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Actualizado:Motores apagados, comercios cerrados y esperanzas destrozadas. Si alguna vez necesitas una imagen que resuma desesperación, recuerda esta escena: en Sestao, donde antes había gente camino al trabajo, ahora sólo hay parados de corta, media y larga duración. Larguísima duración. La vieja y gloriosa calle Txabarri, alguna vez conocida como el centro neurálgico de este municipio de Bizkaia, hoy es el ejemplo más doloroso y nostálgico de lo que fue y ya no será. Golpe tras golpe, cierre tras cierre, sus vecinas y vecinos esperan ahora la enésima puñalada: La Naval, el astillero que privatizó el Gobierno de Zapatero, está hoy en grave peligro.
“Aquí hubo empresas emblemáticas. Altos Hornos, Babcock, General Eléctrica, La Naval… El empleo industrial de Bizkaia se concentraba aquí. Lo que ahora estamos concentrando es la precariedad y la pobreza”, afirma a Público Iratxe Mier, responsable de la comarca Margen Izquierda en el sindicato ELA. Las cifras le dan la razón: Sestao ostenta el triste honor de ser el pueblo con más paro de Euskadi. Según datos correspondientes al tercer trimestre de 2018, la tasa de personas desempleadas alcanza el 19,28%.
Para desgracia de sus habitantes, hay más cifras. O más horror. “En Ezkerraldea se concentra en torno al 25% de la pobreza de la Comunidad Autónoma del País Vasco, y el cierre de La Naval incrementará aún más esa situación”, advierte Mier. Apunten otro dato: Juanjo Llorden, secretario general del comité e integrante del sindicato CAT, subraya que el astillero llegó a dar trabajo a 504 empresas. Todas ellas también se verán afectadas, de una manera u otra, por la crisis del astillero.
Con esa losa encima, los trabajadores de La Naval –que se encuentran ya inmersos en un ERE de extinción- intentan salvar este último gran símbolo de la industria vasca. Reclaman que tanto el Gobierno de España como el Ejecutivo autonómico intervengan para rescatar al astillero junto a un inversor privado. Sin embargo, desde las instituciones no llegan respuestas que vayan precisamente en ese sentido.
Tal como están las cosas, se calcula que el 80% de los 173 empleados fijos de La Naval serán recolocados en astilleros de otros puntos del Estado, algo que se estableció durante el proceso de privatización en 2006. “Lo de las recolocaciones no lo contemplamos como una solución, sino como una disolución –expresa Llordén-. Además, no es ningún mérito de nadie: si nos quedáramos sentados en el sofá, lo seguiríamos teniendo”. Por el contrario, subrayó que los trabajadores están movilizados para “defender los puestos de trabajo en Sestao, no en Puerto Real”.
Miles de afectados
Ahí está una de las claves de este nuevo golpe contra el municipio vizcaíno y el resto de la comarca: el cierre de La Naval también se llevará por delante a unas dos mil personas que trabajaban en subcontratas. “A eso hay que sumar todas las empresas auxiliares que sirven en distintos sectores indispensables en la construcción de buques, así como el empleo indirecto en el comercio, la hostelería o el sector servicios, que se está viendo damnificado con la pérdida de empleo y el cierre de empresas”, apunta Mier. En esa línea, Llorden dice que en total serían unas cuatro mil personas.
Desde la plataforma por los derechos sociales “Berri Otxoak” advierten que se trata de una situación sumamente delicada. “Hoy vemos cómo se agrava la situación de la comarca. Estamos ante el cierre de otra de las empresas históricas”, afirma Juan Carlos Becerra, uno de sus integrantes. Paradójicamente, recuerda que tanto Sestao como Barakaldo recibían el apodo de “localidades fabriles”, algo que hoy no concuerda con la realidad. “La Margen Izquierda lleva en crisis permanente desde finales de los setenta, cuando empezó el proceso de reconversión”, señala.
Becerra aporta otro dato tan descriptivo como preocupante: en el punto de información sobre prestaciones sociales que Berri Otxoak tiene en Barakaldo se registra un importante número de consultas por parte de personas de entre 50 y 60 años. “Es la pobreza que ha venido para quedarse”, advierte.
Viene Amazon
Mientras sindicatos y colectivos sociales reclaman soluciones para la comarca, una multinacional está a punto de desembarcar sobre las ruinas de una de las fábricas ya desaparecidas de esa zona: Amazon se instalará próximamente en los terrenos donde alguna vez estuvo Babcock Wilcock, uno de los símbolos industriales de Bizkaia. Becerra cree que es todo un ejemplo del destino que tendrá la Margen Izquierda: “el modelo que viene ahora está marcado por la precariedad y la individualización de las relaciones laborales”. Mirando a su alrededor, el portavoz de Berri Otxoak concluye que “el componente industrial ha desaparecido. Hoy sólo quedan grandes superficies comerciales”, algo que puede observarse en los accesos a Sestao y en la vecina Barakaldo.
“No es ese el empleo que queremos”, destaca Iratxe Mier desde el sindicato ELA. “Sabemos que el empleo que generará será precario y temporal. La gente de Ezkerraldea quiere trabajar, pero necesita empleos dignos que permitan una vida digna”, remarcó.
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