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El equipo español de balonmano se lleva el bronce en los Juegos Olímpicos

Los Hispanos se impusieron por 23-22 a sus rivales para auparse al último puesto del podio olímpico.

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Los españoles celebran la victoria por la medalla de bronce de balonmano masculino entre España y Eslovenia en los Juegos Olímpicos de París 2024, en Francia, a 11 de agosto de 2024. - EFE / ALEX PLAVEVSKI

La selección española de balonmano no falló y se colgó, al igual que ya ocurrió hace tres años en Tokio, la medalla de bronce, tras imponerse este domingo por 23-22 a Eslovenia en la final de consolación de los Juegos Olímpicos de París gracias a una parada de Gonzalo Pérez de Vargas en los instantes finales.

Una intervención que premió la mayor fortaleza mental del conjunto español en un tramo final de partido en el que los de Jordi Ribera supieron sobreponerse a la exclusión de Miguel Sánchez Migallón.

Pero ni con un hombre menos los Hispanos dejaron escapar la renta de un gol con la que afrontaron el último minuto y medio de juego.

Y eso que Eslovenia pareció tenerlo todo a favor tras disponer de un último balón para igualar la contienda, tras una más que discutida falta en ataque de Aleix Gómez, que tuvo que salir de la pista en brazos de Abel Serdio tras el duro encontronazo que sufrió con el defensor.

Sin embargo, Eslovenia, que retiró al portero para jugar la última acción con siete jugadores de campo, no supo mover bien el balón y acabó tratando de forzar la prórroga con una lejano disparo de Borut Mackovsek que detuvo Gonzalo Pérez de Vargas.

La mejor manera posible de poner fin a un torneo olímpico que, caprichos del destino, cruzó a españoles y eslovenos en encuentro por la medalla de bronce catorce días después de que ambos equipos fueran los encargados de abrir el torneo el pasado 27 de julio, cerrando así el círculo de ambos combinados nacionales en la competición.

Pero en este partido se jugaban mucho más. Un cara o cruz que pareció motivar sobremanera al guardameta esloveno Klemen Ferlin, que tras el primer cuarto de hora de juego ya contabilizaba el mismo número de paradas (seis) que las que contabilizó en el encuentro inaugural.

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Los españoles celebran la victoria por la medalla de bronce de balonmano masculino entre España y Eslovenia en los Juegos Olímpicos de París 2024, en Francia, a 11 de agosto de 2024. ALEX PLAVEVSKI / EFE

Circunstancia que permitió a Eslovenia situarse con una ventaja de dos goles en el marcador (4-6) que dejaba claro que los Hispanos iban a tener que sufrir de los lindo para volver a vencer a los balcánicos como ya hicieron (25-22) en la primera fase del torneo.

Pero si Eslovenia podía presumir de portero, lo mismo podía decir España ya que, pese a que Gonzalo Pérez de Vargas no llegó a alcanzar las cifras de Ferlin, que por momentos superó el 60 por ciento de paradas; el toledano surgió siempre en el momento oportuno.

La pieza que necesitaba el conjunto español para acabar de asentar su defensa, lo que les permitió causar cada vez más problemas a un ataque esloveno que acabó reducido a las acciones de Blaz Janc.

Mejoría defensiva a la que se sumó la irrupción en ataque de Jorge Maqueda que con su corajudo estilo permitió a España no sólo enjugar su desventaja, sino situarse a falta de seis minutos para la conclusión del primer tiempo con una renta de dos goles (10-8) en el marcador.

Una diferencia que igual de rápido que llegó se esfumo ante las dificultades de los de Jordi Ribera para frenar a Janc, que con sus eléctricas penetraciones se encargó de volver a igualar la contienda (12-12) al llegar el descanso.

Igualdad que se mantuvo en un arranque de la segunda parte (16-16) en la que, si bien España pareció encontrar el camino hacia el gol por medio del pivote Abel Serdio, por parte de Eslovenia surgió la figura el lateral Aleks Vlah inédito en todo el primer tiempo.

Empate que ni españoles ni eslovenos lograron romper lastrados por una creciente tensión que hizo que lo goles subieran con cuentagotas a un marcador que a menos de ocho minutos para el final reflejaba un incierto 20-20.

Un simple anticipo de lo que se vivió en los minutos finales en los que los de Jordi Ribera, en otra muestra de carácter competitivo, se mostraron más fiables que su rival y se auparon al tercer escalón del podio.

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