuerdan que con CiU ha habido sitios como Tarragona o Girona donde no se han entendido. En cualquier caso, lo único que podría romper este idilio sería que al PP le hablaran de temas identitarios o de política fiscal. Rajoy está dispuesto a escuchar pero eso no significa aceptar. Y los suyos tienen muy claro que la reivindicación de Mas sobre el concierto económico les aleja.
'Vamos a ver qué necesidades y qué voluntades hay', comentan desde Madrid mirando hacia lo que puede ocurrir en los próximos meses. A su juicio, si el PP gana cualquier ayuda es buena 'tanto si hacen falta como si no, porque cuanto más apoyo tengan las medidas económicas, mejor será'.
La escalada de pactos en Catalunya ha venido espoleada por una evidencia los programas económicos de unos y otros son mellizos y por la voluntad compartida de acabar con el poder del PSC en administraciones históricamente suyas. En la federación existe la convicción de que los socialistas les han empujado al pacto con el PP pensando en las generales.
En la cúpula de CiU aseguran que negociar el nuevo pacto fiscal, propuesta estrella de Mas, será más sencillo con el PP. Pero tampoco ignoran que pueden llegar a tener problemas: 'Deberemos trabajar para que el PSOE no sea barrido en España, porque si el PP tiene mayoría absoluta, fin de la historia'.
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