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Precariedad en el arte Mucho arte y pocos medios: la precariedad golpea también al mundo de la cultura

A la espera de que se ponga en marcha el Estatuto del Artista, la precariedad del sector cultural sigue machacando las condiciones laborales de sus protagonistas. Una directora de cine, un músico, una artista performance, un escritor y una actriz reflexionan sobre la situación que les afecta.

Fotografía de la obra ‘Eurorretrato’ (2001) de la artista Esther Ferrer. / CORTESÍA DE LA GALERÍA ÀNGELS BARCELONA

¿Puede el arte alimentar a los artistas? En la España de 2018 no. En nuestro país la gran mayoría de ellos tienen que compaginar su trabajo como actriz, pintor, directora de cine, escritor, bailarina... cuidando niños, sirviendo copas, vendiendo ropa, limpiando platos… La precariedad en este sector es un hecho: en 2017 tan solo el 14.8% de los artistas trabajaban como tales, según el estudio La Actividad Económica de los/las Artistas en España publicado por la Fundación Antonio de Nebrija. Del trabajo temporal y las horas extra solo se libran los que aseguran su éxito con productos comerciales.

Público ha recogido las impresiones, vivencias y dificultades de cinco artistas que representan algunos de los sectores más destacados del mundo cultural. Desde el cine, la música y la literatura, hasta el universo del arte performance. 

Elena Martín, directora de cine: "La inversión en I+D debería ser también para el arte"

El currículum de la directora de Julia Íst y Las amigas de Ágata impresiona. Elena Martín estudió Ciencias del teatro y del cine en la Universidad Libre de Berlín. También es licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad Pompeu Fabra. Pero la trayectoria no lo es todo: “Es mucho más fácil cuando tienes un nombre”, dice la artista de 27 años. “Las subvenciones son altas si tienes un músculo muy grande, no cuando empiezas”, añade.

Sus testimonios revelan la cantidad de buenos artistas que se quedan al margen de la industria cultural. Elena cita a una de sus compañeras: “Tengo una amiga que trabaja a media jornada de recepcionista y utiliza sus huecos libres para hacer proyectos artísticos. Y la tía es súper buena”.

Aunque se siente afortunada por los profesores de universidad que han visibilizado sus proyectos, desde primero de carrera la artista no ha parado de trabajar, muchas veces sin cobrar. Por eso, la obra que ha producido “no ha sido una sorpresa” para ella.

“Hay que exigir a las instituciones públicas que respalden el arte”

Elena piensa que uno de los principales problemas que fomenta la precariedad, radica en el porcentaje de IVA que se aplica a la cultura. Cree que la bajada de este impuesto en el cine (del 21 al 10%) es insuficiente. “No sé qué gana el público en detrimento de lo que pierden los autores”, reflexiona. Según la directora, la cultura es “muy frágil” como para soportar este nivel de porcentaje impositivo.

Considera que la inversión en ‘investigación’ y ‘desarrollo’ del I + D no deberían aplicarse únicamente en el sector científico; también en el artístico. Para acabar con la precariedad, subraya, es necesario “exigir a las instituciones públicas que respalden esta parte”. Es decir, que se tome la cultura como un servicio público.

Elena Martín en la película que dirigió 'Julia Ist' (2017)

Elena Martín en la película que dirigió 'Julia Ist' (2017). / FOTOGRAMA DE LA CINTA 

Pedro Pastor, músico: "Solo los grandes grupos pueden vivir de la música"

Pedro Pastor lleva desde los 17 años tocando en bares. Se siente afortunado de que sus padres también sean músicos: “Me hicieron comprender cómo funciona este mundo desde el principio”.

Recuerda que de adolescente le daban igual las condiciones laborales. Pero con los años y la independencia que supone la madurez, la cosa cambia: “Empiezas a conocer el concepto de dignidad laboral. No hay condiciones y el capitalismo es el primer problema; el tener que trabajar a cualquier precio”.

Para el músico “la canción de autor es uno de los grandes géneros olvidados en este país. Las partidas públicas van al pop, rock, indie...” José Sánchez-Sanz, de la Unión de Músicos de la CNT de Madrid, comparte esta visión cuando se le pregunta si los músicos puede vivir de sus canciones: “Si me dices los grandes grupos que copan los festivales cobrando 100.000 euros de caché; sí, esos músicos pueden vivir. El resto no”.

“A lo mejor la solución está en repartir mejor estos medios y aumentar el número de posibilidades. Para ello haría falta una regulación, televisiones y radios comprometidas con la música de verdad, administraciones que busquen dar espectáculos diversos, etc”, comenta el miembro del sindicato a Público.

Y en España, ¿se valora la profesión del músico? Pedro tiene claro que no lo suficiente. “Mis compañeras y yo trabajamos las mismas o más horas que cualquier otro trabajador. Como no se ve, no se asume. No contamos con paro, jubilación... No lo entiendo... Se necesitan músicos”, asegura.

Para Pedro, la SGAE ha sido un nido de corrupción. Contra la corruptela que ha contaminado “un artículo de primera necesidad”, el músico apoya la unión entre artistas. Defiende la lucha “como cualquier gremio de cualquier trabajo” a favor del arte. 

Pedro Pastor acompañado por su público- Fuente: Twitter

Pedro Pastor acompañado por su público . / TWITTER

Esther Ferrer, performance: “La precaria de los precarios es la mujer”

“Tengo 80 años y solo hace 15 que me dedico exclusivamente al arte”, cuenta a Público Esther Ferrer desde Francia. Para la pionera de la performance en España, el artista que solo trabaja de sus creaciones “vive de una simplicidad pastrana”.

Puede que los políticos consigan revertir la situación: el pasado 6 de septiembre el Congreso aprobó por unanimidad el informe de la subcomisión para la elaboración de un Estatuto del Artista. Este documento propone 75 medidas que dan solución a asuntos reclamados por el sector cultural, como la compatibilidad de la jubilación con el cobro de derechos de autor.

Sin embargo, Esther piensa que más que estudiar un estatuto de trabajo, “hay que intentar comprender la situación en su conjunto”. “Es un conflicto social y no un problema en el sector artístico”, añade. Para la veterana, es fundamental adoptar un “enfoque global” que permita vivir de “manera digna”.

Como al cantautor Pedro Pastor, también le preocupa el capitalismo “porque cada es cada vez más excesivo”. Además considera necesario que las administraciones “dejen de gastar el dinero en los espectáculos que uniforman la mirada” para comenzar a “ayudar al artista individual”.

¿Y la desigualdad de género?, ¿hacen más precaria a la artista?: “Es absolutamente absurdo, pero la precaria de los precarios es la mujer”, afirma de manera rotunda Esther. Ya en 1999 con su performance Preguntas feministas la artista expuso el debate. Una de las 65 cuestiones era la siguiente: “¿Están de acuerdo con la situación de las artistas en el mundo del arte?”.

Autorretrato en el tiempo de Esther Ferrer

'Autorretrato en el tiempo' (1991-1999). / ESTHER FERRER

Marcos Almendros, escritor: “No hay educación cultural”

Marcos Almendros (o Marcus Versus en sus libros) además de poeta, es editor y fundador junto a otros compañeros de Aleatorio bar y Alevosía, dos locales de recitales y música en Madrid.

El escritor, que también ha organizado festivales y ciclos de poesía, compara España con Francia. Cuenta que, en las presentaciones de los libros, los propios asistentes pagan de manera voluntaria una cantidad de dinero como forma de valorar el esfuerzo del escritor. “Aquí, esto resulta imposible”, dice.

"Ser artista implica formar parte de la construcción de una sociedad"

A pesar de que “no existe ningún interés en mantener una sociedad culta”, en charlas que ha dado en los colegios, ha visto a niños y niñas “que aceptan el arte y que quieren escribir”. Para el escritor, el problema es que “no hay ningún tipo de educación cultural”.

Marcos reconoce que hay medidas que ayudan, como el IVA superreducido del 4% en los libros de texto. Pero advierte que ese tipo de facilidades parten de la presión económica que ejercen grandes editoriales, como Santillana o Planeta. El problema es que estas empresas “no mantienen un interés en la cultura”. 

El poeta tiene claro qué implica ser artista: “Es formar parte de la construcción de una sociedad”. Por ello considera fundamental que las administraciones impulsen una expresión “que no deja de ser un altavoz”. 

Marcos Almendros en una caseta durante la Feria del Libro de Madrid - TWITTER DE LA FERIA DEL LIBRO DE MADRID

Marcos Almendros, en una caseta durante la Feria del Libro de Madrid - TWITTER DE LA FERIA DEL LIBRO DE MADRID

Cristina Bertol, actriz: “Acabamos haciendo arte de forma precaria”

“Se domina al pueblo que no tiene acceso a la cultura”, sostiene Cristina, actriz desde los 18 años. Para la artista, la educación cultural propicia que crezca el interés por el arte y en consecuencia, que aumente el gasto familiar en productos culturales. Con la educación, afirma, la precariedad del artista se esfuma y la calidad del producto mejora: es un efecto dominó que termina democratizando la cultura.

“Es la pescadilla que se muerde la cola. Si la cultura no interesa de base, no tenemos nada que hacer”, dice la actriz, integrante de La Joven Compañía. Para conseguir esta “democratización de la cultura” considera fundamental la aplicación de medidas como el Joven Bono Cultural (JOBO), una herramienta en marcha desde 2017 en Madrid. “Por ejemplo, este tipo de políticas estarían muy bien a nivel estatal”, subraya.

Cristina reconoce que los mismos artistas son los que en algunas ocasiones propician esa inestabilidad en la que viven: “Por las ganas de contar las cosas acabamos haciendo arte de forma precaria”.

Para combatir la pobreza en el sector, considera necesaria “la unión entre artistas de todos los campos: pintores, músicos, actrices, escritoras… Al fin y al cabo, el arte es universal”. Pero muchos de ellos acaban por dejar España, hecho que no extraña a Cristina. “Es preferible vivir de tu trabajo en otro país que en España de manera precaria”.

'Playoff', La Joven Compañía.- DAVID RUANO

'Playoff' de 'La Joven Compañía', grupo de teatro donde trabaja Cristina Bertol, en una imagen de archivo. / DAVID RUANO

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