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Rubén Pozo: "Soy el artista de las caras B"

Foto de archivo del cantante Rubén Pozo.
Foto de archivo del cantante Rubén Pozo. Sony Music Spain

Rubén Pozo (1975), barcelonés de nacimiento pero madrileño de corazón, cumple una década en solitario tras su paso por bandas como Buenas Noches Rose o Pereza. Después de 30 años dedicándose al mundo de la música, ahora ha podido hacer realidad una de sus ilusiones: "Lanzar un single en vinilo, al estilo de los 60". El artista acaba de sacar dos canciones inéditas en este formato, Ha llegado el día y Catálogo, con las que pone el broche final a su último trabajo, Vampiro, que salió a la luz en mayo del año pasado.

Acaba de lanzar dos canciones inéditas en vinilo, 'Ha llegado el día' y 'Catálogo'. ¿Tenía claro que las quería guardar para este formato?

Sí, lo hice aposta. Son dos canciones de Vampiro, que es el disco que saqué hace un año y pico, y pensé en sacar estas dos más tarde. Primero, porque le quería dar su momento a Ha llegado el día. Estoy orgulloso del tema y quiero darle una presencia especial. Y de rebote, en la cara B, está Catálogo, que es una canción de canciones que compuse jugando. La hice como ejercicio, sin pensar que podría estar en un disco, pero al día siguiente la escuché y vi que molaba; era una metacanción. Yo la oigo y siento mi vida pasar, la veo como una biografía de mi vida.

Catálogo es un regalito para la gente que me sigue de cerca. Tengo un público que no es muy masivo, pero es muy fiel y se escuchan todo lo que saco, les estoy muy agradecido. Tienen un muy buen gusto musical y son los/las más guapos y guapas del mundo [ríe].

Claro, es que 'Catálogo' está formada por los títulos de otras de sus canciones. ¿No ha sido un proceso muy complejo a la hora de componer?

Exacto, pero es que yo empecé a jugar y de repente hay cosas que tenían sentido y que quedaban bien: "Me quieres destrozar, tiempo perdido, María de los Dolores, te invoco". Hay cosas que me encajan tan bien, de casualidad. No están todos mis temas porque no han cabido; las canciones que hay son las que han sido editadas, porque no valían las que he hecho y se han quedado en un cajón.

Para componerla comencé jugando con el repertorio que tenía delante, y cuando acabé con esas tuve que ir añadiendo más. Elaboré un catálogo al apuntar todas mis composiciones. Encima, da la casualidad de que con ella he llegado a las 100 canciones editadas, y ese número redondo me hizo gracia. Pero de la que me siento más orgulloso es Ha llegado el día.

En este vinilo están las dos caras. Yo un tema o lo hago enseguida o tardo un montonazo. Con Ha llegado el día, he tardado años en terminarla y Catálogo la hice en una tarde. Cuando digo que me ha llevado años no quiere decir que haya estado durante años, día tras día, trabajando en ella, sino que me olvido de ella durante un tiempo y de repente un año vuelve e intento conectarla. Yo quería que estas dos fueran la canción 11 y 12 de Vampiro porque son temas que he grabado durante las sesiones del disco. De hecho, Ha llegado el día creo que es la más Vampiro del álbum y sale ahora.

Sobre todo, yo tenía una espinita clavada con el formato físico. He visto música mía en digital, en cassette, en vinilo de 33 revoluciones, pero a mí me faltaba el single de vinilo al estilo de los 60: un tema por cada cara, agujero grande en medio y el tocadiscos a 45 revoluciones por minuto. Como cuando los Beatles sacaban Hello, Goodbye por una cara y por la otra estaba I am the Walrus, por ejemplo.

"Ahora la entrada la llevas en el móvil; antes, la pinchabas en el corcho de tu habitación"

Después, ya llegaron los singles y se popularizó el formato elepé de larga duración. Yo tenía esa tontería porque me gustan los vinilos, y si tuviese que cumplir un sueño en cuanto al formato físico, sería sacar un vinilo de 45 revoluciones. Ahora ya está todo en digital, vas a un concierto e incluso la entrada la llevas en el móvil; antes, la tenías en físico y la pinchabas en el corcho de tu habitación.

Cuando damos conciertos, ponemos un stand con merchandising y, aparte de camisetas, también tenemos vinilos. A mí me pasa que cuando voy a ver un grupo me compro uno y si me lo pueden firmar, pues mejor. Así, siempre me voy a acordar de que ese vinilo me lo compré en ese concierto que me gustó tanto. También siento que he contribuido a la causa, porque si te compras un vinilo en un concierto de un artista, te aseguro que ese dinero es para él. Dentro de lo poquito que cada uno puede ayudar, es una buena forma de apoyar al artista.

Su último disco 'Vampiro' es muy crudo, más íntimo y acústico.

Me salió así. Hay canciones muy acústicas porque me gusta hacer un disco en ese plan. Veía que iba a ser muy íntimo. No es para salir un sábado noche ni para poner a toda leche en el coche con los amigos. Lo veía como un álbum para el día después, como cuando estás solo en casa, un disco muy de domingo.

Vampiro también arranca con Gente, que es una canción muy luminosa. Entonces, puede ser una mañana de sol de domingo donde todavía es fin de semana. Es el último día, pero todavía nos queda todo el domingo. Los temas tienen ese toque íntimo, de escucharlo tú solo. Es predominantemente acústico, pero también he metido eléctrica y amplificador en algún tema.

Este álbum además se lo dedica a su padre.

Sí, cuando estábamos ya haciendo la portada del disco mi padre estaba en coma en el hospital. Se lo dediqué para cuando se despertara, le hiciera ilusión, pero no se despertó [se emociona]. A él le gustaba mucho la música y le hubiera encantado. porque yo antes nunca le había dedicado un disco.

Yo empecé a escuchar música cuando era un chaval porque papá tenía muchos discos en casa. Le estoy muy agradecido porque en una época en la que no había internet en mi casa ya tenía acceso a la música más allá de las radios. Con 12 o 13 años ya escuchaba grupos ingleses y americanos. Hay gente que igual también ha tenido acceso a esto a través de un hermano mayor. Yo tenía un hermano más pequeño, pero en mi casa mi padre era un poco yeyé y tenía muchos discos.

¿Cómo recuerda su infancia?

Una infancia buena de un niño tímido al que le gustaba estar en casa. A mí me castigaban con salir a la calle; luego ya sí, durante la pubertad sí que salía. Mis padres se separaron cuando yo tenía 13 años, y lo último que quería era estar en mi casa, pero de niño tuve una infancia muy casera.

"De niño a mí me castigaban con salir a la calle"

Yo nací en Barcelona porque mi madre era de allí, pero mi padre era de Madrid. Me he criado en Madrid, soy muy madrileño. He crecido en el barrio de la Alameda de Osuna, al lado de Barajas. La cosa es que mi madre, cuando el embarazo estaba más avanzado, se vino a Barcelona a casa de mi abuela y entonces nací allí. Pero cuando tenía nueve meses de vida ya nos vinimos a vivir a Madrid. Así que cuando me preguntan de dónde soy, digo Madrid; aunque a estas alturas ya, como los hippies, soy ciudadano del mundo.

Foto de archivo de Rubén Pozo.
Foto de archivo de Rubén Pozo. Sony Music Spain

¿En qué momento sintió que la música era lo suyo?

Un día me volví loco por la música. Creo que el primer disco que me compraron mis padres fue el de Europe, The Final Countdown. Y cuando tenía unos 12 años salió The Joshua Tree de U2, que me flipó que te cagas, y mi padre tenía el disco y también los anteriores. Así que la primera banda que me moló de la hostia -creo que no lo he dicho nunca- fue U2. Hasta el punto de que veía a Bono y quería que fuese mi padre; me parecía que nadie sonaba como ellos. No entendía cómo podían hacer aquello con los bajos y la guitarra; no me sonaban como los demás. La voz de Bono me hipnotizó, yo tenía 12 años, me sentía puro. Hay una pureza detrás de U2, sobre todo cuando descubres que son irlandeses muy católicos y tienen esa cosa del "camino del hombre recto".

 “Escuché a los Rolling Stones y empezó a interesarme algo que sonaba bonito y sucio”

Luego, un día escuché a los Rolling Stones con Wild Horses y pensé: "Esto es muy bonito, pero muy sucio a la vez". Empecé a descubrir lo que era la suciedad y lo que era tan puro ya me empezó a parecer impostado. En ese momento comenzó a interesarme algo que sonaba bonito, pero también sucio. Puede que tuviese que ver con que ya entraba en la pubertad.

¿Cómo se vive haber creado himnos, que ya son historia del pop-rock español, como 'Princesas' o 'Lady Madrid' con Pereza, que siguen sonando a día de hoy?

Siempre, cuando me hablan de estas canciones, siento que son canciones de Leiva. Yo soy el artista de las caras B, y he encontrado a un público que se ha dado cuenta y me ha seguido ese rollo. Esas personas que conectan conmigo, no son un público masivo, pero son muy fieles y muy majetes.

El 26 de diciembre será invitado especial del fin de gira de Leiva. ¿Les veremos cantar juntos?

Sí, es el fin de gira de Leiva, y yo tengo el honor de abrir el show porque me llamó y me lo propuso. Él me dijo: "Te voy a proponer una cosa, que igual te entra mal, o no quieres y no pasa nada, me parecerá todo bien. Buscamos a alguien que abra el concierto en el Wizink y pensé en ti. ¿Te gustaría?". Y yo le dije que sí y le agradecí la oportunidad.

¿Cómo describiría su evolución artística a lo largo de los años? Desde Buenas Noches Rose, pasando por Pereza y ahora en solitario.

Para mí, seguimos en el camino de losas amarillas, como metáfora, no me he ido por una senda. Yo me empeñé cuando era un chaval en que quería aprender a tocar la guitarra; era el instrumento que más me llamaba y quería ver si algún día sería capaz de hacer una de esas canciones que me gustaban tanto. Todo ha sido pura cabezonería de "yo me quiero dedicar a esto, o esto o nada".

"La música me ha dado una vida: me alimenta el estómago, el ego y el espíritu"

Ahora veo que me sigo dedicando a esto, que la música me ha dado una vida, una identidad; me da de comer y me alimenta el estómago, el ego y el espíritu. Me gusta un montón lo que hago y no solo me gusta a mí, tengo a gente a la que le gusta lo que hago, y me siento afortunado por ello.

He renunciado a muchas cosas para dedicarme a esto. Hay veces que las cosas vienen mal dadas y estás ahí en la cuerda floja, como en muchos trabajos ahora. No hay finiquitos ni contratos indefinidos de por vida, ni jubilaciones. Un día estás aquí, pero quién sabe mañana. Es una incertidumbre que puede ser muy opresiva y angustiosa a momentos, pero, bueno, de momento sigo en el camino de losas amarillas y qué suerte tengo.

¿Cuál es su visión sobre el futuro de la música y la dirección que está tomando la industria?

Ahora pienso que hay gente a la que se le da muy bien hacer canciones e interpretarlas, pero igual no se le da tan bien vender en redes sociales -que son muy importantes en este momento-, mientras que en otras ocasiones ocurre al revés y saben comunicar muy bien en redes. El público valora mucho eso, porque la música nunca ha sido solo hacer canciones. La música popular es un paquete donde hay de todo: eres compositor, intérprete, actor, comunicador, etc.

También me contaron que una IA (Inteligencia Artificial) sacó un tema de Bad Bunny y a su público le empezó a gustar de la hostia, y el tío tuvo que salir a decir que no era suya. Pero claro, es que si lo haces todo dándole a botoncitos pues luego llega una inteligencia artificial y lo tiene chupado contigo. Lo tiene más complicado para imitarme a mí [ríe], porque yo dejo errores.

“Me gusta ese fuego de un grupo en el que ninguno es especialmente bueno, pero que juntos son la bomba”

A mí me gusta oír al humano. Me gusta la gente que toca instrumentos y que tiene algo que contar. Me gusta el "do it yourself" del punk, el "hazlo por ti mismo". No tienes que ser un virtuoso de conservatorio para hacer canciones y que lleguen al público. Me gusta ese fuego de un grupo en el que ninguno es especialmente bueno con su instrumento, pero que juntos son la bomba. Me gusta la música que se hace con instrumentos que se tocan.

Supongo que la IA lo tiene chupado con Bad Bunny y a los que nos gusta esto igual también nos podrá imitar, pero yo por ahora no he escuchado ninguna canción de inteligencia artificial que me haya encantado. Entramos en una nueva era de la música y, por lo que he leído, los humanos tienden a ser medio humanos y medio robots. Por ejemplo, en casos en los que pierdes la visión y te ponen un implante mecánico, vamos a vivir más años pero siendo mitad robot.

En la música creo que no es solo que alguien saque una canción de la nada, creo que importa mucho quién la canta. Por ejemplo, mola Nirvana que te cagas y ves cómo eran los directos de Kurt Cobain, y eso es algo que te llega cuando lo escuchas; no como la IA que es una persona que no existe y con la que no puedes conectar. La música está ligada a la gente que hay detrás, cuando te gusta algo quieres descubrir cosas de esa persona y verle en directo.

Esa es mi experiencia, igual también porque vengo del siglo pasado. Las nuevas generaciones puede que ya les dé igual o prefieran que sea una máquina, a que haya un humano detrás que pueda cometer errores.

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