No hay niños correteando por los pasillos, ni padres dormitando durante las dos horas y media de trayecto. Tampoco enjambres de posadolescentes zumbando en torno a la mesa del vagón, ni familias discutiendo si visitarán antes la Sagrada Familia o el Camp Nou. Este es el primer viaje del Avlo con pasajeros, pero a modo de figurantes: son periodistas que cubren el funcionamiento del nuevo servicio de alta velocidad a bajo precio entre Madrid y Barcelona.

El tren de pruebas va prácticamente vacío, a excepción del medio centenar de cámaras y reporteros que se han plantado en la estación de Atocha, si bien la intención de los responsables de la compañía ferroviaria es que el ambiente sea el descrito: "Jóvenes, familias y grupos. Queremos seducirlos con precios atractivos, porque precisamente Avlo va dirigido a las personas que habitualmente no utilizaban el tren", explica a Público Félix Martín, director del área de negocio de Nuevos Productos de Renfe.

Madrid-Barcelona o Barcelona-Madrid, aunque a partir del 23 de junio los usuarios también podrán coger el tren o apearse en Guadalajara, Calatayud, Zaragoza, Lleida, Tarragona, Girona y Figueres. Deberán estar pendiente de los horarios, pues hay líneas directas y otras que solo hacen escala en Zaragoza, hasta sumar cuatro circulaciones diarias por sentido. Los billetes, a partir de siete euros por trayecto y hasta 64, estrecharán todavía más ambas ciudades.

¿Pero será fácil hacerse con una tarjeta de embarque a precio de ganga? "Siempre habrá disponibilidad de billetes a precios atractivos", asegura Martín, quien insiste en que el objetivo de Renfe es estimular "la movilidad basada en el ocio y en el turismo" y que su propuesta misma "implica dinamizar estos motivos de viaje". Ya se han despachado más de 200.000 y, si la pandemia lo permite, nada más comenzar el verano los viajeros podrán subirse a los patos morados.

Es el color elegido para los trenes de la serie 112, adaptados para aumentar su capacidad un 20%, hasta 438 plazas. En el futuro, la serie 106 permitirá desplazarse a 581 personas, que se duplicarían en un tren en doble composición. Más allá del morado de los vagones, surcados de franjas blancas y celestes, una vez franqueadas las puertas naranjas las novedades brillan por su ausencia: o sea, la novedad es que no hay cafetería ni clase preferente, pero sí wifi.

Francisco Arteaga, director del área de negocio de Alta Velocidad y Servicios Comerciales de Renfe, explicaba camino de la estación barcelonesa de Sants (este miércoles, final de trayecto, aunque a partir del 23 de junio un tren al día llegará, previo paso por Girona, hasta Figueres) que el fin de la empresa es ofrecer "nuevas soluciones de movilidad a la sociedad". Es decir, "un transporte rápido pero más asequible".

Según él, la venta de billetes a través de un sistema dinámico permite ofrecer el mejor precio disponible en cada momento. De esta manera, Renfe pretende "llegar a otros colectivos, democratizando la alta velocidad", añade Arteaga, quien deja claro que "nuestro objetivo estratégico es consolidar el mercado de la alta velocidad low cost y ser referente en el transporte de viajeros por ferrocarril".

El servicio del AVE barato de Renfe, cuyo comienzo estaba previsto para el 6 de abril de 2020, se retrasó por la pandemia del coronavirus. En aquella ocasión, la salida del primer tren iba a coincidir con la Semana Santa. Ahora, con el verano, aunque Arteaga apela a la prudencia y desea que la pandemia remita para poder inaugurar la ruta, a la que se sumará el próximo año el corredor Madrid-Sevilla y previsiblemente el de Levante (Valencia).

El billete de Avlo en clase turista incluye una maleta de cabina y una mochila o bolso. Las familias con niños podrán beneficiarse de un precio especial de cinco euros para los menores de catorce años. Renfe también permitirá realizar cambios o anulaciones hasta treinta minutos antes de la salida si previamente se paga un suplemento de ocho euros. Hay descuentos para familias numerosas, pero no para grupos bulliciosos.