Este artículo se publicó hace 14 años.
La danza más triste de Asamoah Gyan
El futbolista ghanés falló la pena máxima en el último minuto que habría supuesto el pase de su selección a las semifinales del Mundial
Once metros separaban a Asamoah Gyan de la gloria. El orgullo de África estaba en sus botas, en esa suerte que es un trámite en el acierto. Un hierro candente que estigmatiza en el fracaso cuando una página de la historia está abierta para ser escrita. Gyan había convertido sus dos lanzamientos anteriores ante Australia y Serbia. En ese golpeo estaba el puñetazo en la mesa que el fútbol africano amaga con dar desde que Argelia y Camerún se rebelaron en España 82. Gyan quiso asegurar. Reventó la pelota en el larguero. Esta vez no optó por un lanzamiento esquinado como en los anteriores.
El ghanés estuvo a 11 metros de la gloria y toda África pendiente de élSe derrumbó Gyan. Sus lágrimas eran las de un continente entero. Ese penalti fallado apagó África. Las calles de Accra, la capital ghanesa, se silenciaron. El fútbol en su cara más puñetera, esa que es capaz de encender el alma de un país o enterrarla en unos segundos, en el plis-plas que transcurre en el recorrido traicionero y desgarrador de un balón contra una madera. Once metros para el abismo. Las piernas y las caderas de África dejaron de menearse. También las de Gyan. Tenía preparado ese baile de hip-life que ha popularizado, una música que habla de la alegría y la cultura africana. Una mezcla de hip-hop, reggae, garaje y pop que arrasa en África. Gyan, que ha grabado un single con Castro, uno de los gurús del hip-life, había recuperado la estima de sus compatriotas con esa danza también denominada djohrei.
Mandela le mandó un mensaje para decirle que estaba orgulloso de él
Había dejado de ser bien visto desde que pretendió abandonar la concentración de Ghana tras ser muy criticado por fallar goles cantados en un partido con Namibia. Recibió amenazas de muerte y su madre anunció en una radio que él y su hermano, también internacional ghanés, abandonarían la concentración. Gyan no sabe cómo le recibirán en su país, pero sí sabe cómo será esperado Luis Suárez en Uruguay: "Él será un héroe en su país porque la pelota había entrado y él la detuvo, y obviamente yo he falla-do el penalti. Regresará como un héroe a Uruguay".
En la tanda de penaltis, Gyan se puso otra vez frente al destino. Lanzó el primero de la tanda. Se citó con el orgullo en un acto de valentía. Otra vez en los 11 metros, apenas unos minutos después de haber interiorizado su entrada en una leyenda para olvidar. "Quise tirarlo porque pensaba que si marcaba contribuiría a tranquilizar al resto de los lanzadores", explica Gyan. Marcó, pero su cita con la historia ya había pasado. Mandela le mandó un mensaje para decirle que estaba "orgulloso de él y de Ghana".
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