barcelona
El movimiento por la vivienda en su conjunto ha organizado una manifestación para este sábado en Barcelona con un lema muy explícito: "Bajemos los alquileres". La demanda, que se ha convertido en una necesidad vital para sectores cada vez más amplios de la sociedad, responde al encarecimiento desbocado que han experimentado los arrendamientos la última década.
Si ponemos el foco en la capital catalana, el precio de los alquileres firmados durante el segundo trimestre de 2024 es casi un 70% más elevado que los sellados durante el mismo periodo de 2014. En concreto, si diez años atrás los contratos de arrendamientos firmados aquel trimestre subían de media a 667,89 euros –siempre segundos los datos de la Agència Catalana de l'Habitatge a partir de las fianzas depositadas en el Institut Català del Sòl (Incasòl)–, actualmente el precio se eleva a 1131,75. En el conjunto de Catalunya, el incremento es del 55,7%, puesto que en este tiempo los nuevos alquileres han pasado de los 528,41 euros a los 822,9.
Teniendo en cuenta que alrededor del 25% de la población catalana vive de alquiler, cifra que se eleva al 40% en el caso de la capital, es fácil entender hasta qué punto estos encarecimientos han impactado en millones de personas. Además, la evolución de los precios está totalmente desvinculada del crecimiento de los salarios e, incluso, de la inflación.
En toda Catalunya, según los datos más recientes del Instituto Nacional de la Seguridad Social, el salario medio ha pasado de los 25.177 euros brutos de 2013 a los 29.313 de 2022, es decir, un crecimiento nominal del 16,4%, casi 40 puntos inferior al incremento de los alquileres. En el caso de Barcelona, en el mismo tiempo ha evolucionado de los 28.781 euros brutos a los 33.837, lo que supone un aumento del 17,5%. Simple y llanamente, en términos relativos el alquiler medio en la ciudad ha crecido cuatro veces más que los sueldos en la última década.
En cuanto a la inflación, desde 2014 hasta junio de este año el IPC acumulado en el conjunto de Catalunya es del 25,2%, el mismo nivel que en la provincia de Barcelona. En cualquier caso, su crecimiento queda claramente por debajo de la mitad del que ha vivido el precio del alquiler.
Descenso cuando hay regulación
En los últimos diez años, la tendencia del precio de los alquileres ha sido claramente alcista, si bien en algunos momentos ha tendido a la baja, fundamentalmente cuando se han aplicado mecanismos de control de precios. El encarecimiento se frena en 2020, cuando llega una pandemia que, entre otras cuestiones, imposibilita el negocio de los pisos turísticos, y se consolida hacia el final de aquel año, cuando entra en vigor la ley catalana para regular los precios.
En concreto, los precios en Barcelona cayeron de los 979 euros de media para los contratos firmados el tercer trimestre de 2020 a los 934 el último trimestre de 2021. En el conjunto de Catalunya, en el mismo periodo pasaron de los 745 euros mensuales a 733. En marzo de 2022, el Tribunal Constitucional tumbó la regulación catalana de precios, hecho que provocó que a partir de entonces los alquileres se dispararan.
El cuarto trimestre de 2022, por ejemplo, en Barcelona habían llegado a los 1.077 euros, 144 más que un año atrás, mientras que en Catalunya se elevaron hasta los 815, 78 más. La subida de los precios seguiría durante todo 2023 y el primer trimestre de este año, cuando marcaron el récord de 1.193 euros en Barcelona y de 867 en Catalunya.
En el segundo trimestre de 2024, pero, la tendencia ha cambiado y los precios medios de los nuevos alquileres han caído algo más del 5% tanto en Barcelona (1.131,75 euros), como Catalunya (823). El descenso coincide con el primer trimestre de aplicación del tope de precios en las zonas tensionades, una medida derivada de la ley estatal de la vivienda. Como mínimo la última década, en Catalunya los alquileres han experimentado rebajas cuando se han regulado los precios y se han disparado cuando no se ha hecho.
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