Siempre hay alguien dispuesto en la plaza de los Mosqueteros de Roland Garros a recordar una vieja anécdota. Cuantas más canas, más vivencias. Más recuerdos de nombres, victorias, persecuciones por un autógrafo e intrahistorias de las pistas del Bois de Boulogne. Como aquella en la que Pete Sampras, en 2000, esquivó un control antidopaje por la gracia de un ser superior. '¿Es que usted no sabe que a los Testigos de Jehová no se nos puede extraer sangre?', le recriminó al responsable de la Agencia Antidopaje Francesa. Ese año, como todos, Roland Garros se convirtió en una especie de institución inquisitorial con los tenistas españoles. Desde la final de Moyá y Corretja en 1998, cualquier éxito está bajo sospecha.

Con el paso de los años, el tono de las quejas ha dibujado una espiral creciente. Pero nadie antes, salvo Corretja y Costa en Wimbledon-por no respetar el ránking de la ATP para nombrar a los cabezas de serie-, habían hablado de boicot. Este sábado lo hizo Toni Nadal, después de que, en apenas diez días, su sobrino haya sido sometido a dos controles antidopaje: uno en Mallorca, antes de viajar a París, y otro en la madrugada del miércoles al jueves. 'Es indignante y creo que debería ser intolerable, no sólo por parte de los jugadores, sino por parte de todos los deportistas que deberían estar totalmente en contra del Comité Olímpico y boicotear al Comité Olímpico cuando organiza los Juegos', declaró el entrenador del número uno

Toni Nadal no se quedó ahí, también definió los controles como 'propios de una época caciquil' y resaltó que 'no es posible que los deportistas tengan que estar constantemente demostrando su inocencia'.

El tío de Nadal, sin embargo, se equivocaba en el sujeto de sus críticas. El COI no tiene competencias en el campo del dopaje más allá de las semanas que duran los Juegos, tanto de invierno como de verano.

En el resto de la temporada los controles corren a cargo de la Agencia Mundial Antidopaje en virtud a los acuerdos de este organismo con las diferentes federaciones internacionales. Es esa agencia la que ha comenzado este año un nuevo programa de análisis en el mundo del tenis.

Las declaraciones de Toni apostillan otras que realizó su sobrino el pasado viernes. 'Entre los jugadores la voz es unánime porque todos estamos en contra de estas nuevas reglas', asegura Rafa, quien considera que esta nueva política antidopaje es una 'persecución'. El tenista, que defiende la lucha por un 'deporte limpio', llegó a dudar de la legalidad de estos controles.

Los jugadores, obligados por las nuevas normas de la AMA, deben notificar a diario sus coordenadas para estar siempre localizables ante un posible control.