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En la fachada del teatro TNT, en Sevilla, donde se ha instalado la compañía de teatro Atalaya, a la que desde hace 40 años dedica su vida el dramaturgo Ricardo Iniesta, hay, bien visible, un cartel que interpela a todo el que se acerca: ¿qué es más peligroso, el asalto a un banco o la fundación de un banco?
TNT es un centro de investigación teatral, en el que se combinan diferentes ideas, unas más clásicas, otras de vanguardia, en la que trabajan diferentes compañías. TNT, que se instaló –justo cuando cayó Lehman y el mundo empezó a cambiar otra vez– en el sevillano y popular barrio de Pino Montano a unos metros del poblado chabolista del Vacie, ha creado estupendas mezclas de laboratorio, proyectos de integración y desarrollo –como la Casa de Bernarda Alba, una obra en la que los actores fueron mujeres del Vacie– que han dado como resultado, desde que se abriera sus puertas, un cóctel expresivo de extraordinaria profundidad.
Iniesta recibe a Público en la biblioteca, en la que las estanterías albergan la literatura necesaria para comprender el hecho teatral y protegen una mesa redonda, alrededor de la que se arremolinan los creadores para compartir los proyectos e inquietudes. Este martes, a las 10.30 de la mañana, Iniesta está solo, con la breve coleta anudada por detrás de la cabeza. Se sienta y dice: "Yo hablo, pero pregunta". Iniesta, ciertamente, habla, y al hablar, compone pieza musicales clásicas: abre con una idea, un motivo, lo deja ahí, se va por otro camino, explora, se va por los cerros de Úbeda –su pueblo– y luego retorna al motivo principal y cierra el razonamiento.
Durante la conversación, Iniesta –con agrado y satisfacción, pero sin particular entusiasmo–, recibe de una colaboradora la noticia de que Elektra.25 ha recibido siete nominaciones a los premios Max. "Yo no trabajo para los premios, mi mejor premio es lo que tenemos aquí: es un centro que va creciendo. Hemos creado un nuevo espacio. TNT es el único centro internacional de investigación teatral que hay en este país como tal. Esto da una presencia continental en Europa. Este año estaremos en Noruega, Italia y Chipre, que será el país número 43 al que irá Atalaya".
Sigue un resumen por temas de lo hablado con Iniesta.
El amor por el teatro
"Empecé en el teatro con el verdugo vivo, en 1974. Me metió mi hermano, que me metió en el teatro, en la política y en el Betis. No sé cuál de las tres cosas resulta más peligrosa, aunque del fútbol ya me he desenganchado, decepcionado un poco. Había terminado arquitectura y estaba en la Joven Guardia Roja del PT. Y me dijo mi hermano, este verano vamos a hacer teatro. ¿Teatro? Si existe la televisión, ¿para qué vamos a hacer teatro? Eso pensaba yo. Veía Estudio 1. Qué aburrido esto. Prefería El Fugitivo".
"Íbamos por los pueblos de La Mancha. Era todo agit-prop, teatro político. Yo era actor y por lo visto se me daba muy bien. Le echaba mucha cara y se quedaba todo el mundo conmigo. Y después de la función, hacíamos asambleas con jóvenes para intentar meterlos a todos en la joven guardia roja. En una de esas la guardia civil nos pilló y metió a todos en la cárcel menos a mí que era menor de edad, aunque poco después sí me metieron en la DGS. Ahí se me inoculó la semilla del teatro. Luego estuve años sin hacer teatro, llevaba la redacción de cultura y deportes del periódico del Partido del Trabajo. Estuve desconectado del hecho teatral varios años".
"Hasta cinco años después no me volví a subir a un escenario. Y ahí ya de repente, empecé a tope con el teatro. Empecé en el grupo Lejanía, que hacía teatro en los colegios mayores universitarios; me di cuenta que el teatro que se hacía era muy intelectual, muy aburrido. Un buen día fui a realizar un reportaje para el periódico a un centro ocupa de Madrid donde actuaba un grupo danés, el Odin Teatret -que a la postre se convertirían en mis maestros-; con ellos me di cuenta de que hacían teatro de otro estilo, un teatro de calle, de investigación, antropológico y eso me interesa mucho más que el teatro universitario".
"Yo vivía entonces en Madrid, era el Madrid de Tierno. Estaba muy bien aquel Madrid, pero veía que yo necesitaba irme a un sitio recóndito. Madrid era entonces una dispersión: estaba entonces la movida madrileña. Decidí, muy bien decidido, regresar a Andalucía y formar aquí un grupo teatral con otra filosofía, con una idea de hacer teatro de investigación, invitando a una serie de maestros. Lo bueno que tiene el teatro es que puedes elegir de quién eres heredero. En la vida cotidiana, no".
"Elegí a Bertolt Brecht, a Eugenio Barba, a Jerzy Grotowski, Vsévolod Meyerhold. Esa elección fue muy positiva. Estuve en 1985 durante un mes en el Berliner Ensemble aprendiendo la metodología de Brecht. Ese mismo año pasé otro mes con Barba y los maestros de la ISTA aprendiendo la metodología del Odin y el teatro de grupo y el tercer teatro. Y cuando regresé, y Atalaya pasó de hacer el teatro tan básico a estrenar Así que pasen cinco años de Lorca, que se convirtió en un éxito por toda España. ALuego estrenamos La rebelión de los objetos de Maiakovski, Hamletmaschine de Heiner Müller…"
Los orígenes de TNT
"Mi sueño era crear un centro de investigación. Cuando yo llegué a Sevilla en 1983, al principio tuvimos una nave que se inundaba. Luego pasamos a otra nave donde no llovía, pero no dejaba de ser una nave con oficinas y en 2006 surgió la posibilidad de que el ayuntamiento nos cediera un espacio aquí, donde edificar este centro, gracias a n muy buen concejal de cultura, Juan Carlos Marset, que apoyó mucho la escena, fue cuando se hizo el Teatro Távora, Viento Sur en Triana, el teatro de los Ulen…"
"Abrimos como en la escena del Señor de los Anillos, cuando cruzan el puente y detrás se derrumba todo. Tuvimos la suerte de cruzar el puente y cuando llegamos al otro lado se hundió todo. Fue la crisis, cayó Lehman Brother y justo llegamos a tiempo para poder abrir TNT. Fue nuestra tabla de salvación. Vamos a cumplir 40 años de Atalaya y 15 años del Centro TNT el año que viene. Atalaya está ahora mismo en un momento dulce. Atalaya somos mucha gente y yo prefiero diluirme en Atalaya que figurar porque mi filosofía de trabajo es colectivista, no individualista".
"A raíz de poner en marcha este centro, se nos concedió en 2008 el Premio Nacional y eso fue un espaldarazo absoluto. Ahora nos encontramos en el mejor momento artístico y de organización".
Dirigir
"Dirigir artísticamente es mi prioridad Siempre había soñado dirigir, no en una nave, teniendo a los actores a dos metros, sino en un teatro. Me puedo subir a la fila 13 y dirigir desde allí. De hecho, en Atalaya se ha producido un cambio cualitativo, no tanto en el trabajo de actor, pero sí en cuanto a la propuesta escénica a raíz de tener este centro. A partir de Ricardo III, que ya se hizo en el teatro, ha habido un antes y un después en cuanto a potencia visual y al acabado escénico".
La cultura rusa
"Me parece lamentable lo que algunos plantean con motivo de la invasión de Putin a Ucrania, prohibir el arte y la cultura rusa. ¿Estamos locos? Es una de las fuentes culturales más importantes de la historia de la humanidad. Por ejemplo las vanguardias rusas… no ha habido otro momento en la historia de la Humanidad que en un periodo tan reducido de tiempo haya una explosión de todas las artes tan grande, tan innovador. En pintura, Malévich, Kandinsky, Lissitzky; en poesía, Yesenin; en cine, Eisenstein con la escalera de Odessa –escena del Acorazado Potemkin–, que ahora vuelve con las bombas de Putin, Pudovkin, Dovzhenko; en teatro, Maiakovski, Meyerhold, Tairov, Stanislavski; en escultura, Tatlin, que diseñó la torre de la tercera internacional y que es el símbolo de nuestro logo. ¿Qué me van a decir? ¿Que tengo que quitar la torre de Tatlin porque es rusa? Es como si en la época de Franco hubiesen prohibido el Quijote en el mundo. ¿Qué tiene que ver Cervantes con un asesino como Franco? ¿Qué tienen que ver Meyerhold o Tólstoi o Maiakovski con un asesino como Putin? ¿Estamos locos? Espero que el museo ruso de Málaga siga adelante por mucho que se empeñen en lo contrario. Hay que separar el arte de las tiranías".
"En Moscú, hicimos Celestina: el teatro lleno, ni un móvil encendido, ni una tos, nadie que se levantara. Todo era en castellano. Una hora y 40 minutos. Al finalizar el público se puso de pie, aplaudiendo como aplauden los rusos, a ritmo. Los críticos nos dijeron: 'nos habéis traído desde España un regalo: la biomecánica. Algo que es nuestro, algo que aquí pusimos en marcha pero que no hacemos. Se nos saltaban las lágrimas, que te digan eso los críticos de Moscú, una ciudad donde están vendidas todas las butacas de todos los teatros de Moscú con meses de antelación. Después de la Plaza Roja la plaza más grande es la Plaza del Teatro. Con el busto de Marx en el centro, donde está el teatro Malik, el Bolshói y el Teatro del Arte... menuda tríada, imagínate, se me ponen los pelos de punta acordándome. Una plaza que es cuatro veces la plaza de España en Madrid".
"Entonces, ¿qué tiene que ver eso con que haya emergido una figura como Putin y antes Stalin? Yo defiendo el legado de Lenin y el de Rosa Luxemburgo, los cojo como bandera mía, pero soy antiestalinista".
"Heiner Müller, otro de mis referentes, estuvo siempre en la RDA y nunca se quiso pasar a la RFA, aunque él estaba en contra de Stalin también y de todo lo que era el legado de Stalin, de invadir Budapest y Praga… Siempre vivió en el Berlín Oriental, desde donde viajaba por todo el mundo... y decía una cosa muy curiosa: en Berlín Este, el público veía sus obras sentado hacia adelante y activo, inteligente y en Berlín Oeste sentado así, (se repanchiga) como un mero divertimento, que me lo den todo, contemplativo. Eso tiene todo un significado por dentro. La filosofía de Occidente era el consumismo, narcotizar las conciencias, mientras que la filosofía del Este era activar las conciencias. Por eso acabaron con el propio muro, que era una dictadura. La conciencia crítica la tenían. Y en el Oeste, no tanto".
Contra quién se hace teatro
"Stalin o Putin o Bolsonaro o Trump o Abascal son los personajes por los que yo hago teatro. Como decía Grotowski, hay que saber contra quién se hace teatro. Y yo hago teatro contra todos ellos. Eugenio Barba -mi maestro... director del Odin Teatret- dice que hay que tener en cuenta cinco preguntas con respecto al teatro... él lo llama los cinco continentes teatrales. El primero, ¿por qué se hace teatro? ¿Por divertimento, profesión o vida? En mi caso es vida; el segundo ¿dónde se hace teatro? No es lo mismo en Bali, en Sudáfrica que en Moscú o en Madrid; el tercero ¿Cómo se hace teatro? Con muchos medios o teatro pobre; el cuarto ¿con quién se hace teatro? No es igual si lo haces con profesionales, con aficionados, o con personas excluídas… Y el quinto: ¿Cuando haces teatro? No es lo mismo hacer teatro en la edad media que en esta época. Tampoco ahora que antes de la guerra de Ucrania. Cuando Madre Coraje dice: "Malditas sean todas las guerras". O cuando dice Elektra: "Malditos sean todos los tiranos"; esto lo hemos sentido de otra manera en estos últimos días".
"Esos son los cinco continentes, pero yo añadiría un sexto que es contra quién. Y yo lo tengo claro. Yo hago El Avaro, de Moliere, pero lo hago con una crítica política, hablamos de los desahucios, la prostitución, de los que Moliere no habla y sin embargo, Tonino Cervi y Alberto Sordi que hicieron una película metían esa idea de los desahucios y del burdel. El rey Lear, ¿de qué habla? De la ceguera, de que no ves quienes son los que realmente están contigo y contra ti y te dejas llevar. Como los obreros que votan a la extremaderecha, aquí hay una ceguera, y Lear también tiene ceguera, hace caso a las hijas que lo adulan y expulsa a Cordelia, la hija que le dice la verdad".
"Cuando sus hijas lo echan al páramo y Lear está en mitad de la tempestad con los desharrapados, desnudo dice: "Poderosos, sentid como sienten los miserables, despojaos de vuestros lujos, que acabe la injusticia del mundo". Eso lo escribe Shakespeare en torno a 1600. A ver cuando hay un rey en España que diga eso en su discurso de Nochebuena. Esa frase es la clave del Rey Lear. Para mí no es una historia de familia, como dice otra gente. Mi lectura no es esa. Yo siempre que hago una lectura, sé contra quién hago teatro, contra los poderosos. Pongo el énfasis en lo que Shakespeare denuncia sobre los poderosos. Hay varios alegatos en el Rey Lear. El tema familiar es secundario para mí".
Novelistas, cineastas, dramaturgos
"Cuando empecé a leer, la primera novela seria fue Celestina. Novela-teatro, que en aquella época en los años sesenta –digo de broma– como no había internet, ni tampoco revistas como Interviu, ni cómics, los jóvenes en el franquismo practicábamos el onanismo con el personaje de Areúsa, de La Celestina. Y es curioso, porque hoy, en pleno siglo XXI sigue excitando a los jóvenes que vienen a funciones escolares. Lo notamos en la representación. Areúsa va con ropa interior que no se le ve nada, pero es tan bueno el texto, y las miradas entre los actores, que se escuchan murmullos y risas nerviosas".
"Del siglo XX, la primera que leí fue Un mundo feliz de Huxley y en seguida La Peste, de Camus. Luego, el Extranjero. Me parece genial Camus, pero teatralmente no tiene tanto interés… Lo mismo sucede con Pasolini, vamos a hacer este año un homenaje a Pasolini por su centenario. El año pasado realizamos el homenaje a Maiakovski, que este año algunos hubieran querido prohibir... Ahí contamos con el malogrado Cesar Vicente Hernando. Era un tipo muy de teatro, muy estudioso y muy comprometido politicamente. Pasolini fue un gran poeta, un cineasta brutal, pero con su teatro me sucede lo mismo. Hizo "Calderón" y "Orgía" pero no llegan a su calidad como cineasta".
"Resulta muy difícil que alguien que sea gran novelista, sea gran dramaturgo. Es muy difícil que un buen director de cine sea un buen director de teatro. No existen casos. Son lenguajes muy contrapuestos. Hay una excepción quizas con Ingmar Bergman. Llegó a hacer un gran Rey Lear. Hizo también Divinas Palabras, pero no llegó a la altura de los grandes directores como Grotowsi, Eugenio Barba, Peter Brook, Bob Wilson, Ariane Mnouckine, Lucas Ronconi".
La influencia de los demás
"Yo desde siempre me acerco al teatro que hacen otros compañeros. Cuando voy a montar un espectáculo indago en lo que han hecho otras personas. Recuerdo un amigo que iba a montar a Lorca y decía: no quiero saber lo que ha hecho con esta obra nadie. Yo al revés. Si es que estamos en el mundo para nutrirnos. Nos alimentamos de lo que los demás han hecho. Y luego, eso sí, sigue tu camino. Van Gogh copió a Millet. Una de las actrices del Odin Teatret decía que el buen actor tiene que robar, pero tiene que saber a quién roba. En Las señoritas de Aviñón, Picasso copió máscaras africanas, igual que Gaudí con las chimeneas de Capadocia".
Los revolucionarios y sus asignaturas pendientes
"Picasso es un gran modelo, con algo en su contra que tuvieron muchos artistas revolucionarios del siglo XX, que es su actitud machista hacia las mujeres, lo mismo le sucedió a Chaplin, a Neruda, a Gades, a Paco Rabal. En el siglo XX hubo dos grandes asignaturas que quedaron pendientes en los revolucionarios, por llamarlos de alguna manera: el feminismo y el ecologismo. En nombre del supuesto socialismo se ha vilipendiado todo el tema de la mujer a pesar de que ya Clara Zetkin y Rosa Luxemburgo habían trazado las líneas".
"En el ecologismo sucedió lo mismo. Ahora sabemos que Ucrania es el granero de Europa, y ese monocultivo fue una politica de Stalin que ha traido consecuencias ecológicas negativas, por no hablar de Chernobil, también en dicho país. Pienso que Stalin era a Lenin como Napoleón, a Marat. O como Maduro a Chávez. Lloré cuando murió Chávez. Muy bien Boric porque se ha distanciado del gobierno de Maduro. Maduro es lo peor que le podía pasar al chavismo, igual que Stalin al leninismo. Yo me sigo sintiendo revolucionario. Chile, se me caen las lágrimas oyendo a Boric diciendo las palabras de Allende: se están abriendo las grandes alamedas".
El Gobierno socialcomunista
"Hay dos razones por las que abrieron los teatros en España. En todas partes estuvieron cerrados meses durante la pandemia. Aquí se abrieron gracias al público y al gobierno más progresista que ha tenido España en su historia. Yo estoy contento, orgulloso de este gobierno y lo defiendo a muerte. Mi hija que vive en Italia, me dice, qué envida me dais en España. España es referente ahora mismo de política de progreso. Se decía antiguamente, Iberia, Iberia, la tierra de la miseria, en tiempos de Franco y Salazar, hasta el pasado año ha sido lo contrario, la única parte de Europa donde estaba la izquierda en el gobierno: Esapña y Portugal. Cuando dicen el gobierno socialcomunista, claro que sí. Socialcomunista para mi no es un insulto".
"La subida de Vox supone pegamento para la izquierda. Empezando por ufián, que ya le vale, que yo soy muy de Rufián, pero ha metido la pata un par de veces, una con los presupuestos, los que tumbó, y ahora con la nueva ley laboral. No digamos el PNV y Bildu, que votan a este gobierno porque está ahí Vox, amenazante. Si no, no habría gobierno socialcomunista. Esto ha hecho que funcione este Gobierno que le llaman Frankenstein, que me encanta, porque me encantan Mary Shelley y su monstruo. El gobierno Frankenstein no existiría si no existiese Vox".
Libertad censura y sensibilidad
"Yo me siento libre en este país. Menos Vox hay un quórum absoluto de que hay cosas que ya no se pueden decir. Hoy no se pueden hacer bromas y chistes machistas. Hay películas que dices, qué barbaridad. También con el racismo, como Lo que el viento se llevó. Pero yo no las prohibiría. Hay que poner las cosas en contexto. Leni Riefenstahl, una gran directora que se puso al servicio de Hitler. Te emociona porque te saca instintos atávicos. ¿Me estoy emocionado con las antorchas de los nazis y con Wagner que era revolucionario pero Hitler le dio la vuelta? Con el tema del arte, lógicamente creo que la censura no debe existir nunca, pero sí debe haber contexto. No voy a dejar de leer una poesía de Elliot o de Ezra Pound, porque fueran fascistas".
"Con Así que pasen cinco años, coproducción con el INAEM y número uno en la critica de Madrid recorrimos 37 ciudades entre 2016 y 2019, mientras en el 86 y 87 en solo dos años, cuando no nos conocía nadie, llegamos a 75 ciudades. Más del doble. ¿Qué veías en TV en ese año? La clave de Balbín, ¿Qué ves ahora? El hormiguero. Esa es la diferencia. ¿Y las páginas de cultura de los periódicos? Cada vez hay menos páginas. Eso es lo que hemos avanzado culturalmente en España. Yo no puedo hacer a Maiakovski hoy, como lo hice en el 88, con 120 funciones. Lo hago ahora y haríamos 10 funciones. Con Marat-Sade, uno de los espectáculos más potentes que hemos hecho, no hemos llegado ni a 60 funciones. Celestina, 300, el rey Lear, 130. Marat-Sade, qué teatro más raro, nos dicen".
"No es tanta censura, aunque con Marat-Sade nos ha llegado a decir algún concejal de Cultura que a su gente no le iba a gustar. A Bernhard, que me encanta, no lo puedo montar, lo puedo leer, pero no montar, o en el laboratorio. En Atalaya tenemos 20 sueldos fijos y 20 fluctuantes y estamos obligados a montar textos universales".
"Uno de nuestras experiencias más emocionantes fue presentar Divinas Palabras de Valle-Inclán en Pekín. Era la primera vez que se traducía a don Ramón al idioma oficial más hablado del mundo, el mandarín –allí sí llevábamos sobretítulos–. El traductor del Quijote al chino estuvo en una representación y me dijo: no sabía yo que Valle Inclán era tan blasfemo, lo decía en el buen sentido. Sí, sí, lo era, vaya si lo era. En Pekín al terminar cada función se quedaban los 500 espectadores al coloquio; es un público quee entiende mucho de teatro. Ten encuenta que el gran monumento de las artes escénicas a escala universal es la Ópera de Pekín: allí tienen que ser grandísimos actores, grandísimos cantantes, grandísimos malabaristas, grandísimos acróbatas, grandísimos mimos. Aquí, Montserrat Caballé no era una gran actriz, tampoco Plácido Domingo. En China, sí. Empiezan desde pequeñitos. En la civilización occidental nos creemos los mejores y Moscú y Pekín nos dan muchas vueltas en el nivel cultural. Se reían en momentos diferentes a los que se ríen en España. Luego fuimos a Las Palmas, veníamos con el subidón de Pekín, se quedaron diez personas al coloquio. Vaya bajón al venir de Pekín".
Una última cosa
Una última cosa, Ricardo: ¿qué es más peligroso, el asalto a un banco o la fundación de un banco?
"¿Tú qué crees? La fundación de un banco. Que se lo pregunten a Rato, a Conde, a toda esta gente. Es más peligroso para el ciudadano medio. Esa frase la escrbió de Bertolt Brecht en La ópera de tres centavos. Macki Navaja dice: me van a matar porque he descerrajado un banco, pero y todos los que nos roban y dirigen esos bancos. Es una declaración de intenciones. Lo colocamos en una pancarta a la entrada de TNT en 2008. Y los directores de nuestro banco que han venido al teatro me lo dicen, ¿cuándo vas a quitar eso? Cuando terminéis los bancos de cobrarnos intereses y pisarnos el cuello. Entonces lo quitaré".
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Comentarios
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