BARCELONA
La secretaria general adjunta de Esquerra exige una respuesta firme al Ejecutivo del PSOE y Podemos para depurar responsabilidades en el escándalo del espionaje político y critica a los socios del Govern de JxCat por poner palos en la rueda de la mesa de dialogo.
Marta Vilalta i Torres (Torregrossa, 1984) es sin duda uno de los valores de futuro d’Esquerra Republicana de Catalunya. Esta joven periodista forma parte ya del núcleo duro de la dirección de ERC como secretaria general adjunta y portavoz del partido. La diputada en el Parlament es miembro de la delegación catalana de la mesa de negociación con el Gobierno español sobre el conflicto político y negoció también la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Ejecutivo estatal. Vilalta se muestra en esta entrevista muy dura con el Gobierno del PSOE y Podemos a raíz del caso de espionaje que ha afectado diversos independentistas, entre ellos dirigentes de Esquerra tan relevantes como el president del Parlament, Roger Torrent, o el exconseller Ernest Maragall, ahora jefe de la oposición en el Ayuntamiento de Barcelona. Responsabiliza al Ejecutivo del espionaje por activa o por pasiva y exige depuración de responsabilidades a todos los niveles. Vilalta insta a Sánchez e Iglesias a aprovechar la oportunidad para limpiar las cloacas del Estado.
Tiene el móvil en las manos. ¿Esta entrevista puede que esté siendo escuchada por espías?
[Ríe] No se puede descartar, porque siempre hemos sido conscientes de que los móviles, aparte de servir para comunicarnos, también servían para espiarnos. Y siempre hemos tenido claro que teníamos que tener la máxima precaución.
Seriamente, ¿qué supone que se haya revelado esta operación de espionaje contra el president del Parlament, Roger Torrent, el exconseller Ernest Maragall y otros independentistas?
La constatación de que había en marcha una guerra sucia por parte del Estado en la que, entre otras muchas cosas, se utilizaban los móviles de los dirigentes independentistas para espiarlos. Estamos ante un escándalo político y democrático de gran magnitud y de dimensiones internacionales. La gran pregunta que nos hacemos es cómo piensa responder ante ello el Gobierno español del PSOE y Podemos, que se autodenomina el más progresista de la historia.
¿Y qué esperan del Gobierno español respecto a esta pregunta?
No confiamos mucho en obtener una respuesta como la que merecería este asunto. Pero ahora tendrían la oportunidad de demostrar si son un Gobierno progresista o no. Y, sobre todo, de acabar con la guerra sucia y las cloacas del Estado.
¿Por qué dan tanto por hecho que el espionaje proviene del Estado?
Porque nada indica lo contrario. Pegasus es una tecnología que solo pueden adquirir los gobiernos estatales y encaja perfectamente en los antecedentes de cómo actúa el Estado español desde las cloacas y lo que llamamos deep state. Solo hay que recordar aquella conversación entre el exdirector de la Oficina Antifraude, De Alfonso, y el ministro Fernández Díaz, entre otros muchos ejemplos.
¿En qué se concretan, pues, las exigencias al Gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias?
En que investiguen el caso a fondo, que den todas las explicaciones que sean necesarias y que depuren todas las responsabilidades. Porque el Gobierno actual es cómplice del espionaje político de las cloacas del Estado con conocimiento y por acción; o por ineptitud si no tenía ni idea y no es capaz de controlar a determinados elementos del Estado. Sea cual sea de las dos opciones, son responsables y es gravísimo.
¿Cuál cree que era el objetivo final del espionaje?
Este espionaje forma parte de una causa general contra el independentismo. Es una pieza más. En todos los casos la voluntad siempre es la de perseguir al independentismo y, en este caso, el hecho de obtener la máxima información de un adversario político, sea el presidente del Parlament, Roger Torrent, Ernest Maragall, Sergi Miquel, Anna Gabriel o los que se vayan sabiendo. Esto lo que constata es que el Estado solo sabe responder al independentismo utilizando las cloacas, la guerra sucia y la represión, incluidos los instrumentos ilegales. Nunca con una respuesta política basada en la transparencia y la negociación, que es la que echamos de menos y reivindicamos.
¿Cómo cree que este asunto puede afectar al Estado español?
Es un torpedo a la línea de flotación de la credibilidad democrática del Estado español. Que impacta sobre muchos otros indicios de un Estado en descomposición democrática, como demuestra el caso de una monarquía totalmente corrupta, el hecho de tener presos políticos con la exigencia de liberación por parte de organizaciones internacionales... Pero viene de lejos; no podemos olvidar el terrorismo de Estado con los GAL, por ejemplo. El Estado español, en términos democráticos, hace aguas por todas partes.
Este asunto del espionaje se ha producido durante gobiernos del PP, pero también del PSOE, y ustedes apoyaron a Pedro Sánchez en la investidura y han llegado a acuerdos. ¿Este asunto puede afectar a las relaciones?
La guerra sucia y las cloacas como única respuesta es una forma de actuar sistémica. Por eso la respuesta solo puede ser superar el régimen del 78, que tiene la base podrida como demuestran todos estos ejemplos de comportamiento antidemocrático. Por eso la respuesta que queremos dar como catalanes y como independentistas es superar el régimen del 78, y esto en Catalunya significa conseguir la República y la independencia. Ya le digo que del Gobierno actual no esperamos gran cosa, pero que tienen una oportunidad con una reacción diferente a la habitual ante este escándalo. Somos escépticos, pero no dejaremos de exigir al Gobierno del PSOE y Podemos que sean valientes y limpien las cloacas. Esto lo deberían exigir todos, no sólo los independentistas, por higiene democrática.
¿Cómo valora la situación de la monarquía española con el cúmulo de escándalos que arrastra?
La monarquía española también está en descomposición. Y tiene un descrédito enorme, no solo en Catalunya, también cada vez en más lugares del Estado. En Catalunya, además, a la desconexión se suma la ruptura por el discurso del rey del 3-O de 2017. En Catalunya uno de los grandes consensos de país es el de querer superar un sistema monárquico desigual, anacrónico y que atenta contra los valores republicanos que defendemos desde Esquerra, de libertad, igualdad y solidaridad.
¿La crisis monárquica puede provocar la caída del régimen del 78?
Deberíamos poder aprovecharlo para sumar fuerzas y tumbar este sistema de Estado y este régimen. Esto puede ayudar a modernizar el Estado, pero nosotros lo que queremos es hacer nuestro camino como país con la República catalana. Probablemente la monarquía es la clave de bóveda que aguanta todo el régimen del 78, por eso le tapan las vergüenzas, porque si cae la monarquía se les hundirá todo. Más que nunca tenemos que cerrar filas todos aquellos que somos republicanos y republicanas.
¿La mesa de diálogo, en qué punto se encuentra, suspendida ‘sine die’?
La mesa de diálogo ahora mismo está sin fecha. No me atrevería a decir que está suspendida, porque existe el compromiso de todas las partes de que se pueda celebrar una próxima reunión.
¿Y por qué no se celebra?
Porque lo que falta por concretar es el contenido de la próxima reunión. Para ERC ésta es la parte más importante de la mesa, lo que hablemos y avanzar en contenidos. Es importante concretar qué vamos a debatir y que la parte catalana vayamos lo máximo de preparados posible.
¿No están preparados?
No creo que todo el mundo en la parte catalana esté haciendo todos los esfuerzos necesarios para prepararnos para asistir con la máxima fortaleza a la próxima reunión.
¿El bloqueo está provocado por la emergencia del coronavirus, por la parte española o por la parte catalana?
Sería un error utilizar la situación con el coronavirus como excusa para no reunir a la mesa de diálogo. Somos muy conscientes de que la prioridad en Catalunya y en el resto del mundo es hacer frente a la emergencia sanitaria, económica y social. Pero eso no puede servir de excusa para no reunir a la mesa. Esquerra dedicará todos los esfuerzos para desatascar la situación.
¿Si no es el coronavirus, es que la parte catalana no va a una?
Tenemos que hablar mucho más entre las dos formaciones que formamos parte del Gobierno, JxCat y ERC, y con el resto de formaciones independentistas para continuar construyendo una estrategia conjunta que no solo debe ser para la mesa de negociación, sino para marcar los objetivos a conseguir en los próximos meses y años de cara a culminar el objetivo compartido, que es la República catalana y la independencia. Ahora mismo este trabajo no se está haciendo.
Esquerra se ha quedado un poco sola en esta reivindicación, ¿no?
Nos sentimos un poco solos defendiendo el diálogo y la negociación. Es cierto que no todo lo podemos fiar a esta mesa ni al ámbito de la negociación y el diálogo. Pero no queremos renunciar por nada del mundo a trabajar por la vía negociada y de resolución democrática del conflicto. Y, por lo tanto, no entendemos cómo hay quien, en lugar de trabajar para maximizar nuestra fuerza en esta mesa de negociación, lo hace para intentar desvirtuar una herramienta que puede ser una oportunidad. Dependerá de nosotros aprovecharla o no.
¿Qué quiere decir que no todo se puede fiar a la negociación?
Que no basta con la mesa. Nosotros apostamos por el diálogo y la negociación, pero no únicamente. A la vez creemos que hay que encontrar la manera de seguir demostrando nuestra fuerza en las movilizaciones, también en el fortalecimiento institucional y de representación democrática, en el ámbito internacional. Hay que trabajar en todos los niveles, también en la vía negociada y de diálogo. Esquerra Republicana no piensa renunciar a ningún espacio de poder o de influencia que pueda utilizar el independentismo, sea donde sea.
Usted es de Torregrossa, el Pla d’Urgell. ¿Está preocupada por la situación del coronavirus en su tierra?
Estoy preocupada por el conjunto del país. Pero evidentemente la situación en la Plana de Lleida me toca de cerca. Sobre todo por los datos de Lleida y el Baix Segrià, aunque en Torregrossa también hemos tenido bastantes casos de contagio últimamente. Se demuestra que ante esta enfermedad no podemos dar por superada la emergencia y hay que extremar las medidas de precaución como ciudadanos responsables y continuar trabajando desde las Administraciones, como creemos que hace el Govern de la Generalitat en coordinación con los ayuntamientos.
¿Cómo valora los buenos resultados electorales de sus socios en el Congreso, el BNG y EH Bildu?
Demuestran la apuesta porque las alternativas en momentos de complejidad pasen por opciones de izquierdas e independentistas o soberanistas. Nuestras organizaciones hermanas, con quienes compartimos coalición en Europa y acuerdos estratégicos o de coordinación, han crecido muchísimo. Es una muestra de que los proyectos que crecen más en apoyo ciudadano son aquellos que pasan por la transformación social desde la izquierda y para dar alternativas diferentes a las habituales. Y que incorporan el proyecto independentista y soberanista. Y con perspectivas feministas, ecologistas... Esquerra quiere la misma receta para Catalunya.
¿Estos resultados ayudarán a impulsar la negociación con el Gobierno español?
Nuestra idea es que debemos seguir fortaleciendo todos los niveles para ganar definitivamente la República catalana y todo lo que representa. Si las fuerzas con las que compartimos proyecto en el Estado se fortalecen, nosotros somos también más fuertes. Y esto puede facilitar que el Gobierno español se vea obligado a moverse. El balón sigue en el tejado de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Ahora tienen que decir qué piensan hacer ante estos resultados. Impulsar el espacio político que hizo posible la investidura con soluciones de izquierdas y progresistas basadas en fortalecer derechos para todos, o cerrarse y girar nuevamente hacia la derecha con Ciudadanos.
¿Se esperaban estos acuerdos con Ciudadanos estando Podemos en el Gobierno?
No entendemos nada de lo que está haciendo Podemos dentro del Gobierno. No tenemos clara cuál es su función. No defiende con coherencia lo que defendía en la oposición. El Gobierno estatal más progresista de la historia pronto se convertirá en el más decepcionante, si no lo es ya. Y eso nos pesa decirlo. Porque supuestamente es el mejor Gobierno para confiar en soluciones sociales justas y soluciones democráticas al conflicto de Catalunya con el Estado.
Como fuerza del Govern, ¿cómo piensa ERC compatibilizar la prioridad de dar respuesta a la emergencia sanitaria y social con el proyecto independentista?
Para nosotros no son dos cosas diferentes. Nosotros no queremos la República catalana para cambiar simplemente una forma de Estado o una bandera por otra. Queremos la República como herramienta y como instrumento para poder responder mejor a las necesidades de la gente. Incluso a las más inmediatas del momento. Esto significa más recursos, más inversión social, más ayudas y construir un Estado del bienestar social mucho más fuerte. Reforzando todos sus pilares para dar respuesta a la emergencia sanitaria, social, económica e incluso emocional que sufrimos por el coronavirus, pero que no podemos olvidar que ya sufríamos también antes en muchas cuestiones como herencia de la anterior crisis. Lo que nosotros decimos es que el camino y la base para la reconstrucción deben ser también los de la República catalana.
¿Han recibido alguna propuesta del president de la Generalitat, Quim Torra, para consensuar la fecha de las próximas elecciones?
No, pero seguimos reclamando que hay que consensuar la fecha. Porque, con la misma lógica de intentar ser lo más fuertes como movimiento independentista para afrontar cada obstáculo que nos encontramos en el camino, hay que evitar las divisiones. Y por eso lo mejor sería sentarnos a hablar tranquilamente para explorar los diversos escenarios en que nos encontramos y ver cuál es la mejor manera conjunta para responder. Bien sea una posible inhabilitación del presidente Torra, que esperamos que no se produzca, o bien cómo afrontamos la reconstrucción del país en clave de República, entre otras muchas cosas. Si solo se utilizan estos obstáculos e injerencias judiciales para hacer la zancadilla al otro partido independentista, quien sale perdiendo es el conjunto del movimiento. El objetivo del independentismo debería ser planificar los objetivos de los próximos meses para maximizar las fuerzas de cara a las próximas elecciones y superar los porcentajes que tenemos actualmente, es decir superar el 50% que nos situaría en un escenario mucho mejor para hacer posible la autodeterminación y alcanzar la independencia.
Los presos políticos han obtenido el tercer grado. ¿Cómo lo valora?
Tenemos un doble sentimiento, como la mayoría de la ciudadanía. Un tercer grado no es semilibertad, es cumplimiento de la pena. Y esto supone que se alarga la injusticia de tener presos y presas políticos. Pero también tenemos una sensación satisfactoria de que puedan estar más en contacto con sus familias, amigos y compañeros. Y de que dejen de tener la voz silenciada y de sufrir este doble confinamiento que han sufrido en los últimos meses. Nosotros, con tercer grado o sin él, lo que continuamos exigiendo es la amnistía, que es la única manera de superar esta injusta situación que genera la represión desatada por una causa general contra el independentismo.
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