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Ya solo falta que vuelva Cannavaro

La llegada de Essien, un futbolista triturado, al Madrid es la última puñalada del verano para la Liga BBVA, a la que sólo le falta un lema: “los extranjeros, primero”

ALFREDO VARONA

El Madrid regresa a los tiempos de Cannavaro. Un central que, después de ganar misteriosamente el Balón de Oro en 2006, llegó al Madrid con la educada voluntad de hacer caja. Simpático, como nadie, y con una pesadez de estómago, propia de otra vida, Cannavaro aguantó malamente las exigencias de aquel Madrid de Capello. Sin embargo, el club pagó 23 millones de euros a la Juventus en una operación que incluyó a Emerson. Otro futbolista prácticamente acabado que, en sus primeros 20 minutos, rompió relaciones con el Bernabéu.

Desde entonces, la hinchada hizo prometer a la presidencia de Ramón Calderón que nunca más volvería a traer viejas glorias. Hoy, sin embargo, el Madrid de Florentino Pérez ha roto esa promesa, y da igual que sea a coste cero. Florentino fue el hombre que, en su primera época, popularizó la idea de “zidanes y pavones”. 

Esta vez el suspense ha sido infinito. La maniobra ha sido extraña, con un final que, como pasa en las películas inolvidables, nadie esperaba. Michael Essien (Ghana, 1982), un futbolista ya triturado, viene al Madrid con un antiguo pasado que ya no se sabe si vale para ganar campeonatos. Fue Essien  una de las fortalezas del Chelsea de Mourinho. Retrocede a los tiempos de Makelele, que abandonó hace nueve años del Madrid. Essien firmó en 2005 por el Chelsea a un precio de estrella de primera clase. Abramovich pagó al Lyon 40 millones de euros para satisfacer a Mourinho. La idea del técnico entonces es que el precio no fue excesivo. “Sólo es la realidad del fútbol moderno”, dijo.
 

Essien fue un buen negocio para el Chelsea. Un futbolista de cemento, que  ahorró energías para Frank Lampard. Pero cada cosa tiene su tiempo. Ahora, después de tres años lesionado, ha perdido mucha jerarquía. De hecho, ya no era titular en el Chelsea y ni siquiera apareció en el equipo que ganó la Champions al Bayern en Münich. El premio, sin embargo, es el de marchar al Madrid. Viene cedido, lo que, al menos, da una idea de su estado actual, y se supone que no le dará a Mourinho los problemas que le daba Lass Diarra, traspasado al Anzhi ruso. Quizá por eso el técnico telefoneó estos días a Essien. Al menos, es lo que ha declarado Fabien Piveteau, representante del futbolista, una vez que la operación se hizo realidad. La noticia, por cierto, coincide con una semana en la que Johan Cruyff avisó a Mourinho de que en el fútbol también es importante formar jugadores
 

La semana, sin embargo, se cierra con la marcha de Granero, uno de los iconos de la cantera blanca que, después de tres años, se ha cansado de intentarlo. Se marcha al Queens Park Rangers por ocho millones de euros y, sin embargo, el Madrid ficha a Modric, un futbolista de perfil similar, por casi 35.   ¿Dónde está la lógica? El remate es  Essien y coincide con otro golpe, al menos, moral: el Manchester City ha pagado al Benfica 20 millones de euros por Javi García, otro futbolista de la casa que emigró desesperanzado. Sin embargo, el día que el City corona a Javi García, el Madrid trae a un futbolista en el ocaso: Michael Essien. Pero ya se sabe que para Mourinho, el fin justifica los medios.      
 

La noticia, en cualquier caso, va acorde con la queja de Borja Valero antes de emigrar a la Fiorentina por 11 millones de euros. ¿Acaso no merecía él la oportunidad que va a tener el mismo Modric por 35? “En nuestra Liga”, dijo Valero, criado en el Madrid, “no hay dinero para futbolistas españoles”. Es verdad. Pablo Hernández se marcha al Swansea por siete millones. Cazorla, al Arsenal por 16. Domínguez, al Borussia por 8,5.  Michu, al Swansea 2,5. Y, naturalmente, Javi Martínez al Bayern Münich por 40. Todos ellos  se suman a esa fuga de talentos que ha padecido la Liga BBVA en estos dos meses. No se trata de una tendencia excepcional. Hace años ya emigraron Mata al Chelsea o Silva al Manchester City. Pero jamás se ha llegado a los extremos de este verano. Mientras vienen futbolistas extranjeros a mansalva (que proceden hasta de Rumania, o Corea y otros parecen reliquias como Onyewu, Saviola…), los clubes españoles dejan escapar a gente joven, aspirante por edad a recoger el legado en la selección española.
 

De momento, atiendan a este once de jugadores españoles jóvenes que juegan en el extranjero: De Gea (United); Azpilicueta (Chelsea), Domínguez (Borussia Monchenglabach), Javi García (City), Capel (Sporting Lisboa); Javi Martínez (Bayern), Borja Valero (Fiorentina), Cazorla (Arsenal), Mata (Chelsea); Rodrigo (Benfica) y Silva (Manchester City). ¿No sería ya mismo una selección para aspirar a ganar campeonatos? Pero aún más, si esto sigue así, no olviden esta pregunta para el futuro: ¿los herederos de Xavi e Iniesta en la selección serán extranjeros? Y otra pregunta más y quizá un poco más perversa: ¿habrá alguno que juegue en el Madrid formado en su propia cantera? Visto lo de Essien, cualquier cosa es posible.

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