MADRID.- Rafa Benítez se presentaba como técnico del Real Madrid el pasado 3 de junio con lágrimas en los ojos. Ese gesto de incontenible alegría se ha tornado en solo seis meses en la seriedad inmensa que su rostro desolado reflejó el sábado tras el doloroso 0-4 encajado ante el Barcelona en el Santiago Bernabéu. El técnico blanco afronta en estos días su momento más crítico tras un bochorno que el madridismo no perdona con facilidad, sin hallar un plan de juego en el equipo, desconectado de los jugadores y con el apoyo exiguo de la junta presidida por Florentino Pérez.
Esta tarde se reúne la directiva blanca con el plan de ratificar a Benítez en el cargo y a las 19:30 horas Florentino Pérez comparecerá ante los medios. El presidente blanco, que nunca ha asumido como suyos los problemas acaecidos en el Real Madrid, afronta también una semana complicada. La grada del Bernabéu también se revolvió el sábado contra él. Su respuesta en el palco fue alzar los brazos y encogerse de hombros. Hoy deberá dar alguna explicación más a un sector cada más amplio de la afición crítico con su gestión al frente de la entidad.
Pero el mandatario también se juega su futuro el miércoles en los tribunales. Un grupo de socios ha conseguido que un juzgado de Madrid acepte una demanda contra los cambios en los estatutos del club llevados a cabo en una asamblea en 2012 y que endurecen las condiciones para ser candidato a la presidencia. Gracias a estos cambios Florentino Pérez concurrió en solitario a los comicios de 2013. Nadie más pudo presentarse. Ahora, una sentencia en contra tumbaría esas modificaciones y le deslegitimaría.
En estos momentos Benítez se encuentra atrapado por el pasado de Ancelotti y por el futuro de Zidane
Problemas judiciales aparte, Florentino todavía mantiene su respaldo hacia Rafa Benítez pero éste ha dilapidado ya buena parte del crédito otorgado en la firma de su contrato. En estos momentos se encuentra atrapado por el pasado y por el futuro. El pasado protagonizado por Carlo Ancelotti, despedido sin explicación posible salvo la ausencia de títulos el año pasado. Los jugadores siguen teniendo al italiano en un pedestal y echan de menos en Benítez tanto el afable trato del hombre que les guió hacia la Décima como la flexibilidad táctica que le permitió sacar el mejor partido de cada uno de sus futbolistas.
Pero sobre el cuello de Benítez también pende la guillotina del futuro, que para Florentino Pérez pasa por Zinedine Zidane. El francés es, para el presidente, el técnico del futuro en el Real Madrid. Le convenció en verano para seguir como técnico del Castilla y le tiene reservado el banquillo del primer equipo cuando llegue el momento oportuno. Todavía no ha llegado pero la sombra de Zizou es alargada.
Tres partidos para encauzar el rumbo
Lo mejor para Benítez llega en forma de calendario, que le ofrece cierta tregua. El Real Madrid tiene ante sí ahora tres compromisos fuera de casa pero en teoría asumibles. Primero se presenta el viaje de Champions para medirse al Shakhtar Donetsk en Ucrania. El domingo se medirá a las 16 horas al Eibar en Ipúrua y ya el 2 de diciembre se estrenará en la Copa del Rey en Cádiz.
Tres partidos fundamentales para que Benítez empiece a arreglar todos los problemas y desajustes que se observaron contra el Barcelona. El equipo necesita un inmediato cambio de dinámica en plena racha descendente. Ganó por los pelos a un PSG superior en el Bernabéu, naufragó en la segunda parte en el Sánchez Pizjuán y sufrió el aplastamiento del Barça el sábado.
Benítez planteó el sábado un once al gusto del madridismo, traicionó sus ideas y fracasó. El equipo jugó roto, con cinco jugadores defendiendo y cinco atacando
Ya no funciona apelar a las lesiones. Ante el Barça estuvieron todos disponibles y ni por esas. Benítez planteó un once al gusto del madridismo, traicionó sus ideas y fracasó. El equipo jugó roto, con cinco jugadores defendiendo y cinco atacando. Y dos hombres que venían jugando de forma habitual quedaron señalados. Uno fue Casemiro, que no disputó un solo minuto y que se había destapado como el anclaje necesario en el centro del campo. Y el otro fue Isco, que salió en la segunda parte y fruto de su frustración fue la roja directa tras su patada a Neymar.
Hacía mucho tiempo que no se veía a jugadores del Real Madrid jugar con la apatía mostrada ante el eterno rival
Y los que jugaron salieron peor parados. Hacía mucho tiempo que no se veía a jugadores del Real Madrid jugar con la apatía mostrada ante el eterno rival. Sobrepasados en todos los aspectos, llegaron tarde a todos los balones, no hubo solidaridad defensiva ni creatividad en ataque. Sin sacrificio ni garra no se entiende a este equipo. La calidad sola no basta, sobre todo ante un rival como el Barcelona del sábado.
En defensa, Sergio Ramos jugó por las bravas, infiltrado y con el hombro maltrecho. Hizo un pésimo partido, rompiendo los fueras de juego de los azulgranas y llegando tarde a las coberturas. Ahora ha dicho basta y parará un mes para recuperarse como debía haberlo hecho. Marcelo también reaparecía y sus problemas musculares volvieron. Tuvo que ser cambiado en el segundo tiempo. Su banda y la de Danilo, que quedó marcado, fueron una autopista para Neymar y Sergi Roberto. Y Keylor Navas pasó de no haber encajado ningún gol como local a recoger hasta cuatro balones de sus redes.
Benítez necesita recuperar el feeling con los jugadores y obtener de ellos el compromiso de que todos remarán a partir de ahora en la misma dirección
Y en ataque la tan cacareada BBC se volvió a juntar sin ningún efecto positivo. Ya es clamoroso el estado de Cristiano. El portugués, que alimenta las dudas sobre su futuro en el Real Madrid, pasa por su peor racha desde que llegó en 2009. Ha marcado solo en cuatro de los doce partidos de Liga que ha jugado y en dos de los cuatro de Champions. Gareth Bale hace la guerra por su cuenta y Benítez tampoco da con la posición en la que mejor exprima al galés. Y Benzema llegó al clásico lejos de su mejor tono físico y alterado en lo anímico.
Muchos frentes tiene que abiertos Benítez y escaso margen para resolverlos. Pero hay uno por encima de todos que le urge atajar. Benítez necesita recuperar el feeling con los jugadores y obtener de ellos el compromiso de que todos remarán a partir de ahora en la misma dirección. El divorcio que actualmente existe entre el vestuario y el técnico solo se reconduce bajo la premisa de imponer el bien común a las cuitas personales. Todos deben hacer borrón y cuenta nueva y olvidar rencillas y cruces de declaraciones. De lo contrario el horizonte que se le presenta al equipo es de lo más preocupante.
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