Guardiola no sólo dio la mano a Florentino Pérez en la Gala del Balón de Oro el pasado lunes en Zürich. Guardiola también mantuvo con él una breve conversación en la que pudo pasar de todo. Florentino tuvo tiempo para preguntarle a qué equipo entrenará la próxima temporada en la que Guardiola ya no vivirá en Nueva York. Florentino pudo hasta ofrecerle la posibilidad de sustituir a Mourinho. El presidente del Madrid es un hombre que no cree en los imposibles. Si sacó a Figo del Barça, a Zidane de la Juventus o a Cristiano del Manchester, ¿qué le puede impedir ahora ofrecer un cheque en blanco a Guardiola? ¿Dónde está escrito que no pueda pasar? De todos modos, ¿qué lógica concede el mundo del fútbol a esta pregunta?
'No me parece una pregunta absurda, pero sí inviable', explica Alfonso Pérez Muñoz que, después de formarse en el Madrid, fichó por el Barcelona. 'Pero mi caso fue diferente. Yo fui al Barça después de bajar a Segunda con el Betis y lo hice por necesidad. En un mundo como el del fútbol, los cambios se hacen eso, por prestigio o por dinero y, si lo piensas fríamente, Guardiola no necesita ninguna de esas tres cosas. Ha tocado techo en el Barça y, si viniese al Madrid, él sabe que sólo se complicaría la vida', añade Alfonso, que compartió una buena parte de su carrera futbolística con Guardiola y lo recuerda como 'un buen tipo, un fatiga del fútbol que quería a toda costa el balón pegado a la hierba'.
Entonces Guardiola, a diferencia de ahora, no era un mito. 'Era otra época, lógicamente. Pero sí era un gran futbolista', explica Alfonso. 'Yo jugué con él en el Barça, gané el oro olímpico en el 92 y luego coincidí en la selección'. Pero nunca tuvo una relación tan amplia con Pep como Juanma Lillo. Un día, cuando Lillo era entrenador del Oviedo, llamó a la puerta de su vestuario. 'Acababa de terminar un partido con el Barça en el que perdimos 2-4 cuando, de repente, alguien llamó a mi vestuario. Era Guardiola que aún no se había cambiado de corto, que me preguntó si no me importaba charlar un minuto porque le había encantado como jugaba mi equipo'. Después, Guardiola, en las elecciones en las que se presentó como director deportivo de la candidatura de Lluis Bassat, eligió a Lillo como entrenador azulgrana. Así que Lillo ahora es un destinatario idóneo para responder a esa cuestión.
'¿Qué si veo a Pep en el Madrid?', se pregunta. 'Sí, puede pasar ¿por qué no? La vida da muchas vueltas. ¿Quién le iba a decir a Del Bosque lo que está viviendo ahora después de ser cesado en el Besiktas turco? ¿O a Luis Aragonés que iba a ganar la Eurocopa de Austria? ¿Cómo voy a imaginar yo ahora el destino de Guardiola? ¡Esto es fútbol!' Alfonso acepta que, 'efectivamente, este es un mundo aparte', pero sigue sin ver a Guardiola en el Bernabéu. 'Está muy identificado con el Barça y con Catalunya y el Madrid es el polo opuesto. No quiero ni pensar como se vería en Catalunya. Sería, para él, complicarse la vida y estas son cosas que sólo se pueden hacer por dinero y él no lo necesita'.
Lillo, que fue entrenador de Guardiola en los Diorados de Sinaola (México), jamás cierra el horizonte. 'No, porque la vida es imposible de planificar. Es verdad que si piensas en Guardiola lo último que le imaginas es en el Madrid. Su caso, además, no sería comparable al de nadie. Ni siquiera al de Figo o al de fútbol, pero en un mundo como el del fútbol, en el que el azar juega un papel tan importante, he aprendido a no descartar nada. La experiencia nos demuestra que siempre puede haber una primera vez'.
'Su caso no sería comparable al de nadie, ni siquiera al de Figo'
'Pero para que haya una primera vez debes tener necesidad de que la haya e insisto en que Guardiola no la tiene', insiste Alfonso. 'Él se ha ganado la potestad de elegir el equipo que quiera entrenar y en el fútbol español ya ha tocado techo, no puede hacer nada mejor de lo que lo ha hecho en el Barça. Otra cosa es si hablamos de Italia o de Inglaterra. A lo máximo, veo a Guardiola en el banquillo de visitante del Camp Nou y en un equipo con un proyecto deportivo importante. No le veo en Rusia, a no ser que quiera hacerlo por dinero, o por un caso especial como el de Capello, que es otro hombre que ha tocado techo. Al parecer, su mujer está muy a gusto allí, le gusta visitar museos... Pero, sinceramente, yo ahora veo a Pep clarísimamente en la Premier'.
Y no se trata de que a un hombre con vocación madridista como Alfonso no le haga ilusión que Guardiola llegue al Bernabéu. 'Es un hombre que le viene bien a cualquier equipo. Yo no sé si es el mejor entrenador del mundo, pero sí sé que supo aprovechar la suerte que tuvo. En su segundo año, ya entrenó al Barça'. Una oportunidad que Lillo hubiese tenido, gracias a Pep, si Bassat no hubiera perdido esas elecciones ante Laporta. Quizá por eso ahora lo relativiza casi todo. 'No tiene importancia real ni lo bueno ni lo malo. Somos nosotros los que lo damos importancia'. Y recuerda lo que casi siempre se olvida. 'Si Guardiola hubiese perdido en el Barça, su trabajo hubiera sido el mismo'.
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