La única vez que La Liga suspendió un partido no fue por racismo, sino porque el árbitro oyó la palabra "nazi"
El protocolo insta a los colegiados a "agotar todas las vías" posibles antes de detener un encuentro. Los insultos racistas y xenófobos en la categoría reina todavía no han llevado a los árbitros a desalojar ningún estadio.
Madrid-
Los protocolos contra el racismo, la violencia y la intolerancia de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) vuelven a estar en el ojo del huracán. Este fin de semana, Cheikh Sarr, portero del Rayo Majadahonda –tercera categoría del fútbol español– saltó la valla que separa el terreno de juego de la grada para encararse con un grupo de aficionados del Sestao –equipo rival– que le gritaron "¡puto negro de mierda!" y "¡eres un puto mono!". El árbitro pasó por alto los insultos del público y el juez de competición le impuso dos partidos de sanción y una multa accesoria de 600 euros al guardameta senegalés.
La RFEF contempla un plan de actuación para estos casos que capacita a los árbitros para detener o incluso suspender los partidos de forma definitiva. El protocolo, que permanece intacto desde 2005, insta a los colegiados a "agotar todas las vías" posibles antes de cancelar un encuentro. Los árbitros solo podrán decretar la suspensión definitiva en casos de "extrema gravedad" y tras consultarlo con "los capitanes de ambos equipos" y los mandos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Las reglas equiparan además las agresiones racistas con la pirotecnia y el lanzamiento de objetos al campo.
Este protocolo cuenta con el visto bueno de la FIFA, que aboga por seguir las mismas pautas en todos los países y ligas del mundo. La árbitra catalana Marta Galego fue una de las primeras en aplicar la normativa durante un partido de Segunda Catalana al escuchar los insultos machistas de un aficionado del UE Valls (Tarragona). Los hechos ocurrieron en 2016 y la colegiada no reanudó el juego hasta que el espectador que la mandó a "fregar platos" abandonó la grada. En marzo del año pasado, un partido de categoría infantil también fue suspendido en Barcelona a raíz de los insultos racistas que recibió uno de los niños, de tan solo 12 años.
El Sestao-Rayo Majadahonda de este sábado ha corrido la misma suerte, pero la suspensión de partidos por motivos de discriminación, violencia o xenofobia no es ni mucho menos habitual en España. El problema se agudiza si nos centramos en las categorías superiores, fundamentalmente en La Liga. El organismo y su presidente, Javier Tebas, presumen de ser contundentes y firmes contra el racismo. La única vez que decidieron llevar al límite el protocolo y suspender un encuentro, sin embargo, no fue ese el motivo.
"Nazi", no; "negro de mierda", sí
En la última temporada han sido frecuentes las denuncias –algunas, ante los juzgados– por insultos racistas y xenófobos en los estadios. La víctima en buena parte de los casos ha sido el jugador del Real Madrid Vinicius Junior. Con todo, el brasileño no es el único que ha tenido que soportar gritos de "negro de mierda" o "eres un mono" sin que los árbitros de turno decidiesen activar el protocolo de la RFEF y suspender el partido. En 2005, los hinchas del Atlético de Madrid le lanzaron un plátano al portero camerunés del Espanyol Carlos Kameni. El partido siguió como si nada en el Vicente Calderón.
Iñaki Williams, Eto'o y Vinicius han sufrido el racismo en los estadios
En 2006, Samuel Eto'o decidió abandonar la Romareda media hora después de poner la pelota en juego por los insultos racistas de algunos aficionados del Zaragoza. El árbitro y sus compañeros lo terminaron convenciendo para volver al césped y el conjunto local recibió una multa de poco más de 9.000 euros. Los ataques tampoco cesaron tras la entrada en vigor de la ley contra la violencia en el deporte, aprobada en 2007 por el Gobierno de Zapatero.
En los últimos años, de hecho, ha aumentado la visibilización de incidentes de este tipo. La Liga paró durante unos minutos el partido entre el Sporting y el Athletic Club en 2016 por los insultos racistas que lanzó la grada del Molinón contra Iñaki Williams. Hace poco más de un año, el colegiado decidió suspender el València-Real Madrid a raíz de los ataques xenófobos contra Vinicius Junior. La interrupción apenas duró un cuarto de hora. El protocolo capacita a los árbitros para detener momentáneamente un partido si escuchan insultos o comentarios racistas. El juego se suspende durante unos minutos y se dan hasta dos avisos por megafonía para alertar de la situación. Si los ataques continúan pese a las advertencias, los colegiados y la Federación pueden cancelar definitivamente el encuentro.
Frédéric Kanouté, Toure Yaya, Marcos Acuña e incluso Dani Alves recibieron insultos por ser jugadores racializados. La Liga, sin embargo, solo decretó la suspensión definitiva de un partido en la categoría reina cuando escuchó entre los Bukaneros del Rayo Vallecano la palabra "nazi". Los hechos se remontan a 2019 y llaman la atención porque suponen una reacción inaudita en la historia reciente del fútbol español.
"La primera vez que se suspende un partido es por decir la verdad"
"Zozulia eres un nazi". Esta es la frase que coreó la grada del Estadio de Vallecas durante un encuentro entre el equipo local y el Albacete Balompié. Los aficionados se dirigían en estos términos al jugador ucraniano Roman Zozulya, sobre el que pesan unas fotografías con uniforme paramilitar que lo comprometen. El delantero llegó a posar con un fusil en la mano y los hinchas lo identificaron como una persona de ideología nazi, convocando manifestaciones contra su fichaje.
Los insultos no cesaron tras la primera parte del Rayo Vallecano-Albacete y tanto el árbitro como la Real Federación Española de Fútbol acordaron suspender el partido, alegando que "no se daban las condiciones necesarias" para continuar. "Ni por racismo, ni por xenofobia, ni por violencia. La primera vez que se suspende un partido en España es por decir la verdad", alegaron por aquel entonces los Bukaneros del Rayo. La Liga y la RFEF sacan pecho e insisten en su compromiso de poner freno al racismo en los estadios. Lo cierto es que, al margen de sus palabras, las dos instituciones siguen sin proteger a los jugadores que son víctimas de estos ataques y solo se pronuncian cuando las actitudes racistas se retransmiten por la televisión.
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