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Actualizado:El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado este jueves que Impuesto sobre el Valor Añadido, el IVA, del gas bajara a partir del 1 de octubre y pasará del 21% al 5%. El dirigente socialista ha asegurado que esta nueva reforma irá "en beneficio de la clase media trabajadora" en mitad de un contexto de incertidumbre económica por la guerra en el norte de Europa.
Se trata, no obstante, de una medida polémica incluso dentro del propio Gobierno y que además forma parte del ideario económico del PP. De hecho, Núñez Feijóo se ha aventurado a celebrar la decisión de Sánchez y apuntarse el tanto: "Aunque sea a rastras y aunque sea después de insultarnos, le agradecemos que nos haya hecho caso en algo".
Este reajuste fiscal no es nuevo en la legislatura y tiene precedentes en el sector energético que, con la perspectiva del tiempo, han demostrado ser insuficientes para contener la escalada de precios. El caso más similar es la revisión del IVA en la factura de la luz, impulsado por el Ejecutivo de Sánchez en junio de 2021, cuando aún no se vislumbraba la guerra en Europa pero la crisis de precios hacía tambalear los planes de recuperación de la pandemia. Entonces, este impuesto pasó del 21% al 10%.
La semana previa a la aprobación del Real Decreto que rebajaba el IVA de la luz, el precio oscilaba entre los 88 euros el megavatio/hora (MW/h). El año 2021 terminaba, con la reforma todavía en vigor, con un precio de 140,82 euros MW/h. Desde la aprobación de esta medida, los precios del mercado mayorista no dejaron de subir.
A pesar de no conseguir contener la tendencia al alza del mercado, el Gobierno aprobó en junio de 2022 una nueva rebaja del IVA de la luz al 5%. Una decisión que llegaba tras las peticiones del PP en el senado y con la falta de acuerdo en el Ejecutivo. De hecho, la vicepresidenta para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, reconoció públicamente que bajar la carga impositiva no servía de nada y que la coyuntura de crisis urgía a otras reformas "de gran calado" y estructurales. "Dedicarnos a cuestionar la fiscalidad es ver la realidad de una forma distorsionada".
Los efectos de esta nueva rebaja son difusos, pues su aprobación coincidió con la entrada en vigor de la excepción ibérica por la que España y Portugal conseguían, tras la aprobación de Bruselas, topar el precio del gas en la generación eléctrica y estabilizar unos precios que siguen desbocados en el resto del continente.
La falta de consistencia a la hora de combatir la subida de precios se acompaña, además, de los costes que ha tenido para las arcas del Estado estas políticas fiscales. Los datos del Ministerio de Hacienda revelan que el cambio impositivo en el IVA de la luz ha generado ya un coste de 5.592 millones de euros, casi el triple de lo que el Gobierno prevé ingresar al año con el impuesto sobre los beneficios extraordinarios de las eléctricas.
Reforma en los carburantes
La otra reforma fiscal en materia energética atañe al sector del transporte. Con los surtidores de las gasolineras descontrolados, el Gobierno aprobó a finales de marzo un plan de choque con el que se bonificaba fiscalmente la gasolina y el diésel, de modo que el precio de mercado quedaba rebajado en los bolsillos de los consumidores en 20 céntimos por litro (15 céntimos a cargo del Estado y 5 céntimos a cargo de las petroleras).
Pese a ello, desde que el Ejecutivo aprobó la bonificación fiscal a los hidrocarburos los costes de repostaje no han conseguido estabilizarse. De hecho, en Semana Santa, tras la aprobación de la medida, el mercado registró niveles al alza de récord desde 2012.
Buena parte de las gasolineras subieron sus precios en las semanas posteriores a la reforma y difuminaron la bonificación aprobada por Hacienda. Tras el primer mes de aplicación de esta disposición fiscal, más del 60% de las estaciones de combustible de España habían subido sus precios entre diez y veinte céntimos, diluyendo la reforma del Gobierno, según los datos del Ministerio para la Transición Ecológica.
Actualmente la tendencia de subida de precios parece cambiar tras meses de incertidumbre. Tanto es así que el último informe del Boletín del Petróleo de la Comisión Europea refleja un abaratamiento del 16% del diésel y de la gasolina desde finales de junio, cuando el mercado sobrepasaba, en ambos combustibles, los dos euros por litro. En todo este tiempo, la bonificación fiscal no ha conseguido devolver al sector a la normalidad previa a la guerra, en tanto que los precios se ubican en el 1,7 euros por litro de diésel y 1,8 euros por litro de gasolina. Antes del estallido del conflicto en Europa, el mercado se fijaba en 1,3 euros el litro de diésel y 1,4 euros el litro de gasolina.
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