'Vamos a provocar un poco a los argentinos: el tango no es de Río de lal Plata. ¡No! ¡Es de París!'. Esta afirmación no sale de la boca ni de un crítico musical ni de un periodista que pretenda cabrear a los porteños o a los uruguayos, sino de la de un músico de Buenos Aires que se instaló cerca de las orillas del Sena con un solo objetivo: revolucionar el tango.
'Soy un activista de la causa del tango, pero no hay que engañarnos, es en París donde realmente triunfó. Es una música universal; no hay que ser argentino para ser tanguero', lanza Eduardo Makaroff, uno de los tres miembros y único gaucho de Gotan Project, banda que impuso en 2001 un nuevo sonido con La revancha del tango. Casi un década después, regresa con un tercer disco, Tango 3.0, en el que sigue investigando la fusión entre ritmos porteños, música electrónica y jazz.
'Bebemos del jazz, del dub americano y del country', dice Sergio Makaroff
'Nuestro trabajo es una búsqueda permanente de sonido, queremos crear algo nuevo desde y hasta el tango y la música argentina. Nuestra razón de ser como grupo es llegar a un encuentro de músicas', explica a Público Makaroff, que estuvo en Madrid el mes pasado presentando el nuevo disco.
Estaba solo. Cuando hacen promoción, los integrantes de Gotan Project se reparten el mundo según los idiomas que hablan. Makaroff, nacido en Buenos Aires hace 56 años y casado con una española, lleva el mercado hispanoamericano; el francés Philippe Cohen Solal, el francófono, y Christoph H. Müller, suizo, se encarga de los alemanes.
Son datos quizá anecdóticos para hablar de unos músicos, pero Gotan Project no es un grupo como los demás. No se reúnen todos los días en un estudio para ensayar. Los tres residen en París y tienen su propia carrera paralela. Antes de alcanzar el éxito, Cohen Solal era DJ y ahora es director del sello Ya Basta; Müller era y sigue siendo productor; Makaroff era rockero y dirige la discográfica Mañana. 'Nos tomamos un año para hacer Tango 3.0. Empezamos a componer en enero de 2009 y lo terminamos todo en diciembre pasado. Lo hicimos sin presión', aclara en una curiosa mezcla lingüística francoargentina.
'Sólo los ignorantes dicen que la música es gratis y que debe serlo siempre'
Hace diez años, con La revancha del tango, Gotan Project revolucionó la manera más tradicional de ver el tango, género musical que canta tristeza y sensualidad en lunfardo, argot que consiste en invertir el orden de las sílabas. 'Soy un hijo del rock and roll de los años sesenta y setenta; en mi época, el tango se había fijado en el tiempo, no se renovaba el repertorio', dice el antiguo guitarrista, que se reivindica ahora hijo de Astor Piazzolla (Argentina, 1921-1992), uno de los primeros compositores que aportó, en los cincuenta, innovaciones musicales al tango. Piazzolla fue incluso considerado 'el asesino del tango' por los puristas del género.
'Nosotros queríamos juntar el tango con la música de programación informática, los sonidos electrónicos, los samplers, los DJ. Por suerte, tuvimos éxito', reconoce Makaroff. De La revancha del tango se vendieron más de un millón de ejemplares. Había nacido el tango electrónico o neotango. Los grupos se multiplicaron: Bajofondo, Metrotango, Narcotango, Tanghetto, Otros Aires, Ultratango y otras muchas bandas cuyos nombres terminan o empiezan con la dichosa palabra.
'No somos militantes, no hacemos política. Sólo música'
Uno de los puntos en común de esas bandas es París. O se crearon en la capital francesa o uno de sus miembros es francés. 'El tango está lleno de referencias a la mujer francesa, a las calles de París. A finales del siglo XIX, era una música marginal en mi país, porque era considerada demasiado erótica. Hasta que triunfó en París. Piazzolla vivió allí', recuerda Makaroff. Él llegó a la capital francesa en 1989 tras haber pasado por una cárcel de la dictadura militar y tocar rock con su hermano Sergio. Cuando empieza la primavera y hasta el final del verano, siempre hay parejas bailando tango en los muelles del río Sena.
El disco Tango 3.0 está lleno de guiños históricos a una música nacida de la inmigración: el tema Érase una vez habla de 'la época en que Argentina era una gran potencia económica y social de América, cuando la gente venía en barco de todo el mundo', explica Makaroff. Luego, empiezan las mezclas: Tango Square el nombre de una plaza en Nueva Orleans tiene arreglos con instrumentos metales, que no suelen tener cabida en el tango clásico; Tu misterio es un slow con la voz de Melingo; Panamericana es un viaje a caballo por Estados Unidos.
'El capitalismo provocó una bomba atómica', lanza el músico porteño
'Nuestras influencias son el jazz, el dub americano, la música country', asegura Makaroff. Aunque Gotan Project no ha abandonado los clichés argentinos. Rayuela es un homenaje a Julio Cortázar: su voz recita un pasaje de La Marelle, trozo de la obra maestra del escritor. Él también se afincó en París. '¡Tuvimos un estudio en el bajo del edificio donde vivía!', se acuerda el miembro de Gotan Project. La banda incluso se marca un autohomenaje pequeño en La gloria: el poeta Víctor Hugo Morales recita como si estuviera comentando un partido de fútbol. Hasta gozar gritando: '¡Goooooo...tan!'.
Hasta que Gotan Project se pone serio. En sus anteriores trabajos, solían incluir la voz del Che Guevara. En esta ocasión, el discurso social es directo y no habla ningún líder. 'El tema Mil Millones habla de los hambrientos, de aquellos niños que se mueren de hambre todos los días en el mundo. En mi país, ¡el capitalismo provocó una bomba atómica!', lanza Makaroff, 'o Desilusión, que apunta las consecuencias de la crisis'. Ahora bien, Makaroff aclara: 'No somos militantes, no hacemos arte-política. Hacemos música', insiste el compositor.
'Nuestro trabajo es la búsqueda permanente de un sonido nuevo'
El fundador de una banda que hace uso de la programación electrónica para componer su música no acepta, sin embargo, que la tecnología sea un instrumento sin control. El nombre del nuevo disco es una referencia inequívoca: 3.0. ¿Qué significa? Responde Sergio Makaroff: 'Internet es bueno, permite incluso hacer música de manera diferente; uso MySpace, YouTube y descargo música. Esto es democratización. Pero la destrucción de la industria musical o el hecho de ignorar la propiedad intelectual en nombre de la libertad es inadmisible. Los que dicen que la música es gratis y debe serlo siempre son unos ignorantes. Se debe poner fin a las descargas ilegales'.
CARLOS FUENTES, Crítico musical
Cuando la política entra en la azucarera, el plato amargo se lo come el pueblo. Como ocurrió aquí con la copla, y por extensión con el flamenco, el tango tardó décadas en sacudirse la capa de caspa que vinculaba esta música melancólica ('un pensamiento triste que se baila', como se lo describió Discépolo a Sábato) con la banda sonora de tiempos pretéritos. Sin ambages, a tiranos y dictadores. Al eclosionar el beat argentino, tango y rock se enfrentaron en los boliches de Buenos Aires. En la disputa nunca hubo vencedor claro. Cada estilo siguió por la libre. Hasta que una generación nueva, discrepante con la moda contagiosa de asesinar al padre, viró la cara hacia atrás y reclamó revancha para el tango.
Más interesados en la electrónica como recurso que como fin mismo a la hora de crear música, Eduardo Makaroff y Gustavo Santaolalla encabezaron Gotan Project y Bajofondo para demostrar que acervo y tecnología casan bien. Y que es cenutrio quien reniega del ADN que toca a la puerta de su casa. Ninguno está por la labor de ser un superhéroe más del rock argentino. 'No quise. Tuve sueños de estrella cuando era chico, después fui mutando', admitió Santaolalla. Que para heredar el trono de Spinetta y Charly están Fito Páez o Cerati. En este regreso orgulloso a las raíces, el neotango electrónico logró abrir Argentina al mundo con un sonido no tan nuevo que igual se baila en París, Londres y Nueva York que en clubes posmodernos de Palermo y Recoleta. Pero que el árbol joven, feo estaría, no oculte el bosque ancestral. Litto Nebbia rescata grabaciones gloriosas que están por reivindicar (enorme su producción La última curda con el Polaco Goyeneche), quedan testigos de la edad dorada (Cacho Castaña, Horacio Salgán, Susana Rinaldi, Adriana Varela...) y nuevos apóstoles del tango no escasean: Alfredo Rubín y las Guitarras de Puente Alsina, Luis Borda, Dolores Solá, Conjunto Falopa, Orquesta Típica Fernández Fierro... Hay vida después de Gardel, para mayor gloria de Le Pera, Piazzolla, Cadícamo, Pugliese y Manzi.
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