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El año que Messi vomitó goles

Gracias a un nuevo dietista, superó sus problemas de estómago y rompió con el hombre disgustado del año pasado. Ahora está a tres partidos de ganar tres títulos y ha recuperado el entusiasmo. En plena madurez, el Barça disfruta del liderazgo y los goles a raudales del '10' argentino.

Messi celebra un gol en la ida de las semifinal de Champions contra el Bayern. /EFE

MADRID.- El 17 de mayo de 2014 Messi fue un hombre incapaz, sin motivación frente a los defensas del Atlético. Alejado de lo que más ama en el césped, que es la pelota, su pereza hizo monumento en un Barcelona que se jugaba el título de Liga. La hinchada llegó a pitar a Messi, recluido en un lugar extraño en el que al famoso periodista y sociólogo argentino, Rodolfo Chisleanschi le costaba averiguar lo que pasaba: "El carácter cerrado de Leo, casi hosco y su boca callada daban escasas pistas y obligaban a analizar su psicología a partir de sus hechos y sus humores". Pero ni siquiera el Mundial fue capaz de devolvernos al futbolista genial. Vencido, alejado de sus mejores días, negativo en la mirada, tuvimos miedo a perder a Leo Messi.

Hoy, ha pasado justo un año y, como si la vida fuese una repetición, el Barça vuelve a jugarse el título de Liga frente al Atlético. Pero Leo Messi ya no muestra esa mirada distraída de ayer, al contrario, es un futbolista como el de sus mejores épocas, el hombre que, según Valdano, ha recuperado "el cohete en la mente" y el mismo al que el director de cine, David Trueba, calificó un día de “antófago”, porque “antófago es aquel que se alimenta de flores”, y Messi era la expresión más fiel. “Siempre intenta hacerlo bello, no se conforma con hacerlo práctico”.

En esta Liga Messi nos ha dejado algo más que 40 goles y nos ha dejado una temporada insustituible en la que él no sólo ha ganado. También se ha hecho íntimo de Neymar y Luis Suárez, sus dos compañeros de ataque, que nunca jugaron con nadie tan perfecto. “Normalmente, Leo siempre hace lo que demanda la jugada”, dijo Luis Suárez de él. “No es populista ni se adorna de cara a los demás”.

El 17 de mayo de 2014, el mismo día que perdió la Liga ante el Atlético, el club lo convirtió en el futbolista mejor pagado del mundo

El resultado ha sido la magnífica recuperación de un futbolista, ese desafío constante a la pelota que vimos perdido y por el que, sin embargo, el Barça lo apostó todo. El 17 de mayo de 2014, el mismo día que perdió la Liga ante el Atlético, el club lo convirtió en el futbolista mejor pagado del mundo y le dio todo lo que pidió.

El Camp Nou se atrevió a pitarle, pero Luis Enrique, el nuevo técnico, no se atrevió a debatirlo. Pero aun así había dudas de si era posible recuperar al futbolista que, a los 27 años, ganó más de lo que imaginó. Su motivación era un misterio. A golpe de monosílabos, sus palabras no aclararon nada y se maldecía que en la final del Mundial no se fuese una sola vez de los defensas de Alemania. La duda era legítima.

Presentar un telediario

Esta temporada ha acabado con el disgusto. Su motivación es otra de sus fortalezas. Ha demostrado que no solo es un gran futbolista. También un gran carácter

Sin embargo, esta temporada ha sido lo contrario. Ha acabado con el disgusto. Su motivación es otra de sus fortalezas. Ha demostrado que no solo es un gran futbolista. También un gran carácter. "Messi ha vuelto a ser el líder a la hora de resolver partidos. Ha recuperado esa confianza a nivel mental que sentimos amenazada. El caso es que supo perder, enfadarse y recuperarse", explica el psicólogo Santiago Rivera, que ha realizado su tesis doctoral acerca de la fortaleza mental de los futbolistas y estudió en profundidad a Messi.

"Veo en él a un hombre al que le encantan los retos. Si se enamora de un proyecto, como se enamoró del fútbol, lo veo capaz de todo, hasta de presenter un telediario. Es verdad que es un hombre que ha desarrollado poco su habilidad de comunicación. Pero si de verdad se lo propusiera podría hacerlo. No tengo ninguna duda".

La prueba es lo que ha significado Messi este curso, a tres partidos de ganar tres títulos. Ha recuperado el poder, la sonrisa perdida, las ganas de correr. La temporada pasada se hizo célebre en aquel partido de Champions ante el Atlético en el que la estadistica demostró que corrió menos kilómetros que Pinto, el portero. Pero ahora Messi es un futbolista enfervorizado con su fútbol, con su imagen y, en definitiva, con la vida.

Se ha puesto en manos de un nutricionista italiano que le ha permitido acabar con esos famosos vómitos y aligerar su físico

Ha marcado este curso el penalti que le faltaba, a lo Panenka. Ha destrozado en tres minutos a su bestia negra, el Bayern. Se ha puesto en manos de un nutricionista italiano que le ha permitido acabar con esos famosos vómitos y aligerar su físico. También ha participado hasta en un corto, Sueños de héroe y ha anunciado su segunda paternidad. Una maravillosa combinación que ha posibilitado el regreso del hombre que el psicólogo Santiago Rivera pone "de ejemplo" a sus pacientes en la consulta. Y, sobre todo, el líder que convence a todo el mundo y que se aleja del hombre que fue acusado por Hacienda. "Ahora, siempre llegas al partido pensando en lo que hará Messi", resume Luis Suarez, cómplice y fanático que no conoció el peor momento de Messi hace justo un año, 17 de mayo de 2014.

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