Este artículo se publicó hace 12 años.
Recuperar la ética para una nueva democracia post-crisis
Intelectuales y filósofos pertenecientes al Círculo Cívico de Opinión proponen construir un nuevo marco de valores comunes y una refor
Alejandro Torrús
Mientras la ciudadanía rodeaba el Congreso reclamando una salida más humana y solidaria a la crisis económica y política que atraviesa el país, un grupo de intelectuales y filósofos agrupados bajo el Círculo Cívico de Opinión se reunía esta tarde en el CaixaForum de Madrid para proclamar que hay otra crisis que subyace a la económica y política y que permite el recorte de derechos sociales y laborales que sufre la población: una crisis de valores y de ética que ha debilitado al máximo la legitimidad del actual sistema democrático.
“Todos los fallos de la crisis actual se pueden explicar por deficiencias éticas o morales. La corrupción, el partidismo sectario, las mentiras de los poderes económicos o la información deficiente de los medios de comunicación que a menudo se confunde con propaganda... Todos tienen en la base una falta de colchón ético que se puede resumir diciendo que vivimos en una sociedad atomizada en la que los valores económicos han primado sobre los éticos y donde los fines privados prevalecen siempre sobre los públicos”, ha analizado la catedrática de Filosofía moral y económica Victoria Camps.
“¿Pero qué ha fallado exactamente?”, se pregunta el Círculo. Hace unos años España construía su Estado del Bienestar a pasos agigantados llegando al nivel de las principales potencias europeas en apenas una década y media. El sistema bancario español era de los más potentes de Europa y el país crecía a un ritmo de un 4%. Sin embargo, de la noche a la mañana todo se derrumbó. El sueño se convirtió en pesadilla y en la base del castillo de arena en el que se había alzado el sueño español no había nada.
"Ya no somos libres, somos súbditos de unos mercados a los que conocemos", denunci Cortina
La catedrática en Ética y Filosofía Política Adela Cortina señala al menos dos grandes errores en la base de nuestra sociedad actual que nos han conducido a la situación actual. El primero de ellos es una falta de fines comunes entre los diversos sectores que integran la sociedad. “Las sociedades tienen éxito cuando consiguen perseguir un bien común. En una democracia y un Estado social de derecho se debe buscar que todas las personas tengan las capacidades suficientes para llevar a cabo el plan de vida que estimen oportuno”, explica.
A su juicio, esta crisis ha demostrado que ya no existen esos fines comunes. La sociedad se ha convertido en un sálvese quien pueda, por lo que propugna que se debe regenerar el Estado del Bienestar de manera que se pueda proporcionar a los ciudadanos la base de toda comunidad: libertad. “De repente, nos hemos dado cuenta de que ya no somos libres, sino súbditos de unos mercados a los que no conocemos”, denuncia Cortina.
El segundo de los problemas es que la clase dirigente, ya sea política o económica, “nunca dice la verdad”. Cortina denuncia que el cinismo, los eufemismos y la capacidad de dar un gran discurso sin llegar a decir nada ha conquista los espacios comunes de deliberación. Así, se cambian leyes, se reforman sistemas educativos, se rescatan bancos "sin que nadie explique a los ciudadanos los fundamentos de la reforma".
Ramón Vargas-Machuca, catedrático en Filosofía Política identifica otro problema capital al que llama la tragedia del reformismo. España necesita una gran reforma a largo plazo para solventar muchos de sus problemas actuales, pero quien debe ejecutar esa reforma es el político que está inmerso en el corto plazo. “Ahí está la tragedia. Es necesaria la aparición de un gran hombre de Estado que ponga por delante los intereses de la mayoría a sus intereses cortoplazistas”, explica a Público Vargas-Machuca.
Las solucionesAnte esta grave situación, el Círculo Cívico de Opinión ha elaborado el documento Una democracia de calidad: valores cívicos frente a la crisis en la que enumeran una serie de propuestas para dejar atrás la crisis ética y por extensión la política y económica. Algunas de estas propuestas son recogidas a continuación.
El mejor instrumento de cambio del que se dispone es la educación La equidad como fin. El Círculo propone “repensar el Estado actual con serenidad y con voluntad de conseguir los acuerdos más amplios posibles”, aunque advierte que la condición imprescindible para ello es la “voluntad de preservar” el Estado de Bienestar por encima de todo.
Cambiar el orden de los valores. El Círculo defiende que los años de bonanza económica han traido una cultra de irresponsabilidad y de dinero fácil que traido consigo, entre otras cosas, corrupción, evasión de impuestos y un consumismo voraz. Por ello, se hace necesario cambiar la jerarquía de valores transformando las formas de vida “entendiendo que el bienestar no se nutre sólo de bienes materiales y consumibles”.
Superar la partidización de la vida pública. “La partidización de la vida pública es uno de los lastres de nuestra política, que impide agregar voluntades para encontrar salidas efectivas y consensuadas a los problemas que nos agobian”, reza el documento.
Promover la educación. El Círculo defiende que el mejor instrumento del que dispone la sociedad para conseguir una “sociedad más decente” y cambiar el “orden de los valores” es la educación, “entendida como la formación de la personalidad y como una tarea de la sociedad en su conjunto.
En este punto, el Doctor en Filosofía Javier Gomá advierte que no se trata simplemente de hacer reformas en el sistema educativo como vienen haciendo los diferentes gobiernos. “La educación es un proceso que dura una vida y en la que todos somos interdependientes. La vida privada de cada uno también debe ser ejemplo para los demás. Por ello, emplaza a la sociedad a volver a los ciudadanos a preguntarse cómo se puede volver a una sociedad en la que todos puedan vivir juntos.
Recuperar prestigio. “Ni las instituciones ni las personas que ostentan los cargos de mayor responsabilidad han sabido ganarse la reputación y el prestigio imprescindible para merecer confianza y credibilidad”, señala el cuaderno. Por ello, el Círculo reclama un “liderazgo compartido por el conjunto de grupos políticos, que actúe con valentía y con prudencia” y corrija “despilfarros” con visión de futuro.
Construir un marco de valores. Por último y como consecuencia de todo lo anterior, la sociedad debe “fortalecer los recursos morales que surgen de las buenas prácticas” porque sólo así se generará confianza. Para ello, el Círculo emplaza a a crear “espacios de deliberación que hagan posible construir pueblo y no masa”.
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