España comienza a cambiar su modelo productivo: uno de cada cuatro nuevos empleos son técnicos
La reforma laboral reduce a la mitad la temporalidad del mercado de trabajo en año y medio y el crecimiento de la ocupación se ralentiza tras alcanzar niveles de récord cercanos a los 21 millones.
Zaragoza-Actualizado a
"El crecimiento del empleo respecto al nivel previo a la pandemia es especialmente dinámico en sectores de alto valor añadido como Informática y Telecomunicaciones, cuyo número de afiliados ha crecido un 22,7% respecto a los que registraba antes de la pandemia", señalaba este martes el Ministerio de Inclusión al difundir el último balance mensual sobre ocupación.
Este incluye "un crecimiento del 13,3%" en el apartado de CNAE (Código Nacional de Actividades Económicas) que engloba las ocupaciones Profesionales, Científicas y Técnicas, mientras que en 'términos absolutos' desde el fin de la pandemia, uno de cada cuatro nuevos afiliados (casi 272.000 en términos absolutos) se ha incorporado a estos dos sectores altamente productivos".
Efectivamente, los datos por sectores de la Seguridad Social apuntan a un claro avance de las ocupaciones de carácter tecnológico, con un aumento del empleo del 21% entre junio de este año y diciembre de 2019, en vísperas de la pandemia.
El empleo técnico crece un 16% en tres años y medio
En ese periodo de tres años y medio se han sucedido un parón histórico de la actividad por la pandemia, un amago de colapso al socaire de la guerra de Ucrania con sus sinergias especulativas y una combinación de espiral inflacionista, congelación salarial y aumento de los tipos de interés que ha tensado las costuras de las economías occidentales y con ellas las de la española.
Sin embargo, en ese mismo periodo de turbulencias el modelo productivo español, y con él su mercado laboral, han experimentado una transformación que apunta a un crecimiento de los sectores industriales y tecnológicos, de mayor potencial a la hora de generar valor añadido que otros como los servicios, y a una estabilización de las ocupaciones.
Así, los datos de afiliación recogen un incremento de 222.688 empleos en los ámbitos de las telecomunicaciones, la programación y la consultoría informática, la ingeniería (incluye la arquitectura), la investigación y el desarrollo y, también, las actividades de seguridad y educación, cuyas plantillas pasan de 1,04 a 1,26 miembros.
Paralelamente, sectores industriales como el químico, el farmacéutico, el de productos metálicos y los de fabricación de productos informáticos, electrónicos, ópticos y eléctricos crecían en 33.915 (6,9%) para volver a superar el medio millón de empleados tras haber perdido 13.000 en el decenio anterior.
"La reforma laboral es funcional a los cambios"
"No solo ha habido una reforma laboral que está actuando con mayor intensidad sobre quienes tienen mayor cualificación profesional, que son los jóvenes, sino que eso ha coincidido con la llegada de los fondos Next Generation de la UE, que ahora están comenzando a llegar al sistema productivo real y que van a tener su mayor impacto este año y el próximo", anota González.
El diagnóstico coincide con las previsiones de entidades como el Banco de España, que ya advirtió de que el filtrado del dinero comunitario desde los ministerios hacia la economía real tendría un decalaje de en torno a dos años, y con la apertura de ventanas como las que pronostica la Fundación Naturgy, que apunta a la creación de entre 253.000 y 348.000 empleos cualificados al año en lo que resta de década solo en los ámbitos de las renovables, la eficiencia energética y la electrificación.
"Se está dando una confluencia de factores de la que también forman parte los procesos de transformación energética y digital y que está generando unos cambios profundos en el modelo productivo y el mercado laboral. Y la reforma laboral es funcional a esos cambios", añade el economista.
¿Qué significa eso? Básicamente, que las empresas están abriendo nuevas vías de negocio para las que necesitan personal cualificado y que eso está desplazando hacia esos ámbitos a miles de trabajadores cualificados que antes, a falta de mejores ocupaciones, sobrevivían en la precariedad del sector servicios y en las rotaciones del industrial.
"Se necesitan trabajadores cualificados, aunque no siempre y necesariamente de titulación superior, y las empresas se están preocupando de darles la formación que requieren", añade González.
"La temporalidad está por debajo de cualquier registro estadístico"
Los datos de empleo y de desempleo difundidos este martes por los ministerios de Inclusión y de Trabajo incluyen varios hitos como la caída del número de parados por debajo de los 2,7 millones, un nivel que no se daba desde 2008, el aumento del 9,7% en los ingresos de la Seguridad Social por cotizaciones (8,1% sin el Mecanismo de Equidad Intergeneracional) o la elevación del ratio de cotizantes por pensionista en 2,39, el máximo de la década.
Esos tres datos son consecuencia de otros dos directamente relacionados con los efectos de estabilización del empleo que ha ido generando la reforma laboral en su primer año y medio de vigencia: un récord histórico de ocupación de 20.956.577 asalariados y autónomos registrado el 19 de junio y la caída de la temporalidad al 14%, un registro que se sitúa por debajo de cualquiera de los estimados por la EPA (Encuesta de Población Activa) desde el segundo trimestre de 1987, que era del 15,2%.
Este último "es un dato extraordinariamente positivo y que no se conocía. La temporalidad está por debajo de todos los registros estadísticos. Hemos vuelto a las tasas de estabilidad previas al contrato de fomento del empleo, que a partir de 1985 permitió las contrataciones eventuales de hasta tres años en cualquier puesto, aunque fuera estable. Eso ha tardado 35 años en corregirse", explica González.
La temporalidad se ha reducido a menos de la mitad en los primeros 18 meses de vigencia de la reforma laboral, del 30% de diciembre de 2021 al 14% de junio de 2023, un descenso que en el caso de los menores de treinta años supera los treinta puntos, del 53% al 22%.
Tres millones más de fijos en año y medio
"Dieciocho meses después de la entrada en vigor de la reforma laboral, siguen siendo patente sus efectos positivos en la estabilización del empleo y la mejora de su calidad", señala el comunicado de Inclusión.
Este destaca cómo "en conjunto, ahora hay 3 millones de afiliados más con contrato indefinido que en diciembre de 2021" al mismo tiempo que la duración media de los contratos ha crecido entre enero y mayo de este año un 29% en relación con el mismo periodo de 2019, el "último año homologable anterior al impacto de la pandemia".
Esa estabilización del empleo en cotas históricas tiene dos efectos secundarios: la ralentización de su aumento, en lo que coinciden centros de análisis como Funcaso CaixaBank Reseaerch y agentes sociales como Cepyme, y una cronificación del paro, especialmente entre los mayores de 45 años, que ya son más de la mitad de los 1,3 millones de parados de larga duración que registra la EPA.
"Si continúa el crecimiento de la economía y del empleo, el desempleo debería ir reduciéndose", anota el economista, que llama la atención sobre varias tareas pendientes para que eso ocurra y cuya postergación se sitúa en el origen de una buena parte del paro de larga duración.
Estas serían, básicamente, la unificación a nivel estatal de la intermediación en las ofertas y demandas de empleo, el desarrollo de políticas activas de empleo que permitan esa comunicación y favorezcan la formación de los trabajadores y, también, facilitar el acceso a la vivienda en zonas donde la tensión de sus precios convive con la demanda de mano de obra a la que le resulta inasequible desplazarse.
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