Toni Nadal mira a su sobrino y aún se sorprende. Él le puso la raqueta en la izquierda y le enseñó los rudimentos del deporte. Hoy sigue a su lado, aunque mejorar es cada vez más complicado. Toni es cauto. Y sus silencios son, a veces, más elocuentes que sus palabras.
Nadal ha acostumbrado a la afición a ganar. ¿Frustra que no se le reconozcan los méritos?
No. Sabemos lo difícil que es ganar o, al menos, lo difícil que es para nosotros ganar. Cuando lo conseguimos, estamos satisfechos y cuando no, lo vemos como algo normal.
La semana de Madrid, Rafa se entrenó fuerte. ¿Pensaba ya en Roland Garros?
No. Era un plan para adaptarse a la pista de Madrid; no acabábamos de cogerle el tono.
Para ser tierra, Roger Federer subió a la red con mucha asiduidad. ¿Cuáles eran las sensaciones?
No era tierra, la pista era muy rápida. Federer jugó muy bien y Rafael, no tanto.
¿Cómo está de cara a París?
Bien, la temporada de tierra ha sido buena. A pesar de la derrota en Madrid, no hay razón para estar mal. Otra cosa es que se pueda pensar que ganar allí es fácil. Eso es algo que en absoluto piensa Rafael.
Nadal ha demostrado ser superior en tierra este año. ¿Qué le hace tan fuerte?
Yo cada año me sorprendo con sus resultados. Tiene dos cosas en las que puede ser el mejor del mundo: su aguante físico y su capacidad para recuperar bolas. También es muy bueno golpeando en movimiento.
Su derecha liftada es un golpe único.
Yo creo que hay otras, como la de Verdasco, tan fuertes como la suya, pero él llega a menos bolas que Rafael. Cuando a los golpes le sumas el aguante, eres un poco más especial.
¿Ese golpe es natural o es fruto del entrenamiento?
Es entrenamiento. Yo, cuando él era pequeño, intenté que pegase más plano para acortar los puntos. Mientras fue juvenil, lo hizo. Pero entrar muy joven en la ATP le hizo buscar en el liftado una solución a la mayor potencia de los demás.
Sus rivales destacan de Nadal una gran capacidad para mejorar cada año. ¿Cómo lo consigue?
Es algo propio de su edad: Rafael tiene la edad para aprender, no para estancarse. A veces, las cosas se exageran: mucha gente va mejorando, pero cuando uno está arriba, esa mejora destaca más.
Djokovic ha llegado a finales y Federer ha ganado en Madrid. ¿Son los rivales en Roland Garros?
Los rivales son los siete que le tocan hasta la final. Ahora bien, a priori, si dices posibles ganadores del torneo, parece que Djokovic, Federer y Nadal están por encima del resto.
Rafa no ha perdido en París.
Siempre hay una primera vez.
¿Supone eso un peso para el jugador o es un acicate?
Lo tomamos con la preocupación de un gran torneo. Ganar el segundo Grand Slam del año significaría un paso grande. Te lo planteas con la preocupación del algo importante, aunque haber ganado antes hace el miedo menor. Este año es especial: nadie ha ganado cinco veces seguidas. Rafa puede entrar en la historia.
El inicio de temporada ha sido casi perfecto. ¿Lo esperaban?
No. Al principio, planteamos estar en el top-5 y, a partir de ahí, ir jugando. Con un Grand Slam y tres Masters Series, sabes que el año ya no puede ser malo. Intuíamos que este año se iban a acercar jugadores como Del Potro, Cilic, Simon, Tsonga y luego se apuntó Verdasco. Cada día es más difícil ganar.
Agassi dice que ve a Nadal con opciones del Grand Slam. ¿Lo tienen en mente?
Para lograr los cuatro, tienes que ganar 28 partidos. Rafael sólo ha ganado siete: no puedo plantear los 21 siguientes. Si ganase en París, quedarían 14. Rafael ha ganado en superficies diferentes, pero hay jugadores irrepetibles que no lo han conseguido. Nada me lleva a pensar que mi sobrino lo consiga.
Rafael es muy joven y en eso también bate récords. Cuando le dicen que ha igualado a Becker, ¿qué se siente?
No lo piensas mucho, pero yo recuerdo cuando veía las finales de Borg en la televisión y a sus entrenadores por ahí. Ahora me veo a mí y a mi sobrino en una final y me sorprendo. Está jugando lo que yo veía por la tele.
Higueras dice que la relación con su sobrino es perfecta en el tenis. ¿Lo es?
Nuestra situación es favorable. Lo primero que yo le inculqué desde pequeño a Rafael es que no se puede echar la culpa a los demás. Tiene la visión del tenis que yo le he dado y, a veces, puede ir bien cambiar. Yo le aconsejé que fuese un tiempo con Higueras. No lo creyó oportuno: me dijo que, si jugaba mal, sólo era culpa suya. Pero cada caso es diferente: Federer no ha tenido un entrenador constante y los números dicen que no le ha ido mal.
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