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Identidad contra 'business'

La final de Roma enfrenta a dos conceptos antagónicos de club de fútbol

MIGUEL ALBA

El fútbol encuentra en Roma dos formas de entenderse. Dos conceptos de vida antagónicos que han definido, con el paso del tiempo, sendos modelos de club. En el Barça, ese sentido común catalán, que en el resto de España se identifica con el seny, alimenta ese eslogan tan etéreo como globalizador en sus calles.

'El més que un club [pronunciado por Narcís de Carreras en su toma de posesión como presidente en 1968] sitúa al Barça en un lugar de privilegio en el universo simbólico catalán', explica el sociólogo y lingüista Sebastià Serrano. 'El lema aglutina una vinculación emocional tan fuerte que está por encima del equipo de fútbol. Es como decir que el Barça es de todos. Tan de todos, que, en ocasiones, la primera vinculación que sienten muchos inmigrantes, especialmente marroquíes, con la ciudad es a través del Barça', sostiene Serrano.

Ante la globalidad del seny, el United se ha reformulado a través de una paradoja social. En Manchester, su pertenencia es reduccionista a un estrato industrial heredero de la lucha de clases de las Trade Unions. A mediados de los ochenta, eran tipos acostumbrados a la reivindicación, a la bronca, a la exaltación de un forma de comportamiento, el hooliganismo, que impedía el éxito deportivo por la dificultad para encontrar financiación económica.

La regulación estatal cambió comportamientos en la grada. Dotó de un nuevo sentido a esos hooligans de nuevo cuño, menos exaltados, pero igual de fieles a sus orígenes. De hecho, la mayoría de sus socios siguen respondiendo a un perfil de trabajador industrial que se contrapone con el amplio estrato social de sus seguidores fuera de las Islas.

Con 50 millones de seguidores en todo el mundo, Malcolm Glazer entendió la potencialidad económica de los Diablos Rojos. Entonces, el United se convirtió en una máquina de hacer dinero. Con el magnate americano, el club asumió la relación con los patrocinadores no sólo como una fuente de ingresos puntual, sino como una asociación cooperativa entre empresas que reparte beneficios para todos.

Sus ingresos típicos (patrocinios, derechos de televisión -el United es el club inglés más televisado-) y atípicos (entradas -unos 12 millones de euros-,mercadotecnia y servicios financieros) le han convertido en el club más rico del mundo, con un resultado operativo bruto de 105 millones de euros en la pasada temporada.

Sin embargo, su marca, valorada en 922 millones de euros, según un estudio de BBDO Consulting, no supera el valor del Real Madrid (1.063 millones de euros) y del Barcelona (948). La consultora argumenta el concepto subjetivo del més que un club como valor que enfatiza el respeto a la marca Barcelona. 'También ayuda su vinculación con Unicef en la camiseta', se expone en el estudio.

El mismo año (2006) que el United cerró con la compañía de seguros AIG el mejor contrato de patrocinio de toda la Liga inglesa (96 millones de dólares por tres letras en su camiseta durante cuatro años), el Barça comenzó a cooperar con Unicef, donando a este organismo internacional 1,5 millones de euros anuales durante cinco años.

Unos guiños que enfatizan una identidad que ha convertido a Guardiola en su mayor exponente. 'Pep ha incrementado la vinculación de la masa con el club. Su origen y ser un producto de La Masia ofrece un suplemento de orgullo y de lealtad que no ha existido en épocas anteriores con un técnico extranjero. Habla idiomas, tiene buen carácter y ha renovado valores. Pep es la pauta que lo ha conectado todo', enfatiza Serrano. 'Ha convertido este año en la historia de las mil y una noches'. La Champions completaría esa última fantasía.

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