La posibilidad de que el Gran Premio de España de Fórmula 1 se traslade de Montmeló a Madrid a partir de 2026 ha vuelto a situar al Circuit de Barcelona-Catalunya en el primer plano mediático. El equipamiento deportivo tiene garantizado acoger la competición en 2024 y 2025, pero según avanzó hace unos días El Mundo la situación cambiaría a partir del curso siguiente, cuando aterrizaría en la capital estatal, que realizaría una inversión millonaria -se habla de 100 millones- para acondicionar un trazado semiurbano alrededor de Ifema, su recinto ferial.

La noticia ha disparado algunas alarmas en Catalunya, sobre todo en el sector turístico, que es el más beneficiado por las decenas de miles de visitantes internacionales que asisten al Gran Premio. Pero también permite poner el foco en las finanzas de una instalación que acumula pérdidas millonarias y que se sostiene básicamente gracias a las aportaciones públicas, fundamentalmente de la Generalitat.

De hecho, el Circuit de Catalunya encadena números rojos desde 2009 y solo en la última década -entre 2013 y 2022- superan los 60 millones. Paralelamente, el volumen de dinero público que se destina a él ha ido aumentando, hasta rebasar los 140 millones desde 2013. A la cifra se tendrían que añadir las diferentes ampliaciones de capital que se han hecho en los últimos años, sostenidas también por el Govern.

La instalación está gestionada por Circuits de Catalunya SL, una sociedad público-privada controlada fundamentalmente por la Generalitat. En concreto, el Govern posee el 78,3% -ya sea directamente o a través de la empresa pública Avanza-, mientras que un 14,4% está en manos del RACC y el 7,2% restante del Ayuntamiento de Montmeló, el municipio de la comarca del Vallès Oriental (Barcelona) donde se ubica.

El peso societario de la Administración autonómica ha ido a más a raíz, precisamente, de sucesivas ampliaciones de capital para compensar pérdidas. El conseller de Empresa i Ocupació, Roger Torrent, es el actual presidente del Circuit.

Según recoge su último plan estratégico, la actividad del Circuit tiene un impacto económico anual de 326 millones, un volumen que contribuye a generar "un total de 2.670 puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo anual". La ocupación de la instalación llega al 83%, pero el grueso de los ingresos -alrededor de tres cuartas partes- dependen de los grandes premios de MotoGP y, sobre todo, de la Fórmula 1.

A la vez, esta última competición también es la más cara de mantener, puesto que el canon que se tiene que pagar a Formula One -la empresa organizadora del campeonato- para acoger el certamen supera los 20 millones anuales, una cifra que difícilmente se cubre únicamente con la venta de entradas. De hecho, las cuentas anuales del año pasado muestran que por esta vía en 2022 la Fórmula 1 aportó 14,28 millones a las arcas del Circuit.

Más de 100 millones del Govern

Justo antes del estallido de la anterior crisis financiera global, el Circuit vivió su mejor momento y logró la rentabilidad económica. Era la época en la que Fernando Alonso luchaba por el campeonato del mundo de Fórmula 1 y Montmeló recibía a auténticas mareas azules asturianas en cada gran premio, logrando récords de asistencia.

A partir del 2009, sin embargo, las cosas cambiaron y desde entonces los resultados anuales siempre han estado teñidos de rojo. Según las cuentas que ha revisado Público, solo en los últimos diez años -2013-2022- las pérdidas acumuladas suman 61,54 millones, con 2016 (-10,87 millones) y 2018 (-10,22) como cursos más negativos.

Paralelamente, en el mismo periodo se han incrementado las subvenciones y aportaciones públicas al Circuit, que entre la Generalitat, el Ayuntamiento de Barcelona y la Diputación se elevan a casi 142 millones en la última década. La mayor parte -107 millones- corresponde al Govern, mientras que el consistorio de la capital supera los 22 -la cifra se redujo de la alcaldía de Trias a la de Colau- y la Diputación suma más de 10. Además, en las cuentas del 2022 también consta una aportación de 2 millones del Gobierno español, a través del Consejo Superior de Deportes (CSD).

Entre 2013 y 2018, las aportaciones públicas al Circuit se movían entre los 9 y los 13 millones anuales y podían representar alrededor del 25% de sus ingresos. Los últimos cuatro años, en cambio, los fondos de las administraciones representaron entre el 28,7% y el 69,6% de los ingresos globales de la sociedad. La cifra más baja corresponde a 2022, cuando se situaron en 21,3 millones de un total de 74,3, con una aportación de la Generalitat de 17,3 millones.

El volumen máximo se logró los cursos 2020 y 2021, los de mayor impacto de la pandemia de covid-19. En 2020, el Circuit apenas ingresó 15 millones, 8,34 de los cuales -el 55,6%- provenía de las administraciones públicas, con la Generalitat (7,6 millones) al frente. En 2021 se registró un récord de 32 millones públicos -30,3 del Govern- por unos ingresos totales de 46, es decir, casi el 70%. En 2019, el Ejecutivo catalán ya puso 18,18 millones en el Circuit.

Ampliaciones asumidas por la Generalitat

La acumulación de pérdidas económicas ha provocado que en los últimos años se hayan producido varias ampliaciones de capital en Circuits de Catalunya SL para cubrirlas, pero todas han ido básicamente a cargo de la Generalitat, no de los otros dos socios. Así, en 2015 se registró una ampliación de 2,5 millones, mientras que en 2016 se situó en 7,5. En 2018 llegaría una tercera por valor de 4,5 millones y en 2019 se abocarían 8 millones más.

Si bien es cierto que los resultados han mejorado los últimos años, las generosas aportaciones públicas no han comportado un equilibrio de las cuentas y, de hecho, los cursos 2020, 2021 y 2022 las pérdidas han superado los 2 millones en cada caso. A pesar de ello, el plan estratégico aprobado el año pasado contempla inversiones de casi 30 millones en el trienio 2022-2024, con el objetivo de poner la infraestructura al día y adaptarla a las actuales exigencias ambientales.

Ahora mismo, sin embargo, no está nada claro que el lavado de cara del circuito, que está financiado nuevamente con recursos públicos, sirva para conservar el Gran Premio de Fórmula 1, ante la competencia de Madrid. En declaraciones a ACN, el presidente del Gremi d'Hostaleria del Vallès Oriental, David Vázquez, ha asegurado que si se confirmara la marcha de la competición "sería una hecatombe", porque el Circuit es una instalación con una "repercusión económica brutal" en toda la comarca, básicamente gracias a la Fórmula 1 y, en menor medida, al Gran Premio de Moto GP. Según el empresario, habrá hoteles que, directamente, "tendrán que cerrar" si Montmeló se queda sin Fórmula 1.

La realidad es que, a diferencia de lo que sucede en otros países, el sector privado -sea el turístico o el del motor- no se ha implicado en el Circuit y no ha aportado recursos para compensar las pérdidas, rol que básicamente ha tenido que jugar la Generalitat. En los últimos años, ni siquiera el RACC -socio del equipamiento- ha aportado fondos para enjugar los déficits. En cambio, el grupo empresarial sí que ha recibido alrededor de un millón de euros el año por servicios prestados a la instalación, como la asistencia médica para carreras.

Sin ningunear el impacto económico del Circuit y la ocupación que genera, el suyo es un caso paradigmático de privatización de los beneficios y socialización de unas pérdidas, asumidas siempre con dinero público.