Los estados más ricos de EEUU ponen impuestos a los millonarios para financiar servicios sociales
El azote electoral de Trump y sus renovados votos de rebajas fiscales federales contrastan con la instauración en estados de rentas altas y perfiles demócratas —como Massachusetts, California o Nueva York— de impuestos a las grandes fortunas.
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Todos y cada uno de los presidentes republicanos del último medio siglo, empezando por Ronald Reagan, han irrumpido en la Casa Blanca con rebajas fiscales de calado y conflictos comerciales, con alzas arancelarias. En alguna ocasión, como la del exactor de Hollywood reconvertido a defensor ultra del liberalismo, con cierto éxito de prosperidad propiciado más por el deterioro geopolítico, económico y financiero del antiguo bloque soviético que por méritos liberalizadores. En la mayoría, sin embargo, la rebaja de impuestos no ha impedido etapas de recesión económica, como durante el mandato de George Bush padre, en la doble presidencia de George W. Bush hijo, o Donald Trump.
Pero la doctrina neoliberal es contumaz y no atiende a cuestiones que cubren bajo el despectivo término del woke capitalism, con el que identifican las posiciones progresistas para avanzar en derechos civiles, justicia social o lucha contra el cambio climático y con el que pretenden contrarrestar las críticas por sus falacias (fakes) tanto políticas, como económicas, sociales o mediáticas. La más que presumible candidatura del expresidente Donald Trump, pese a sus 91 acusaciones en diversos estados del país (la mayoría por incitar la sospecha de fraude electoral en su derrota contra Joe Biden de 2020) no deja lugar a dudas.
La inflación será el arma arrojadiza del Grand Old Party (GOP) bajo dominio del trumpismo, pero las rebajas fiscales ocuparán un lugar destacado en su estrategia para Hacer América Grande de Nuevo (su famoso MAGA, según sus siglas en inglés). A pesar de que su doble rebaja fiscal de 2017 englobada en la Tax Cut and Jobs Act drenó las arcas del Tesoro y dificultó el armazón financiero de los sucesivos planes de estímulos a hogares y empresas durante la crisis sanitaria, los republicanos han insistido ya en que su dogma tributario extenderá más allá de 2025 los efectos de liberación impositiva decretada el primer año del mandato de Trump y a los que, con total seguridad, seguirán nuevos relajantes fiscales.
Sin embargo, las pertinaces recetas liberales del nacional-populismo de derecha podrían recibir un duro revés. Incluso en EEUU.
Hasta media docena de estados norteamericanos, todos de rentas medias y altas como Maine, Massachusetts, California, Connecticut, Nueva York y Nueva Jersey disponen de una tasa específica dirigida a sus grandes fortunas millonarias con los que costear servicios sociales. También Washington DC. Y a ellos se podría unir en breve Vermont, la patria chica del senador Bernie Sanders (quizás la voz que más ha contribuido a elevar la sensibilidad del Partido Demócrata a postulados más próximos a la corrección de desigualdades entre ricos y pobres).
Ingresos con destino a educación y transporte
En Massachusetts, el último de los estados que ha elevado la presión fiscal a sus millonarios, la recaudación por esta figura impositiva ha servido para añadir en 2023 más de 1.000 millones de dólares al presupuesto estatal y, más en concreto, para proveer a sus estudiantes de las escuelas públicas de menú y desayuno gratuitos. El tipo que aplica es el 4% para todos aquellos residentes que ganen más de 1 millón de dólares anuales. Casi la mitad de estos recursos se destinaron al área de educación, mientras el resto se inyectó mayoritariamente a la modernización de su red de transporte, en especial, en Boston, su capital, destaca Business Insider.
Los legisladores de Vermont pretenden emular a la de su vecino del sur. Sus legisladores han elegido una variante: establecer un gravamen del 3%, pero sobre ingresos superiores a 500.000 dólares anuales. Con la intención de que entre en vigor en el ejercicio fiscal de 2024, con reajustes cada año con la evolución inflacionista. Emilie Kornheiser, su representante en la cámara estatal por la formación demócrata e impulsora de la propuesta, expresó su orgullo por "el crecimiento de un movimiento que trabaja por reducir la brecha de riqueza" en EEUU y por la contribución de esta iniciativa a la creación de un sistema fiscal "más justo e igualitario".
Fair Share for Vermont, un grupo de apoyo a la iniciativa, afirmó a ABC News que la medida iba a generar casi 100 millones de ingresos anuales adicionales a las cuentas del estado.
Esta sucesión de reformas, todas en territorios con tradición de voto demócrata, se ajustan como un guante a varias de los planteamientos tributarios del presidente Joe Biden que han quedado en el alero por la mayoría republicana en la Cámara de Representantes: por ejemplo, su propuesta de febrero de 2023 de que el Capitolio impusiera un mínimo del 25% a los hogares con una riqueza neta por encima de los 100 millones de dólares; o el endurecimiento fiscal que contenía el plan presupuestario para 2024 para elevar la presión fiscal de los residentes de ingresos elevados; o la instauración de un mínimo impositivo del 15% sobre las ganancias de empresas que facturan más de 1.000 millones de dólares, que se introdujo en la Inflation Reduction Act (IRA), en vigor desde hace un año, y que pasa por ser la ley más emblemática de su mandato.
¿Es el momento de gravar a los milmillonarios? En Financial Times responden afirmativamente. No solo por el affaire Elon Musk y la anulación, por parte de un juzgado de Delaware (estado al que se considera paraíso fiscal por su baja tributación) de los 55.800 millones de dólares que había logrado acumular a su fortuna personal desde su emporio automovilístico, Tesla, como gratificación de su consejo de administración.
El diario británico se cuestiona hasta qué punto alguien necesita ser rico y si los gobiernos deben aumentar las obligaciones tributarias sobre ellos. Pese a la férrea oposición de gran parte de las clases pudientes, desde empresarios a banqueros o, incluso, dueños de pymes. Thomas Piketty, el afamado economista francés, propone que se grave con el 90% a los patrimonios que superan los 2.000 millones de dólares, recuerda el FT (la revista Forbes identificó el año pasado más de 2.640 milmillonarios en el mundo). Quizás Musk querría con esos 55.800 millones superar la histórica barrera de los 200.000 millones de fortuna personal, enfatiza el FT, una cantidad similar al PIB de Hungría.
Iniciativa para crear un impuesto mundial a la riqueza
En Europa, el Observatorio Fiscal de la UE estima que elevar dos puntos la presión fiscal sobre los grandes patrimonios elevaría en 42.000 millones de dólares los recursos comunes entre los 499 milmillonarios declarados. Si bien sus expertos detectan inconvenientes en países como EEUU, cuya jurisdicción, al igual que otras internacionales, incluidos los paraísos fiscales, son objeto de análisis porque su Tribunal Supremo podría declarar inconstitucional un gravamen específico para ricos.
Aun así, varios estados, como California, el de mayor presión fiscal, suben esta tasa al 50% por la capacidad de la que disponen para elevar tramos en sus territorios, desde el tope federal del 37%; nada menos que 13 puntos adicionales a sus residentes con más de 1 millón de ganancias en 2023. Le sigue Hawái, que grava con hasta 11 puntos la renta personal de los millonarios en matrimonios con declaraciones separadas con más de 200.000 dólares de bases imponibles, en hogares con IRPF conjunto que rebasen los 300.000 dólares, o en rentas individuales con más de 400.000 dólares.
El Observatorio Fiscal de la UE argumenta que una propuesta como la de Biden en el G20 similar a la que se ha fijado a las grandes empresas (la de un gravamen mínimo del 15% de sus ganancias) combatiría la evasión y elevaría los ingresos de las arcas tributarias globales en 250.000 millones de dólares; según un estudio de la Paris School of Economics, ello supondría menos del 2% de los casi 13 billones de riqueza patrimonial en poder de las 2.700 mayores fortunas del planeta.
Para más inri, el informe de Evasión Global 2024 del centro de investigación europeo estima que en la actualidad los milmillonarios pagan significativamente menos que otros tramos de contribuyentes (en EEUU, el 0,5% de la recaudación por IRPF, y en Francia, en un porcentaje próximo a cero). La idea de Biden era gravar con un mínimo del 25% al 0,01% más rico de EEUU.
"Los gobiernos deben abrir un frente internacional para impulsar un acuerdo tributario mundial sobre la fiscalidad de los ricos", advierten los autores del informe.
Proud to Pay More es el movimiento de miles de grandes fortunas que se declaran millonarios patriotas y que aseguran estar dispuestos a pagar "gustosos" una tasa del 2% sobre sus riquezas tal y como propone el observatorio europeo.
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