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Makukula revive en Madeira

Después de superar sus graves lesiones debutó con Portugal y marcó un gol.

LADISLAO JAVIER MOÑINO

“¡Ha marcado Portugal y ha sido Maku!”. El grito de Sebastiao Lazaroni se escuchó en todo el complejo deportivo del Marítimo de Madeira. Hijo de un pequeño extremo congoleño, con el que nada tiene que ver ni futbolística ni físicamente, Aziza Makukula marcó en su debut con Portugal ante Kazajistán. Fue el gol que culminaba su regreso del infierno. De la soledad infinita del gimnasio. De horas y horas recuperando, a solas, los gestos técnicos en el campo de fútbol-7 que tiene en su casa de Fuente el Fresno. Y, sobre todo, de sus últimos meses en Sevilla. “Monchi le hizo la vida imposible. Le llegó a decir que si no se iba, lo iba  a pasar mal”, recuerda su agente.

El Sevilla, con el que aún le resta un año de contrato, pagó por él cuatro millones de euros en 2003 sabiendo que aún no estaba recuperado de una lesión en una rodilla. Makukula agradeció el gesto bautizando a su hijo Aziza José María del Nido, en honor al presidente sevillista. Sin embargo, su paso por allí fue un calvario. La primera temporada se la pasó viajando a Bruselas para ver a un especialista.

La segunda, cedido en el Nàstic, no jugó. Fue Lazaroni, el hombre que traicionó la historia de Brasil utilizando un líbero en el Mundial 90, el único técnico que apostó por Makukula. Sus representantes pasearon este verano las radiografías de su rodilla derecha por multitud de despachos de secretarios técnicos. Ninguno creía en su recuperación. “Si está bien, ¿por qué no juega?”, les repetían allá donde ofrecían al jugador. Sólo el Marítimo de Funchal creyó en él. Erradicado en la idílica Madeira, el club le ofreció paciencia y tranquilidad en un paraíso para volver a sentirse futbolista.

Cuatro goles en siete partidos y la estrenada internacionalidad han sido su pago hasta el momento. No es habitual que el  Marítimo aporte muchos internacionales. Sus compañeros le llenaron la taquilla con las portadas que acaparó el día después de su glorioso debut: “He tenido que trabajar muy duro. Mi gol fue para los que me han apoyado en los peores momentos”.

Un trailer con velocidad

También fue Lazaroni quien le pasó un informe favorable a su compatriota Luiz Felipe Scolari cuando éste sopesó su convocatoria para los decisivos partidos de Portugal ante Azerbaiyán y Kazajistán: “Le dije a Scolari que se integraría bien.

Con Simao, Nani, Cristiano Ronaldo y Quaresma, sus cualidades pueden ser aprovechadas al máximo”. Justo eso sucedió en Kazajistán. Quaresma ganó la línea de fondo y la fornida estampa de Makukula apareció para reventar de un cabezazo la portería kazaja.

La acción recordó a sus mejores tiempos, cuando su 1,92 y sus 85 kilos eran un martirio para las defensas que se enfrentaban al Valladolid. Era un tráiler con la velocidad de un deportivo. Los centrales se le colgaban de la espalda o de los brazos y no podían derribarle. Hasta que una rodilla le hizo crack en Málaga en diciembre de 2003. Un infierno de cuatro años. Inglaterra le espera.

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