Este artículo se publicó hace 16 años.
Trabajos manuales
El masaje es el calentamiento más completo para una relación sexual plena
Los beneficios del masaje no se limitan a aliviar dolores de cervicales o espalda. Baste adentrarse en la sección erótica de cualquier librería y ver la cantidad de manuales dedicados a esta técnica. En el último año han visto la luz cuatro títulos, entre los que se incluyen El arte del masaje tantra, el masaje erótico de Oriente (Océano Ambar) y Masaje erótico para parejas (Ediciones Martínez Roca).
Contrariamente a lo que pudiera pensarse, el masaje no empieza en las manos sino en la respiración. Inhalar el aire por la nariz y expulsarlo por la boca en una prolongada aaah es la mejor inmersión en el reino de los sentidos. El consejo viene de Charla Hathaway y su libro Masaje erótico (Taschen). En él, explica que la respiración consciente “despeja la mente y nos libera de la necesidad de interpretar un determinado papel ante nuestra pareja”.
Aunque el tacto es el sentido primordial, las manos no son las únicas herramientas útiles para el masaje. Andrew Yorke, autor de El nuevo arte del masaje erótico (Robinbook) aconseja servirse del pelo, la boca o los senos para rozar la piel del amante. Y caben más variantes: plumas de pavo real, seda, cuero, goma o incluso masajeadores eléctricos.
Presión en la cabeza
¿Más técnicas? La fricción, especialmente útil cuando se masajea la cabeza. Con el amante boca abajo, el masajista se sienta sobre la espalda del otro y frota ligeramente el cuero cabelludo con las yemas de los dedos, aumentando la presión paulatinamente. Yorke también alude a los poderes estimulantes de la percusión (consistente en dar pequeños golpes con el dorso de la mano), el deslizamiento, las caricias de profundidad media y las profundas. Éstas últimas son las que más desgaste energético provocan y para realizarlas el masajista se sirve del propio peso corporal.
Una variante que implica otro sentido esencial es la aromaterapia. Una técnica que se utilizaba en el antiguo Egipto con fines médicos, “para curar dolencias o por sus efectos sobre la mente”, recuerda Yorke. Pero nada de esto servirá si antes no hemos creado la atmósfera para que la sesión se desarrolle con total calma. Sustituir la BlackBerry por velas y aceites puede ser un buen comienzo.
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