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Actualizado:El investigador del CSIC Antonio Turiel advierte que la guerra en Ucrania solo ha acelerado unos meses un proceso ya en marcha de declive y encarecimiento de los combustibles fósiles que, entre otras derivadas, nos deja a las puertas de una nueva crisis alimentaria global. Poco esperanzado en cómo se plantea la transición energética, ve inevitable el decrecimiento e imprescindible un cambio de modelo económico para garantizar un nivel de vida parecido al actual.
Antonio Turiel recibe a Público en el despacho que tiene como investigador del Instituto de Ciencias del Mar del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) para hablar a fondo sobre las consecuencias energéticas de la guerra en Ucrania y las medidas que se están tomando contra Rusia. Doctor en física teórica y experto en oceanografía, desde hace años se ha convertido en un referente a la hora de abordar el final de la era de los combustibles fósiles
baratos, sin duda uno de los elementos claves para mantener el actual sistema económico. Autor del bloque The Oil Crash, el año pasado publicó Petrocalipsis. Crisis energética global y cómo (no) la vamos a solucionar (Editorial Alfabeto). Acaba de publicar también El otoño de la civilización (Escritos Contextatarios), coescrito con Juan Bordera.
Convencido que estamos en el inicio de un cambio de era marcada por una creciente escasez de recursos, advierte que el encarecimiento del gas natural
—ya muy importante antes del inicio del actual conflicto bélico— también nos deja a las puertas de una nueva crisis alimentaria global. Subraya que los planes de la Unión Europea para reducir a corto plazo la dependencia de las importaciones rusas son insostenibles si se quiere evitar un enorme impacto económico y no esconde que vamos hacia un colapso en pocos años, consecuencia directa de haber apostado por una "idea equivocada" cómo es el "crecentismo". Para él, el decrecimiento "es inevitable", pero recalca que existen los conocimientos para mantener un "nivel de vida muy parecido al actual". Eso sí, con un imprescindible cambio del modelo económico.
La Unión Europea ha anunciado la intención de reducir en dos tercios las importaciones de gas ruso a finales de este 2022 y prescindir totalmente de ellas en cinco años
No. Hay un análisis muy bueno de Alfons Pérez, del ODG [Observatorio de la Deuda en la Globalización], que explica que muchas de estas medidas ya se habían anunciado el 2014 y se hicieron una serie de inversiones para disminuir la dependencia del gas ruso, pero lo que ha pasado es que ha aumentado. ¿Qué nos hace pensar que esta vez sería diferente? Si prescindimos del gas que nos viene del mayor exportador del mundo lo tendríamos que sacar de alguno otro lugar, pero no puede salir de en ninguna parte.
Se está diciendo que se aumentarán las importaciones de gas natural licuado (GNL) de países como los Estados Unidos, pero los Estados Unidos tienen dos problemas gordos: uno, que ya se ha llegado al máximo de producción del fracking, que siempre ha sido ruinosa y se ha mantenido porque había otros negocios al lado como el petróleo; y dos, los Estados Unidos han hecho una inversión muy grande en plantas de regasificación y en tres o cuatro años han pasado de exportar vía barco de unos 5.000 millones de metros cúbicos de gas a los 50.000 de ahora, pero es que Rusia exporta 200.000 millones. Aunque no todo lo que exporta Rusia va a Europa, sí que lo hace la mayoría y es imposible que los Estados Unidos lo puedan suplir. La única opción que tendrías es el gas catarí, pero el problema es que tiene contratos de suministro a largo plazo con países como China que no son fáciles de romper y costaría mucho dinero.
Para que de aquí 9 o 10 meses fuéramos capaces de reducir en dos tercios [las importaciones del gas ruso] solo hay una manera y es con un descenso del consumo muy radical, lo que implicaría una crisis económica de grandes proporciones. No sé si al final nuestros apreciados líderes nos están preparando para un decrecimiento forzado, o se han vuelto locos o queda muy bien hacer grandes declaraciones, pero en el fondo son unos hipócritas y están esperando que la guerra de Ucrania acabe cuando antes mejor y recomponer un poco relaciones con Rusia, o una mezcla de todo ello. En cualquier caso, mantener todo tal como está y hacer esta reducción es físicamente imposible.
En este escenario, algunas esferas están intentando resucitar el gasoducto MidCat, que conectaría el Estado español con Francia atravesando Catalunya. ¿Realmente es una alternativa, teniendo en cuenta que tardaría unos años en terminarse?
Siendo muy optimistas, poniendo muchos recursos y seguramente saltándose alguna reglamentación por el camino, estimo que el tiempo mínimo para acabar la instalación es de un año y medio. Pero para hacerlo correctamente sería más tiempo. Toda esta idea de la conexión del MidCat se basa en el hecho de que España tiene la mitad de capacidad de regasificación de Europa. En el contexto de la UE, las reservas de gas están de media por debajo del 30% y en España están por encima del 50% y sería hacer la infraestructura para bombear este gas hacia Europa. El problema es de donde saldría este gas y al final lo que pasaría es que España estaría peor que ahora y Europa solo ligeramente mejor. Desde este punto de vista es una estupidez. En el encuentro de la semana pasada entre Pedro Sánchez y [Ursula] Von der Leyen se habló de ello y esta dijo que también serviría para exportar hidrógeno hacia Europa. Esto me parece muy preocupante.
¿Por qué?
Porque con el hidrógeno el problema que hay son las pérdidas en el reprocesamiento y después si lo quieres aprovechar en motores también hay más pérdidas y esto hace que Europa no se pueda autoabastecer. De hecho, la propia estrategia de Europa de hidrógeno lo reconoce. Pienso que el plan que hay en Europa es "vamos a chupar tanta energía como podamos de los territorios satélites" y nosotros podríamos convertirnos en una colonia energética de Alemania para mantenerla industrializada, ni que sea a cambio de sacrificar territorios, como el nuestro. Es un movimiento que me parece peligroso porque va en la dirección de perpetuar este modelo extractivista y fosilista y que con la idea de que es verde y renovable nos conduciría a un empobrecimiento, como intentan hacer con otros territorios.
Pero también pienso que es un modelo que fracasará porque tiene muchos puntos débiles, en particular porque el modelo de renovables que plantea depende mucho de materiales y combustibles fósiles y, simplemente, no se podrá ejecutar.
El precio del gas se ha multiplicado por 10 los últimos dos años y desde el inicio de la guerra en Ucrania se ha disparado todavía más, pero el suministro ruso no se ha parado. ¿Por qué se encarece?
Hay un componente que es especulativo que se debe tener en cuenta. Pero mucho antes que empezara la guerra el precio ya estaba caro. Hay un problema que es sencillo y real, que es la producción de Rusia ya lleva 20 años con pocas variaciones. Hicieron un pequeño incremento gracias a la puesta en explotación de nuevos campos en la Siberia oriental, pero es que ya se les ha acabado el país. Y parece que ya no subirá más y empezará a descender. Rusia
es de los pocos países que ha reconocido el pico del petróleo y el pico del gas y esto es interesante, porque quiere decir que se da cuenta que sus recursos son finitos, que se está llegando a los máximos y que se irá a un menor nivel productivo. Por lo tanto, el encarecimiento tiene bastante que ver con la incapacidad que tiene Rusia de suministrar más gas.
"El encarecimiento energético tiene bastante a ver con la incapacidad que tiene Rusia de suministrar más gas"
Rusia está cumpliendo los contratos que tenía, pero hay un tema y es que en Europa buena parte del suministro era al mercado spot, no era un contrato a largo plazo, es decir, vas al mercado diario y compras lo que haya [y al precio del momento]. Este tipo de compra, que es absurda, explica una parte importante de la vulnerabilidad europea, porque te arriesgas a que haya fluctuaciones de precio. China ya hace tiempo que firmó un contrato de suministro para 20 años con Rusia a un precio fijo, pero Europa no lo ha hecho.
El problema es que dentro de la mentalidad de los economistas clásicos, que son los que están dirigiendo Europa y España, no puede haber problemas de suministro de recursos y entonces, ¿por qué tenemos que ir a contratos tan complicados cuando el gas es abundante? Pues cuando el gas deja de ser tan abundante tenemos un problema. Una parte importante de la subida de precios tiene que ver con esto. Y la otra parte también está ligada a la especulación.
Para decirlo en términos pandémicos, ¿las consecuencias energéticas del conflicto bélico nos están anticipando algunos años los que será la nueva normalidad en este ámbito?
Lo que ha pasado en Ucrania nos ha catapultado unos cuántos meses al futuro. Ya estábamos en una tendencia muy mala, ha acelerado un proceso que ya estaba en marcha. Estamos en una fase de declive pronunciado en la producción de petróleo, hay un problema impresionante con el diésel, hay el problema de los alimentos... Con la guerra introducimos nuevos factores
de complicación que no tendrían que estar necesariamente en la mesa y empieza a haber nuevas derivadas.
Rusia es una gran potencia industrial y un gran exportador de materias primas que se usan en un montón de procesos, no solo las energéticas. Te encuentras impactos en la alta tecnología. Rusia es el primer productor y exportador de sustrato de zafiro, que se usa para montar los chips de más alta generación. Produce alrededor del 80%. Si deja de exportar, ¿cómo harás los chips? Y resulta que Ucrania es el principal productor de gasxenón, que se usa para grabar los chips de más alta generación. Y yendo a cosas más mundanas, Rusia ya había reducido en la mitad las exportaciones en la UE de acero y también hay otras materias primas en que se ha acelerado la caída.
¿Nos podemos encontrar con un riesgo real de desabastecimiento energético a corto plazo?
Sí. El principal combustible con el que nos podemos encontrar con una situación de desabastecimiento es el diésel. El máximo de producción se logró el 2015, se mantuvo hasta el 2018 y desde entonces ha caído un 15%, esto quiere decir que algunos países no han podido consumir y esto está afectando operaciones de minería, por ejemplo, y hace que tengan que cerrar minas de uranio y de carbón.
Se han encadenado noticias muy preocupantes: los inventarios de diésel del mundo están en mínimos históricos, BP y Shell hansuspendido las ventas de diésel al contado en Alemania, solo cumplen los contratos suscritos con anterioridad, y, al mismo tiempo, Arabia Saudí ha colocado una orden de compra de diésel en una escala monstruosa al mercado internacional, está acaparando porque voz que se quedará sin. En un movimiento paralelo, China ha ordenado a todas sus refinerías estatales que no exporten más gasolina porque no pueden asegurar que tenga bastante para las necesidades nacionales. Todo esto suena a sálvese quién pueda y a desabastecimiento.
Más allá de la necesidad de tomar medidas para intentar parar la guerra, ¿las sanciones de la UE contra Rusia en cierto modo se le pueden girar como un bumerán? Lo digo porque se puede pensar que actúa haciendo seguidismo de los Estados Unidos, pero sin ser autosuficiente en nivel energético.
Estados Unidos puede jugar con la dignidad de decir que prescinde de las importaciones energéticas rusas, pero es que no depende de ellas, y la UE tiene una dependencia brutal. Al final el problema que tiene la economía europea es que está muy interconectada con la rusa y cualquier medida de represalia te acaba retornando y en el caso de Europa te retorna aumentada.
"El problema que tiene la economía europea es que está muy interconectada con la rusa"
No sé hasta qué punto a los Estados Unidos le interesa que Europa se empobrezca porque seamenos competente por estos recursos cada vez más escasos, no sé si llegan a ser tan inteligentes. Lo que pasa es que a los Estados Unidos también le puede salir el tiro por la culata, porque puso esta prohibición de importación de productos energéticos sabiendo que depende poco de ellos, pero Rusia ha anunciado que limitará las exportaciones de otras materias primas. Y resulta que los Estados Unidos sí que depende del hierro, del níquel o del uranio enriquecido ruso. Esto no estaba previsto, pero en Rusia tampoco son idiotas. Un poco de la destrucción económica mutua, y al final todos acabaremos mal.
Ahora parece que sí que hay una voluntad de cambiar el sistema de fijación del precio de la electricidad para que no dependa del precio del gas. Esto es consecuencia del choque actual,
pero es una medida que podría haber tomado mucho antes.
Sí y te diré más, las medidas que se proponen son un parche malo, porque no se toca el sistema marginalista. Lo que se plantea es establecer un sistema de compensaciones económicas, de forma que si se pasa de cierto precio se coja una parte de los beneficios de las eléctricas y se hagan transferencias internas a productoras para compensarlo. Según la teoría económica que aplican, en principio con el sistema marginalista se favorece que aparezcan nuevas tecnologías y nuevas energías que se aprovechen de este diferencial de precios y que si son más económicas puedan obtener beneficios.
Lo que pasa es que en el mundo físico real no hay nuevas tecnologías ni nuevas energías, con lo que se demuestra que es un sistema que ha fracasado, porque la realidad física del mundo no coincide con la teoría económica de estos señores. No quieren aceptar que hay unos límites físicos en el mundo y no quieren abandonarel sistema marginalista, porque en el fondo es el primer paso para aceptar que toda su teoría económica es una teoría fracasada en un mundo finito.
Ya llevamos meses con una inflación desbocada, que va a más y afecta a casi todos los ámbitos, pero usted alerta desde hace tiempo que estamos a las puertas de una crisis alimentaria global muy grave. ¿El gas también tiene un papel clave?
Lo que ha hecho este extractivismo y turbocapitalismo es fomentar
una hiperindustrialización [de la alimentación] y lo que pasará ahora es que habrá que volver un poco atrás y la gente tendrá que destinar una porción más grande de su renta disponible a comprar los alimentos y quedará menos dinero para los gastos discrecionales. A la alimentación le veo un potencial disruptivo enorme, porque si al problema de encarecimiento se le une una situación de desabastecimiento esto tiene un potencial terrible para generar revoluciones y guerras y aquí se produce un efecto mariposa. Imagina las consecuencias para
España de una revuelta por los alimentos en Argelia, o para todo el mundo en Egipto, por donde pasa el canal de Suez, o en Arabia Saudí. Recordamos que en las primaveras árabes de 2011 había un componente muy fuerte de los alimentos. La FAO lleva alertando como mínimo desde el pasado octubre que íbamos a una crisis alimentaria por el encarecimiento de los alimentos, tanto por la repercusión de los costes de los combustibles en la maquinaria y en el
transporte, como por el encarecimiento de los fertilizantes.
"La FAO lleva alertando mucho tiempo que íbamos a una crisis alimentaria por el encarecimiento de los alimentos"
La FAO siempre había dicho que en abril de este año se podría producir una grave crisis alimentaria y de golpe Rusia invade al gran granero de Europa, un país de 40 millones de habitantes con capacidad para alimentar a 600. El encarecimiento del gas natural ha provocado una disminución drástica de la producción de fertilizantes nitrogenados. Durante algunas semanas cerraron muchas plantas [de producción de fertilizantes] a Europa y en España lo hicieron las de Fertiberia. Después han reabierto, pero no con la misma producción y a unos precios más elevados. Pero es que, además, las potasas [otro fertilizante clave] tienen como principales productores mundiales a Rusia y a Bielorrusia y los fosfatos, que tienen al Sáhara Occidental como principal productor, hace años que están en una situación delicada y ya están llegando al máximo de producción. Tenemos la tormenta perfecta.
¿Qué supone todo ello?
Representa un desafío enorme. Pasar de un modelo de agricultura
industrializada, hipermercantilizada y con una gran inyección de energía proveniente de los combustibles fósiles a una de regenerativa y ecológica es una tarea ineludible, pero no se hace de hoy para mañana, requiere un tiempo. Ahora que todavía tenemos abundancia de combustibles fósiles creo que tendríamos que invertir muchos recursos hacia esta transformación y prepararnos para lo que viene a continuación, pero no se está haciendo.
Larevolución verde de la agricultura de los años 60-70 fue una cosa tecnológicamente interesante, pero tenía unas consecuencias que se tenían que haber elaborado, pero no se hizo, se puso la directa, se agravó la situación y hemos ido a una gran velocidad hacia el desastre. Tenemos que hacer una transición hacia un modelo que no necesite esta inyección de combustibles fósiles. Necesitamos décadas para hacer la adaptación y el planeta tendrá una capacidad finita de carga de humanos. En un momento dado la población se tiene que estabilizar y no sé si será en el volumen actual o inferior. Lo mejor sería ponernos ya manos a la obra y hacer la transición de manera suave y que la población tienda a estabilizarse por sí misma.
Esto implicaría colapsar de manera planificada, como plantean pensadores como Jorge Riechmann, pero no parece que vayamos hacia este escenario, sino más bien a un sálvese quien pueda.
Jorge Riechmann siempre habla de colapsar mejor, es decir, buscar una manera más adecuada de hacerlo. No podemos evitar el colapso, entendido como una simplificación de las estructuras sociales que no tiene porque ser la total destrucción de la civilización ni de la especie humana, pero sí una simplificación para llegar a unos niveles que sean sostenibles en el sentido propio de la palabra. ¿Pero cuál es la actitud ante esto?
Profundizar lascontradicciones que tenemos, en vez de ir a la raíz de los problemas. Al final, el colapso siempre es un daño autoinflingido, básicamente porque la sociedad está emperrada en cierta idea equivocada que es que la que nos está llevando al desastre. La idea equivocada de nuestra civilización, que diría que casi es de carácter religioso, es el crecentismo, es lo que nos lleva a la perdición. Es evidente que sigamos el rumbo del colapso, porque hemos puesto por delante una idea equivocada a la realidad física del planeta.
Por lo tanto, ¿el decrecimiento es una certeza?
Es inevitable, lo que podemos escoger es qué tipo de decrecimiento queremos, si uno de caótico o uno de ordenado. El caótico implica sufrimiento, muerte, hambre, guerra, enfermedades y, seguramente, ecofascismo, feudalismo, sistemas autoritarios... El ordenado, una de las cosas importantes que debería tener es la democracia y después que fuera equitativo e igualitario al máximo posible. Pero ya entiendo que partimos de donde partimos y con la hegemonía cultural que tiene el capitalismo es una utopía, pero es la utopía a la que tenemos que aspirar.
Algunos de los escenarios previstos por la Agencia Internacional de la Energía comportan una caída del 50% de la producción de petróleo del 2018 para el año 2025. Esto nos llevaría a una crisis brutal.
Para la Agencia Mundial de la Energía estamos en un momento de picos de demanda, pero si miras las gráficas ponen diferentes escenarios de demanda y de oferta. En el escenario más drástico, si no hubiera más inversión en producción, habría un desfase entre la demanda del escenario de referencia y la oferta que sería del 50%. No creo que esto pase, los gobiernos reaccionarán y, de hecho, ya lo están haciendo. Un 50% sería un colapso. En la II Guerra Mundial la producción cayó un 20% y, por lo tanto, no tenemos ni idea de lo que significaría. Seguramente el escenario más realista es el que implica hacer inversiones solo para mantener los actuales pozos, y supondría una caída en la oferta del 20%.
"El comercio mundial tal como está concebido recibirá un golpe muy fuerte, lo que pondrá en peligro a muchas empresas"
Creo que nos estamos preparando para esto, que es básicamente una situación de guerra. Y lo que está pasando con el mercado del diésel ya apunta que vayamos hacia esta dirección y esto implica restricciones ypérdidas de confort para las sociedades occidentales y problemas reales de miseria y de hambre en el sur global. Por desgracia este es el escenario de referencia solo hasta el 2025 y después ya se verá. Lo que es evidente es que todo el comercio mundial tal como está concebido recibirá un golpe muy fuerte y sufrirá una disminución muy importante, lo que pondrá en peligro a muchas empresas.
La gran esperanza que vende la UE es la transición energética, a la que se abocan grandes volúmenes de recursos. Más allá de que algunos investigadores, como usted, alertan que esta transición tiene problemas porque depende de los combustibles fósiles y de minerales que son finitos, ¿ve cierta burbuja?
Sí, y no es solo el Estado español, es toda Europa y en menor mesura los Estados Unidos. Pero pienso que es una burbuja que está a punto de estallar, vamos hacia el final de los renovables baratos. Hay muchas empresas del sector que no hacen dinero y ven como esta burbuja se está agotando. Pronto se verá como este modelo de transición es inviable y entonces será un momento de gran conmoción porque lo hemos apostado todo a esto y no tenemos plan B. Es
inviable porque no hay bastantes minerales, requiere un gran consumo de combustibles fósiles, las pérdidas de eficiencia son enormes, etc... Y si esto no funciona, no hay ningún plan B.
¿Y hay alguna alternativa?
Esta es la clave, se está planteando un problema insoluble y se está pidiendo a los tecnólogos y a los científicos que busquen una fuente mágica de energía que pueda sustituir perfectamente a los combustibles fósiles para continuar haciéndolo todo igual. Todo el esfuerzo tecnológico está puesto aquí, pero ¿y si no existe? De momento no se ha encontrado y parece que probablemente no existe, pero no hay plan B. A nivel científico y tecnológico tenemos conocimientos para mantener un nivel de vida muy parecido al actual para todos los habitantes del planeta consumiendo la décima parte de la energía y los materiales que se consumen en Catalunya y España hoy en día. Esto se puede hacer, pero hay que cambiar el sistema económico. ¿Esto se puede plantear? "No, esto es implanteable", nos dicen. Ya va siendo hora de girar la tortilla y cambiar el debate, es decir, no me pidas un imposible físico, veamos un posible que es difícil, evidentemente, que requiere décadas.
¿Por lo tanto, si queremos una vida mínimamente digna en un futuro tenemos que cambiar de sistema económico?
Efectivamente, no queda más remedio. Pero es que técnicamente sabemos cómo hacerlo para consumir mucha menos energía y mucho menos material sin que esto comprometa realmente la calidad de vida de la gente, que tenga buena salud, esté bien alimentada, tenga sanidad, infraestructuras, educación, una ocupación digna... Pero no se puede mantener un sistema orientado a un consumo creciente y a un crecimiento continuo del input económico, esto no
se puede hacer, porque toparemos con límites. Pero te encuentras con la negación de los estamentos políticos y de los grandes agentes económicos que no quieren ni sentir a hablar de esto, pero es de esto de lo que se tiene que hablar.
Hay muchos modelos de consumo diferentes del actual que requieren una inversión mínima. Técnicamente sabemos cómo construir un ordenador que sea prácticamente eterno. Tenemos que ir a un modelo no crecentista. También hay mucho trabajo a hacer a nivel del aprovechamiento de la energía renovable, podemos ir hacia modelos locales, no eléctricos, que no requieran tanto consumo de materiales escasos, minimizan el impacto ambiental, tienen mejor rendimiento... El problema es que siguen los ritmos del planeta, no son
escalables al infinito, no permite crecer, pero permite estabilizarse. Se tendría que hablar de esto, sabemos cómo hacerlo para ser sostenibles y establos al planeta. Si el objetivo es seguir creciendo, seguramente es físicamente imposible.
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