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Alarte se ha volcado en denunciar la corrupción

El candidato se ha rodeado de ministros para romper su invisibilidad

SERGI TARÍN

Embistiendo la presunta corrupción del PP e intentando dar esquinazo a las cifras del paro. Son las dos direcciones en las que ha fluctuado el PSPV-PSOE durante la campaña. La denuncia a la Gürtel ha sido la espina dorsal de todos los mítines del candidato Jorge Alarte. Dignidad y honradez son palabras que ha repetido hasta la afonía o el insomnio. De hecho, estuvo 24 horas sin dormir para denunciar las supuestas pestilencias de la política del PP.

No fue el único golpe de efecto. Los socialistas vistieron unos maniquíes con trajes, en alusión a los que supuestamente recibió Camps de la Gürtel en el mismo periodo en el que la trama recibió multimillonarias adjudicaciones. De los muñecos colgaban etiquetas con cifras de la crisis económica valenciana. Las más flagrantes, los 50.000 millones de deuda o los 18.000 niños escolarizados en barracones. Finalmente, el PSPV contrató a figurantes para que se enfundaran los trajes y recorrieran el mercado central de Valencia.

Alarte también presentó un 'decálogo por la dignidad' para potenciar la transparencia en las instituciones. Destacan propuestas como la promulgación de una ley de calidad democrática y el impulso de la Sindicatura de Comptes y la de Greuges, órganos fiscalizadores de la Administración autonómica. E incluso una comisión de ética de la Presidencia con 'cinco personalidades prestigiosas y relevantes' que establezcan el techo deontológico del Consell.

El candidato del PSPV no ha sido el único adalid socialista contra la corrupción. Buena parte del protagonismo ha recaído también en Ángel Luna, el portavoz del grupo parlamentario, que puso a Camps contra las cuerdas durante la pasada legislatura. Luna se convirtió en enemigo a batir por el PP, que consiguió sentarlo en el banquillo por exhibir ante el hemiciclo un informe sobre la Gürtel que estaba bajo secreto de sumario. Finalmente, el juez archivó el caso. Ángel Luna ha dedicado muchas horas a contar su batalla contra la opacidad del PP en numerosas conferencias por todo el País Valencià.

El principal obstáculo con el que ha tropezado Alarte es el de los datos del paro, que le han perseguido como un fantasma durante los 15 días de campaña. En el último mitin, explicó el elevado desempleo como una especie de plaga que asola España sin que el Gobierno tenga responsabilidad o capacidad de respuesta. A su lado estaba la ministra de Defensa, Carme Chacón. Y es que no ha habido día en que Alarte no haya recibido la visita de un ministro. Es la manera con la que Ferraz ha querido apoyar a un candidato sin demasiado brillo en las encuestas, poco conocido por la ciudadanía y que se proclamó secretario general por un estrecho margen, situación que le obliga a convivir con una consistente oposición interior.

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