a coruña
Si a usted le gusta el marisco gallego seguro que conoce bien las diferencias entre los percebes y los mejillones. Primero por su precio —el de los primeros llega a multiplicar por diez el de los segundos en alguna época del año—, pero también porque unos son crustáceos y otros moluscos bivalvos, y porque se crían para su explotación comercial de maneras completamente distintas.
Los percebes se extraen directamente de las rocas donde nacen y se desarrollan de forma natural en las zonas batidas por el mar bravo. Los mejillones, por contra, se cultivan en bateas, plataformas flotantes de las que cuelgan en enormes cuerdas que acaban formando piñas en las aguas tranquilas del interior de las rías.
Desde hace decenios, percebeiros y bateeiros de Galicia viven enfrentamientos recurrentes por las necesidades productivas de ambos colectivos. Los primeros acusan a los segundos de esquilmar sus bancos de percebes cuando extraen la cría del mejillón, la minúscula mexilla que se engancha a las rocas junto a los percebes y al resto de la fauna y la flora de los roquedales, para plantarla después en las bateas.
En los últimos años se han producido numerosos enfrentamientos, algunos de los cuales han llegado a ser muy violentos, como recoge este video grabado el año pasado por la Asociación Ecologista Arco Iris. Pero la pasividad de la Xunta, a la que los percebeiros acusan de que ni controla efectivamente la recolección de semilla de mejillón ni la ha regulado desde hace veinte años, ha provocado que lo que en el país del marisco se conoce como la guerra da mexilla siga en marcha sin que se aviste una solución a corto plazo.
"Sabemos que la Xunta está trabajando en una orden para regular la extracción de mexilla y que la está negociando con los bateeiros, pero a nosotros ni siquiera nos ha permitido acceder a su contenido. Sabemos por fuentes indirectas que la Consellería do Mar no ha tenido en cuenta ninguna de nuestras demandas, como que se establezcan zonas en las que no se les permita extraerla, que se controlen efectivamente las cantidades que recogen y que se les obligue a llevar dispositivos electrónicos para garantizar que no trabajan en las zonas de veda", explica Miguel Verea, de 47 años, percebeiro.
"Salimos a las rocas incluso cuando hay olas de seis metros"
Verea estudió Ciencias del Mar y trabajó muchos años en una empresa de instalación de paneles solares, pero hace cuatros se hartó y optó por reciclarse, cambiar de forma de vida y hacerse percebeiro. Está adscrito a la cofradía de Baiona, al sur de Vigo, en cuya zona, según la Consellería do Mar, se agrupa más del 20% de la producción de percebes de Galicia.
Verea dice que es un trabajo duro, pero que la orografía del sur de Galicia es mucho más suave que la del norte, más escarpada, y que eso permite a los de su cofradía trabajar en condiciones muy complicadas. "Salimos a las rocas incluso cuando hay olas de seis metros, y eso nos hace competitivos porque en las cofradías del norte, en esas condiciones, no pueden hacerlo", explica.
Hace seis meses, la cofradía de Baiona colgó en sus redes sociales un video con imágenes de un dron que captaba el antes y el después del paso de los bateeiros por los acantilados de percebes, y los destrozos causados por los picos, los sachos y las palas que emplean para arrancar la mexilla de las rocas y, con ella, toda la fauna que convive en ese ecosistema. No es el único, porque en Youtube también hay otros del propio Consello Regulador de la Denominación de Origen Protegida Mexillón de Galicia que muestran que la forma en la que se recolecta la semilla para nada atiende al cuidado del ecosistema de las rocas.
"La cosecha de semilla de mejillón se hace de una forma poco selectiva, arrancando toda la biocenosis asociada al hábitat, en muchas ocasiones en las zonas más sensibles desde el punto de vista de la gestión de otros recursos. Esa extracción se hace sin ningún tipo de control previo o posterior, ya que no existe una evaluación del estado de las poblaciones explotadas y no hay un seguimiento real de las biomasas cosechadas en cada zona", denunciaban.
Los percebeiros alegan que la legislación que ampara la recolecta de mexilla, de los años noventa, está obsoleta, porque incluso recomienda dejar las rocas limpias de cualquier otra especie para facilitar que sólo se adhiera a ellas la semilla de mejillón y mejorar así la cosecha del año siguiente.
Los percebeiros se sienten desamparados y en situación de debilidad frente a los bateeiros
"A diferencia de la mexilla, la larva del percebe necesita toda esa biocenosis para pegarse a la roca y crecer", explica Miguel. "El resultado de tal política es evidente, una transformación de las zonas rocosas desde un hábitat de gran biodiversidad en superficies desnudas sólo aptas para la producción de mexilla", concluía el texto que acompañaba al vídeo de su cofradía.
Los percebeiros y percebeiras, en su inmemnsa mayoría trabajadores autónomos, se sienten desamparados y en situación de debilidad frente a los bateeiros, muchos de los cuales se han agrupado en torno a cooperativas y sociedades mercantiles, están mejor organizados y disponen del amparo de un Consejo Regulador y del apoyo de la poderosa industria conservera, que a su vez cuenta con pleno respaldo de la Xunta.
El conflicto crece por el aumento de producción mejillonera
El fácil acceso por autovía desde la ría de Arousa, donde se concentra buena parte de la producción mejillonera de Galicia, a las zonas percebeiras del sur donde también se cría la mexilla, ha ampliado el frente de una guerra que desde finales del siglo pasado ha tenido episodios violentos en decenas de localidades de Galicia en los últimos años, desde Baiona, Cangas y A Guarda, en el sur, hasta la Cedeira, en el norte, pasando por A Illa, en Arousa; Muxía, en la Costa da Morte, e incluso la ciudad de A Coruña, en cuyos bancos de percebes, situados bajo la Torres de Hércules, se registraron enfrentamientos verbales que no llegaron a más porque fueron aplacados por la Guardia Civil. El conflicto se ha recrudecido en los últimos años con el incremento de la producción mejillonera.
Las leyes no contentan a ninguna de las dos partes
El pasado 23 de septiembre, el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia rechazó un recurso de los bateeiros contra un decreto de la Consellería do Mar del año 2019 que admitía la posibilidad que en los planes de explotación del percebe que las cofradías proponen a la Xunta se pudieran reservar zonas a la extracción de mexilla.
Los mejilloneros alegaban que eso dejará la recolecta de la semilla en manos de los percebeiros, "en prejuicio de los titulares de establecimientos de cultivo de mejillón", que son los facultados para hacerlo según la legislación de los años noventa. Los jueces argumentaron que eso no era así, dado que, a fin de cuentas, es la Xunta la facultada para aprobar o no esos planes y modificarlos como considere conveniente. Lo cierto es que ni la sentencia ni las leyes en vigor parecen contentar a ninguna de las partes.
Los percebeiros aseguran que nadie controla efectivamente la cantidad de mexilla que los bateeiros extraen, porque estos "se limitan a enviar un burofax a la Consellería do Mar con las cifras" que anotan. Según un biólogo conocedor del caso que ha preferido mantenerse en el anonimato, la ley permite recolectar 3.500 kilos de semilla por cada batea. Y en Galicia hay más de 3.000 bateas, así que eso significaría más de 10.500 toneladas al año de forma legal, con los daños anexos a esa cantidad que se producirían sobre la colecta de percebe.
Público trató de obtener la versión de varias asociaciones de bateeiros y del Consello Regulador de la DOP, pero al cierre de esta información no habían respondido. Por su parte, la Consellería de Mar alega que está en contacto con ambos sectores para “tratar de llegar a un consenso sobre la ordenación de la actividad” y lograr “una convivencia pacífica que permita el mantenimiento y la sustentabilidad de ambas”. En cuanto al control de la extracción y cumplimiento de la normativa, la Consellería alega que compete “a Guardacostas de Galicia”, que depende precisamente de la propia Consellería.
Nuevo elemento de discordia para esta temporada
La extracción de mexilla comienza en diciembre y termina en abril. Y es previsible que el conflicto vuelva a estallar si nadie lo remedia. Porque este año se le ha añadido un nuevo elemento de discordia. El Consello Regulador do Mexillón de Galicia, con el apoyo de la Xunta y la intermediación de la multinacional de la certificación Bureau Veritas, ha iniciado los trámites para obtener el sello de calidad del Marine Stewardship Council, organismo independiente que concede una etiqueta ecológica de calidad a los productos de la pesca salvaje que cumplan determinados estándares.
La magnitud de la producción de mejillón amenaza el ecosistema de varias rías gallegas
Los percebeiros se oponen porque, alegan, la producción mejillonera en Galicia no es una actividad sostenible, sino que afecta negativamente al ecosistema marino por la forma y el descontrol con el que se extrae la semilla de mejillón. También se opone la organización ecologista WWF, que se ha personado en un proceso que adolece de "graves carencias" y de un "pobre desempeño" por parte de Bureau Veritas.
"La magnitud de la producción de mejillón en Galicia, junto con las gravísimas carencias en su gestión y una ausencia de seguimiento y control por parte de la Xunta de Galicia, amenazan el ecosistema de varias rías gallegas, especialmente en la ría de Arousa donde se produce el 74% del mejillón, así como hábitats del litoral rocoso utilizado para extracción de la mejilla destinada a las bateas", asegura WWF.
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