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María José Rienda puede reaparecer tras un año de lesión

Después de una año apartada de las pistas, María José Rienda podría reaparecer la próxima semana.

PACO GRANDE

El día clave es el martes. María José Rienda aún duda. Estaba decidida, quería volver a la nieve, a la gran competición, en la primera prueba de la temporada, que arranca el próximo sábado en Soelden (Austria).

La rodilla ya está bien, superada la triada de hace un año, según los médicos y según le confirman sus propios ensayos. Ayer mismo esquió en un muro parecido al que le espera en las pistas austriacas. Y la sensaciones son buenas. Pero la cabeza de Rienda aún desconfía. Aún ve riesgos.

No quiere dar un paso en falso, precipitarse, tirar por la borda el sacrifico y los sudores silenciosos de todo un año, los más ingratos y costosos de su carrera deportiva. María José está consumida por un dilema inevitable: la cautela de la persona frente a las ganas de la deportista.

Todas las señales la empujan a competir, pero hay una variable que no puede controlar: las cargas de trabajo que tendrá que soportar el sábado la dichosa rodilla. Y por eso espera. Reaparecer en la primera prueba del curso. O esperar a la siguiente carrera, el 24 de noviembre en Panorama (Canadá). El martes tomará la decisión.

Un año atrás, el 21 de noviembre, el traumatólogo Richard Stedman confirmaba a la granadina la terrible triada -rotura del ligamento lateral interno, el cruzado anterior y el menisco-, tras caerse tres días antes mientras se entrenaba en la estación estadounidense de Loveland (Colorado).

La esquiadora se rompía poco antes del gigante de Aspen, lugar en el que había ganado su tercera carrera de Copa del Mundo el curso anterior. 'Esta carrera también la vamos a ganar', decía Rienda en Vail. Otra vez el coraje y la voluntad ante un camino incierto. Un recorrido duro, difícil y opaco, porque nunca se termina de ver la luz. Toda una carrera para titanes. Su carrera más gigante.

Explosión tardía

Después de dos temporadas en el circuito blanco, debía afrontar, a sus 31 años, la prueba más complicada. Precisamente cuando alcanzaba los mejores resultados de su carrera. Una explosión deportiva tardía, pero a tiempo. Suficiente para ganar seis citas de la Copa del Mundo (dos en 2004-05, terminó tercera en la clasificación final del gigante; cuatro, en 2005-06, acabó segunda) y pasar a ser la esquiadora con más triunfos de la historia del esquí español.

Del puesto 96º en1995, al 13º en 2006. Rienda era la gran aspirante a ganar la general de gigante en 2007. Pero en sus largas horas de recuperación ya no podía pensar en esa progresión cercenada. Sólo en volver, volver y volver.

En Sierra Nevada, el 11 de mayo, se calza los esquís de gigante sin forzar, sólo para volver a sentir esas mágicas sensaciones en la nieve. Una semana después parte para el glaciar austríaco de Kaunertal, de rehabilitación.

En junio recibe el alta médica en y comienza un trabajo físico de pretemporada, más parecido al habitual. Rienda adquiere niveles de fuerza, potencia y velocidad similares a los de antes de la lesión. Alguna pequeña molestia en la rodilla por la carga de trabajo, pero sin importancia.

El 30 de agosto se marcha a la estación argentina de Las Leñas. Vuelve en septiembre y los médicos le confirman que todo va muy bien. Es entonces, cuando tras completar unos tests físicos, decide que saldrá en Soelden, dentro de una semana. Para Carlos Álvarez, su preparador, no hay problema en la rodilla, sólo 'es una cuestión de controlar más las cargas de entrenamiento y los descansos'.

'Esta competición va a ser un test', añade, 'y se trata sobre todo de practicar sensaciones que hace un año que no vive. María sale de una lesión importante y no podemos esperar grandes cosas; en todo caso que vaya cogiendo las sensaciones físicas, técnicas y psicológicas. Vamos a ir despacio y ver cómo responde la rodilla'.

Rienda decidió esta misma semana su partida hacia Soelden. Pero ahora duda. La esquiadora tiene los mejores recuerdos de Soelden. Allí consiguió sus primeros podios en la Copa del Mundo: dos terceros puestos en 2003 y 2004. Pero ahora sabe que todo será diferente: 'Me viene un poco justa después de una lesión tan grave.

Necesito tiempo, porque ahora no soy sólo yo, es la rodilla y su respuesta. Este año será especial, de transición, mi objetivo es llegar a Vancouver 2010. De momento, quiero tener sensaciones buenas, coger confianza, pero está claro que no dependo del físico o la técnica, sino de la respuesta de la rodilla. Mi objetivo es llegar a Vancouver 2010, ésa es mi gran meta'.

Rienda medita aún estar o no en el portillón de salida del primer gigante de la temporada. A unos 3.050 metros de altitud asomar la cabeza, clavar las tablas para sacudirse la nieve de las suelas del esquí, oir la cuenta atrás, lanzar un par de gritos de ánimo, clavar sus bastones y dejar correr sus esquís de 1,81 o 1,84 metros, por cada una de las 45 puertas del marcado.

Libre al fin. Sólo entonces, las sensaciones de velocidad y técnica propias del gigante envolverán a Rienda y su inconsciente se librará de un plumazo de los sinsabores del día de Loveland. Sólo cuando llegue a la cota de 2.690 metros y atraviese la meta, se olvidadará de la rodilla. Sólo entonces habrá terminado el gigante más largo y extenuante de su carrera

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