Este artículo se publicó hace 8 años.
La eurozona aprueba un desembolso de 10.300 millones a Grecia para que afronte el pago de su deuda
El país heleno recibirá 7.500 millones en primer tramo a mediados de junio para que pueda hacer frente a importantes devoluciones al BCE y al FMI. Los 2.800 millones restantes serán desembolsados "después del verano", según el director gerente del fondo de rescate de la eurozona, Klaus Regling.
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BRUSELAS.- La zona euro entregó a Grecia su oferta más firme hasta el momento sobre un alivio de la deuda, en un acuerdo que los ministros de Finanzas calificaron de un gran avance que cuenta con el compromiso provisional del Fondo Monetario Internacional de volver a participar en el rescate a Atenas, alentando a los inversores.
Tras unas negociaciones que se extendieron hasta las primeras horas del miércoles, los ministros del Eurogrupo autorizaron la entrega de 10.300 millones de euros en nuevos fondos a Grecia, en reconocimiento a las dolorosas reformas fiscales aplicadas por la coalición izquierdista liderada por el primer ministro Alexis Tsipras, que deben recibir algunos ajustes técnicos finales.
El mayor avance fue un acuerdo por el que la zona euro accedió a ofrecer un alivio de la deuda de Atenas en 2018 si fuese necesario para cumplir con los criterios acordados para el repago del rescate. Mientras, se autorizó que el fondo de rescate de la moneda única adopte medidas para facilitar el cumplimiento griego de los pagos de la deuda.
No obstante, el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schaüble, evitó un compromiso inmediato para restructurar la deuda griega que hubiera requerido la aprobación de un escéptico Parlamento en Berlín antes de las elecciones generales del año que viene.
El acuerdo fue suficiente para lograr que el Fondo Monetario Internacional se uniera nuevamente a la eurozona para financiar el rescate griego, sujeto a la aprobación de su directorio.
"Logramos un gran avance sobre Grecia que nos permite entrar en una nueva etapa del programa griego de ayuda financiera", dijo en una conferencia de prensa a las 2 de la mañana el presidente del Eurogrupo y ministro de Finanzas holandés, Jeroen Dijsselbloem.
"Fue dífícil porque pedíamos mucho a los griegos, el FMI demandaba mucho de nosotros y nosotros pedíamos bastante al FMI para que volviera", agregó a periodistas a su llegada a la reunión del miércoles de los ministros de Finanzas de la UE.
Los mercados celebraron el acuerdo, que evitó una repetición de la suspensión de pagos del año pasado ante el FMI, que le dejó al filo de salir de la zona euro, amenazando una mayor desestabilización del bloque monetario de 19 países.
La rentabilidad de los bonos griegos a 10 años cayó a un mínimo de seis meses, al 7,09 por ciento, y la rentabilidad de la deuda a dos años bajó del 7 por ciento tras conocer la noticia. La rentabilidad de los bonos periféricos - los emitidos por España, Italia y Portugal - también caía ya que los avances sobre Grecia alimentaban la voluntad de los inversores por activos de más riesgo.
Reconociendo el "capital político" que los ministros europeos invirtieron para lograr el acuerdo -una referencia a la firme objeción de Alemania a una reducción de la deuda- Dijsselbloem dijo que se trata de una "nueva etapa" de los esfuerzos por estabilizar las finanzas de Grecia, que llevaron a la zona euro al borde del colapso.
La confianza mutua está regresando a las negociaciones, sostuvo, casi un año después de que el rechazo de Tsipras a las medidas de austeridad estuviera a punto de provocar la expulsión de Atenas de la zona euro.
"Creo que hay fundamentos para ser optimistas en que esto puede ser el inicio de un cambio en el círculo vicioso de Grecia de recesión-medidas-recesión hacia uno en el que los inversores tengan una vía clara para invertir en Grecia", dijo a periodistas el ministro de Finanzas de Tsipras, Euclid Tsakalotos, después de la reunión en Bruselas.
El FMI insistió durante mucho tiempo en que los gobiernos europeos aceptaran reducir parte de la deuda de Atenas para hacer sus finanzas públicas más sostenibles. La negativa de Alemania y otros a asumir pérdidas llevó a meses de discusión con el acreedor internacional en los que Atenas se convirtió en un espectador.
Si bien los países europeos no ofrecieron una rebaja inmediata de deuda, ni realizaron un compromiso incondicional de reducir los pagos de Grecia, esbozaron los criterios para que eso ocurra. Las necesidades brutas de financiación de Atenas deben permanecer por debajo de un 15 por ciento del PIB a medio plazo y por debajo de un 20 por ciento en el largo plazo. (Editado en Español por Ricardo Figueroa y Emma Pinedo)
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