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Calviño pide "prudencia" al BCE ante la subida de tipos prevista para el jueves

La caída de Silicon Valley Bank pone en entredicho las políticas monetarias de subidas de tipos de interés de los bancos centrales y calienta ya el próximo encuentro de los de Lagarde.

El ministro de Finanzas griego, Christos Staikouras, el comisario europeo Valdis Dombrovskis y la ministra de Economía española, Nadia Calvino, hablan durante el Ecofin celebrado este martes en Bruselas.
El ministro de Finanzas griego, Christos Staikouras, el comisario europeo Valdis Dombrovskis y la ministra de Economía, Nadia Calvino, hablan durante el Ecofin este martes en Bruselas. Yves Herman / REUTERS

La caída del Silicon Valley Bank (SVB) ha puesto de relieve la fragilidad del sistema financiero global. Y en Europa, el huracán que sopla en el otro lado del Atlántico, ha generado caídas generales en unas bolsas temerosas de que se replique la crisis financiera de 2008. De momento, en Bruselas la palabra que se impone es la de calma. La sensación es que no se producirá un efecto contagio, como en antaño, pero la presión ya se cierne sobre el Banco Central Europeo, que en su reunión del próximo jueves debe discernir si continuar con la línea ortodoxa de seguir subiendo los tipos de interés. O hacer un alto en el camino.

El Consejo de Gobierno se da cita el próximo jueves en Frankfurt con la intención de aprobar otro aumento de los tipos de interés de medio punto, llegando así hasta el 3,5%, como piden los halcones. Pero el susto de los acontecimientos actuales eleva la presión sobre los de Christine Lagarde.

Goldman Sachs ya pronostica que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) frenará las subidas de tipos para contener el nerviosismo de los inversores. El escenario base parece pasar por congelar el nuevo incremento de entre 25 y 50 puntos básicos, que se esperaba para el encuentro del 22 de marzo. Ahora la lupa se ciñe ya sobre el BCE, llamado este jueves a decidir si aumentar o no el precio del dinero en este escenario de volatilidad, incertidumbre y tensión.

A su paso por Bruselas, Nadia Calviño, vicepresidenta económica española, ha pedido cautela y prudencia al BCE. Lo que viene a decir la española -reiterando la independencia y autonomía de la entidad monetarias- es que el organismo con sede en Frankfurt debería frenar la subida de tipos o hacerla menos agresiva.

Calviño: "La situación de volatilidad llama a que todos actuemos con la máxima prudencia"

"La situación de volatilidad llama a que todos actuemos con la máxima prudencia. No osaría decir al BCE lo que tiene que hacer, pero espero que acierten para cumplir con su doble objetivo de garantizar la estabilidad de los precios, por un lago, y garantizar la estabilidad financiera de la zona euro, por el otro", ha asegurado en rueda de prensa. Este ejercicio de funambulismo para contener la inflación -marcó en febrero un 8,6% en la zona euro, muy lejos de la barrera del 2% deseable- al tiempo de mantener la estabilidad financiera se antoja todavía más complicada con los acontecimientos que se están desarrollando en el otro lado del océano.

El caso SVB deja ya una enseñanza: las políticas monetarias tomadas por los bancos centrales para contener la inflación récord que está dejando la guerra en Ucrania suponen un equilibrio complicado que entraña no poco riesgo. Las consecuencias directas y más palpables se posan sobre el incremento de las hipotecas, pero este es un aviso a navegantes de que las entidades financieras también están expuestas. Por lo pronto, el efecto Silicon Valley ya ha provocado que el euríbor se desplome al 3,5% ante los cánticos de posibles cambios en las políticas de tipos por parte de los bancos centrales.

Diferencias con Estados Unidos

La sensación en la capital comunitaria es que la situación de los bancos y el marco regulatorio de Estados Unidos y de la UE es muy diferente y que las entidades europeas han desarrollado salvaguardas más potentes tras la última crisis financiera. Todo ello unido a la tímida presencia de SVB en el Viejo Continente –sus filiales se limitan a Reino Unido, Dinamarca, Alemania y Suecia- ha provocado que la reacción a la mayor quiebra financiera desde 2008 con el colapso de Lehman Brothers se reciba con relativa tranquilidad.

"Estamos supervisando la situación y hemos tomado nota de la reacción decisiva de las autoridades estadounidenses. A nivel europeo hay muy poca presencia del Silicon Valley y estamos en contacto con las autoridades competentes, pero no esperamos que se produzca un efecto contagio", ha asegurado Valdis Dombrovskis, vicepresidente económico de la Comisión Europea, al final del encuentro de ministros de la Eurozona y de la UE, que se ha desarrollado durante este lunes y martes en la capital comunitaria. "Hay una posibilidad de contagio indirecto, pero por lo pronto no lo vemos como un riesgo específico", ha coincidido Paolo Gentiloni, comisario de Economía.

"Evento único e idiosincrático"

Sin embargo, la calma es tensa. Nadie sabe qué puede pasar. Y los mercados están tensionados. La crisis de Wall Street en 2008 comenzó con la caída de dos bancos y desató un terremoto financiero global con cicatrices que siguen supurando 15 años después. El consenso entre los analistas es que más allá del riesgo del contagio, el peligro real para Europa es el psicológico, que puede dar lugar a una sensación de temor entre los inversores y que estos retiren los fondos en masa provocando una situación desastrosa con tintes de pesado.

El consenso entre los analistas es que más allá del riesgo del contagio, el peligro real para Europa es el psicológico

Sin embargo, el BCE estima que lo que ha ocurrido en las últimas horas y días es un acontecimiento único e idiosincrático, que los bancos europeos tienen un alto nivel de liquidez y de reserva de activos de alta calidad. Es decir, que cuentan con pilares sólidos y de confianza, con liquidez y son menos dados a asumir riesgos. Y todo hace indicar que continuará con la senda de subida de tipos. Además, los eventos actuales han interpelado a la incompleta y estancada Unión Bancaria. Culminarla para crear bancos más sólidos que puedan resistir futuras crisis financieras será uno de los expedientes y objetivos prioritarios de la Presidencia española de la UE, que arranca el próximo 1 de julio.

La particularidad del SVB es que contaba con depósitos de muchas empresas tecnológicas, muy golpeadas por el contexto actual, que se aprovecharon de los tipos de interés cero durante la época de la pandemia. No obstante, las políticas monetarias actuales han invertido la curva de los rendimientos de los bonos provocando que muchas de estas start-up retiren unos depósitos ya poco rentables.

Así, la quiebra del banco estadounidense revela que la estrategia expansionista vigente está cavando la tumba de algunas entidades. Y el riesgo de que inversores y empresas repliquen lo sucedido retirando sus depósitos y provocando otra gran crisis está ahí. La reciente quiebra puede marcar un punto de inflexión en torno a las subidas de tipos, ya que los bancos centrales tendrán que medir mucho más las consecuencias de sus decisiones sobre la estabilidad financiera.

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