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La Plazuela: "El pueblo andaluz siempre ha estado castigado por el resto de España"

La Plazuela fotografiados en las inmediaciones de Público
La Plazuela, fotografiados en las inmediaciones de 'Público'. Jose Carmona

La Plazuela es un grupo granadino que se esta abriendo paso en la escena musical del país. Fusionando flamenco, electrónica y nu funk, está formado por Manuel Hidalgo Sierra (1998) y Luis Abril Martín (1998). Este viernes publicaron su primer álbum Roneo Funk Club, coproducido por Juanito Makandé bajo el sello discográfico Universal.  

Manuel (el Indio) y Luis (el Nitro) llevan con este proyecto que reivindica el folclore andaluz desde 2019, con temas como Tangos De Copera, que reúne casi un millón y medio de visualizaciones en YouTube.

¿Cómo empezasteis?

Indio: Nos empezamos a juntar con unos 17 años o así, aunque el Nitro y yo nos conocemos desde los tres. Con esa edad empezamos a coincidir en gustos musicales, sobre todo con el flamenco fusión, y al principio hacíamos versiones de los grupos que nos gustaban, rollo Los Chichos, Manzanita o Pata Negra. La Plazuela era el sitio donde nos juntábamos, que era un trastero que nos dejaron en el edificio del Nitro.

En la calle hacía un frío que te cagas en invierno y aparte para tocar en la calle necesitas permiso. La Policía para eso es un coñazo. Así que nos empezamos a juntar en ese sitio al que llamábamos La Plazuela Techá, y así es como se llamaba el grupo al principio. Y, pues nada, empezamos a hacer versiones, nos empezaron a llamar para tocar en los bares, luego empezamos a formar una banda, a escribir temas propios... Hasta que ya hace dos años que nos pudimos quitar de las versiones por fin, y vivir solo de La Plazuela cuando empezaron a moverse los temas propios.

¿De dónde venís? ¿Cuáles son vuestros orígenes familiares?

Nitro: Hostia... [risas]. Mis padres son profesores de FP ahora mismo, pero han sido muchísimas cosas los dos.

I - Mi padre es arquitecto, y mi madre lleva una agencia de viajes.

¿Venís de una familia humilde?

N: Ambos hemos tenido cosillas en la infancia, sobre todo por la crisis del 2008.

I: A mí la verdad es que nunca me ha faltado de nada, las cosas como son. Vengo de una familia en la que mis abuelos eran uno zapatero y otro ganadero. Es verdad que mi padre sí que hizo dinero trabajando de lo suyo, porque él se sacó la carrera de Arquitectura y luego la de Derecho, y se dedicó al derecho pero con temas de urbanismo. Mi abuelo consiguió restaurar las tiendas de zapatos que tenía en el centro, y con eso luego alquiló pisos y eso. Nunca me ha faltado de nada, pero tampoco hemos tenido una vida de excesos. Las necesidades básicas sí las he tenido siempre cubiertas.

¿Os encaja la etiqueta de flamenco fusión para describir vuestro estilo?

N: Yo le digo música andaluza, más que flamenco fusión. Lo veo más real. Al final, hacemos muchos estilos y somos de Andalucía, así que en toda la música que hacemos, sea del género que sea, se ve el reflejo de nuestra tierra y nuestra cultura.

¿Cuáles son vuestros referentes?

I: De muchos tipos. Los básicos del flamenco y algunos del funk... depende del estilo al que nos refiramos. De La Plazuela venimos de escuchar mucho flamenco, de la época inicial de Camarón, Enrique Morente, de fusión pues Pata Negra, Ketama... El flamenco es una cosa que nunca hemos dejado de escuchar. A día de hoy hay gente que nos gusta mucho: David de Jacoba, Agujetas Chico... Y de funk nos gusta mucho Silk Sonic, Jungle, Aaron Taylor o Free Nationals.

¿Cuánto tardasteis en vivir de la música?

N: Pues 18 años [risas]. Yo es que llevo tocando desde los 13 años, y cada vez a más. Una vez que salimos del colegio empezamos a ganar dinero de la música, y ya con 19 o 20 estábamos viviendo los dos solos de la música.

Cuándo empezasteis, ¿la gente creía en vosotros?

N: Nuestros padres, sí, que eso es lo que importa, creo yo. Nuestros padres siempre nos han apoyado. Y luego los demás si no creían en nosotros tampoco nos lo decían. Sí que hemos tenido buenos colegas cerca que nos han dicho: Tío, vais a llegar lejos. Y eso es de lo que me acuerdo.

I: Sí, pero en general tu entorno tarda en aceptarlo. Yo, por ejemplo, sí recuerdo que cuando vino la pandemia, que ya estábamos viviendo de las versiones, me llegaban comentarios de "¿por qué no te buscas otra cosa?", como diciéndome "de la música no se vive y después de lo que ha pasado menos todavía". Al final, esos comentarios te joden. Pero bueno, es cierto que no mucha gente vive de la música, así que hay que entender que a la gente le cueste verlo.

N: Yo creo que mis padres se han comido más comentarios que yo.

¿A que os hubierais dedicado si no?

I: Pues a mí siempre me han gustado las cosas manuales. Siempre digo que si en algún momento tengo tiempo me gustaría aprender otro oficio. Me llama mucho la atención tanto la joyería como el mundo del tatuaje y la carpintería. Si en algún momento pudiera parar y dedicarme a otra cosa serían oficios que me gustarían aprender.

N: He de decir que desde chico he querido ser músico, siempre ha sido mi objetivo. Yo creo que, si no, me hubiera gustado ser cámara de documentales de naturaleza, marinos sobre todo. Creo que hubiera sido una manera bonita de vivir la vida.

¿Cómo fue entrar en Universal, una de las tres discográficas mas grandes del mundo?

I: Nosotros habíamos empezado a trabajar con Taste The Floor, que es la agencia de management que tenemos, y teníamos algunos proyectos empezados, que eran Tangos de Copera, Las Campanas del Olvido y el EP de Jamila. Félix, nuestro mánager, se acercó a alguna discográfica y todas quisieron sentarse a proponer algo. Estuvimos negociando con Universal, con Warner, y luego también con Sony, pero la mejor propuesta la hizo Universal y entramos con ellos.

¿Y os dejan libertad?

I: Sí.

N: Depende de cómo y en qué parte entres cambia. No es lo mismo entrar por Operación Triunfo que por ser una banda a la que están buscando porque les mola lo que haces. Así que no tiene sentido que ellos mismos, que nos han fichado por cómo somos, digan que tenemos que ser de otra manera. Ahora mismo la relación es súper buena. Invierten en nuestro proyecto y nosotros hacemos cosas, así que estamos encantados.

Y si quisierais cambiar de estilo, ¿os dejarían espacio?

I: Por contrato, sí. Es una cosa que nos tomamos muy en serio en su día, estuvimos casi seis meses negociando con un abogado. Nosotros no queríamos firmar con una discográfica multinacional, pero al final nos dimos cuenta de que esa opinión no estaba fundamentada. Por mucho que escuches que las discográficas son el demonio, creo que para hablar tienes que saber de lo que hablas y si no has tenido un contrato en tu vida, ¿de qué vas a hablar? Así que hasta que no tuvimos uno delante y supimos de verdad cuáles son las cosas que se negocian en un contrato y cuáles se pueden cambiar y pelear, no pudimos tener una opinión objetiva. Al llegar a un acuerdo que beneficiara a las dos partes pusimos en una balanza los pros y contras, y es que al final si no tienes 50.000 euros en el banco para hacer un disco, ¿qué haces?

N: Eso o eres un artista urbano y puedes hacer un disco en tu casa. Nosotros llevamos una banda, grabamos baterías, bajos, coros... y eso en un estudio de grabación cuesta mucha pasta. Hacer los vídeos también, hasta hacer un vinilo cuesta una pasta. Entonces o tus padres son ricos, te pegas con el primer tema, o te cuesta 50 euros hacer un tema porque puedes hacerlo en tu casa. Si no, necesitas gente que invierta en ti.

¿Creéis que la gente es reticente a escuchar flamenco?

I: Yo creo que ya no. Durante una época sí, porque el flamenco siempre ha estado muy vinculado al mundo gitano, y vivimos en un país que es bastante racista con los gitanos. Sí que tengo el recuerdo de que cuando era chico el flamenco se veía como una cosa de barrios bajos y cosas así. Pero hoy en día este género ya está súper institucionalizado, desde que es Patrimonio de la Humanidad y todas esas cosas, entra en unos círculos culturales que...

N: Por ejemplo, a mi abuela le gusta ir a un concierto de flamenco, pero luego seguramente le daría cosa que me juntara con flamencos. La música flamenca, no, pero todo lo que rodea a esa música creo que todavía sigue igual. El pueblo gitano, la gente que hace flamenco... todavía está bastante estigmatizada. Por lo menos es lo que he visto en mi casa, yo vengo de unos padres que no son gitanos, y sí noto que es un mundo que desconocen y del que pueden llegar hasta a desconfiar.

I: Es verdad que en mi casa nunca ha estado estigmatizado. Mi abuelo Pepe, por ejemplo, al ser ganadero, tenía una profesión que estaba muy vinculada al mundo taurino y flamenco de esa época. De hecho, mi abuelo cantaba también, más por afición que por profesión. Y luego nosotros al final nos hemos criado en el Paseo de los Tristes, que no deja de ser un barrio flamenco, entonces estaba súper normalizado. Mi padre es de la generación de Enrique Morente, de El Parrón, toda esa gente que vivía en el barrio. Entonces en mi casa nunca ha habido estigma con eso, pero sí recuerdo de chico sentir cómo había gente que lo veía de fuera, con comentarios y cosas así.

N: A eso me refiero. No es que en mi casa hayan sido racistas ni nada así, pero en el día a día no se convivía tanto con el pueblo gitano, directamente porque estaba casi separado. Entonces, el flamenco o el folclore español, que ya no es español... Bueno, el folclore andaluz me parece algo para ir a verlo al teatro, pero que a la hora de la verdad no se valora como tiene que valorarse.

¿Qué representa el flamenco para vosotros?

I: Los códigos de nuestra tierra, la manera de expresarse que se tiene en Andalucía.

N: Nuestra cultura. Forma parte de nuestra cultura como andaluces.

I: Aunque el flamenco no sea una cosa estrictamente andaluza, al final se canta en andaluz y se expresa de una forma muy pasional como somos los propios andaluces. Para mí, es la música de la tierra, porque habla también de las calles de Andalucía, los tipos de relaciones entre la gente de allí.

¿Sentís Andalucía como patria?

N: Yo patria como nación, no. Yo lo siento como mi cultura, pero a nivel nación no.

I: Es una cosa más de identidad cultural como pueblo. Patria ni tengo ni quiero tener ninguna, yo seré de donde me salga de los huevos ser. Pero me he criado en ese entorno y culturalmente me entiendo mucho mejor con alguien de Cádiz que con alguien de Pamplona, porque manejamos códigos y maneras de expresarnos y de sentir más parecidas. A parte de eso el pueblo andaluz siempre ha estado muy castigado por el resto de España, entonces nos entendemos entre nosotros mucho mejor.

En el tema 'La Primerica Helá' del nuevo disco decís 'Andalucía está ardiendo y España se va a quemar'. ¿A qué os referís?

I: Nos referimos a que tenemos la sensación de que sigue habiendo mucho estigma con los andaluces, pero, sin embargo, en la cultura de los últimos años parece que todos los símbolos que se venden como folclore español realmente son andaluces. Que por ejemplo Rosalía saque un penitente... a ver dónde están los penitentes. Son códigos de Andalucía. O que C. Tangana salga en una mesa como si fuera el patriarca de una familia flamenca es una cosa muy impostada. Sin embargo, parece que eso no se tiene en cuenta, cuando en realidad se están cogiendo los códigos de la cultura andaluza, que como siempre se le ha llamado "marca España", parece que eso pertenece al panorama del folclore nacional cuando no lo es.

N: Y que el hecho de cogerlo en sí no es malo, si no utilizarlo. Hay un estigma muy grande hacia ese folclore, pero por otro lado se aprovechan. Tú con respeto y conocimiento puedes coger lo que quieras, y no lo digo concretamente por Rosalía o C. Tangana, eso ha sido un ejemplo. Hay gente que se apropia de nuestra cultura y en realidad está contra nosotros en muchas cosas.

¿Os veis viviendo fuera de Granada?

I: Nos vamos a venir a vivir a Madrid en septiembre. Pero vamos, por comodidad, porque ya estamos cansados de AVE, y al final la cultura está super centralizada aquí en la capital. Vamos a vivir una etapa nueva. Somos conscientes de que en Madrid hay muchos músicos que son colegas nuestros, y con los que nos apetece juntarnos y aprender mucho. Pero sobre todo es que está todo aquí.

N: Y es algo que no nos parece bien. Realmente no tendría que ser así. Lo puedo entender a nivel geográfico pero no lo entiendo a nivel sistemático. De hecho, hay una letra en un tema que dice "la moda de Madrid a Graná no nos llega", y es contra ese centralismo que existe. Parece que las cosas solamente pasan aquí, así que imagínate el coraje que me da venirme a vivir. Sí es verdad que venimos desde una posición de "nos ha ido bien estando en Granada".

Venimos aquí porque, entre otras cosas, yo estaba deseando salir de Granada. Al final, es mi ciudad y la quiero con locura, pero me apetece también vivir otras experiencias. También nos mudamos porque llevamos dos meses en los que estamos todas las semanas aquí, y llega un momento en el que cansa. Nuestra idea es hacer dinero aquí para invertirlo en Granada. Queremos seguir haciendo las fiestas que hacemos allí, y a mí me gustaría seguir bastante involucrado en las cosas que pasan.

¿Cómo surgieron las fiestas en las cuevas de Sacromonte?

N: Eso es que a nosotros nos gusta mucho la fiesta [risas]. Nosotros en Granada hemos pasado por muchísimos sitios. Hemos estado en la movida más flamenca, en la movida más de cantautores, de la electrónica... Entonces mientras hacíamos el disco soñábamos con hacer fiestas de electrónica en el Sacromonte. Nosotros vamos mucho a las fiestas de Mareo, que son de electrónica y las organizan unos colegas, y queríamos hacer eso pero en una cueva. Porque en esos sitios te sales a echar un piti y estás en el Paseo del Sacromonte y viendo La Alhambra, y eso no lo habíamos sentido.

I: Y por recuperar los espacios de esos barrios, que al final es donde hemos pasado mucho tiempo, y para la gente de Granada también. Estando todo tan gentrificado y tan abocado hacia el desastre turístico nos da mucha pena que gente de nuestra generación no haya estado dentro de una cueva. Al final, se da por hecho que esos son espacios para los guiris, cuando en realidad ahí siempre ha habido mucha fiesta y mucho flamenco. Es una pena que eso se pierda.

N: Y vimos la oportunidad con una cueva de allí y decidimos empezar, aunque la verdad es que hasta ahora está siendo muy difícil. En esas zonas ya no se hacen fiestas porque los vecinos no quieren. Por los guiris se ha acomodado mucho esa zona. Creo que hay gente joven de esos sitios que está buscando poder salir de fiesta y tomarse una copa en Sacromonte. Después de la pandemia también se ha tomado más conciencia de que hay que hacer más comercio local. Pero bueno, en la última fiesta nos desalojaron porque llamaron los vecinos, y estamos viendo la manera más apropiada de hacerlo, porque nos gustaría seguir con eso. En esas fiestas intentamos que haya electrónica pero que también haya espacio para el flamenco, ya sea dejar una guitarra y que cante el que quiera, o hacer un recital.

¿Qué influencias tiene el nuevo álbum? ¿Cambiáis el estilo?

I: No mucho. Es un sonido más concreto que antes, pero las influencias son las mismas. Las del flamenco, que siempre han estado ahí, y muchos grupos de nu funk que hemos descubierto últimamente: Chaka Khan, Daft Punk, Vulfpeck...

¿Consideráis políticas vuestras letras?

N: Sí, a nuestra manera, sí. Somos gente que tiene un mensaje. No es una política para políticos, sino para el pueblo, una que cualquier persona pueda entender. En el tema de Realejo Beach, por ejemplo, te estamos contando de forma medio graciosa que qué putada tener que quedarte en verano porque no te puedes ir a la playa. Detrás de eso se está hablando de por qué no puedes irte a la playa, de la gente que no tiene pasta que se queda pasando calor. Y creo que eso toca muchos puntos políticos realmente.

I:Digamos que tenemos discurso, aunque de la política institucional no quiero saber nada.

'Tangos de Copera' es vuestra canción más escuchada ahora mismo. Empieza con la voz de Enrique Morente diciendo que hay que molestar. ¿Creéis que vosotros molestáis?

I: Seguro que habrá gente a la que sí. Al final, todo el que se mete a hacer algo con tintes aflamencados se arriesga a que alguien se moleste porque tiene esa parte más purista y ese miedo a que se pierda lo antiguo. No dejan de ser unos tientos cantados sobre una base de acid techno, que seguramente a mucha gente no le haya entrado bien. Pero la base está metida para abanderarnos de esa idea que tenía Enrique Morente de que las cosas hay que hacerlas de corazón, y que si te gusta da igual lo que diga la gente.

N: Yo estoy intentando trabajar para no apartar directamente algo que me moleste a nivel artístico. Ahora intento prestarle más atención. Muchas veces no ves el trabajo que hay detrás. Por ejemplo, cuando era más joven era de los que decía "el reguetón es una mierda", pero vas conociendo más y eso cambia. Ojalá la gente se esforzase más en conocer lo que le molesta.

Hablando de molestar... Os he oído defender los derechos LGTBI. ¿Creéis que esto sigue molestando?

N: Hay gente que aún confunde esos conceptos, sobre todo la gente más mayor. Los que dicen "ni feminismo ni machismo", o cosas así. Nosotros hablamos de eso hasta donde entendemos y hasta donde creemos que está nuestro espacio. No nos gusta ocupar espacios que no son nuestros, entonces vamos un poco con pies de plomo con eso.

I: No tendría sentido no defenderlo. Tampoco vamos a abanderarnos de ningún discurso porque no somos del colectivo, pero son cosas que deberían estar superadas desde hace mucho tiempo. Son cosas que ya deberían haber cambiado, y que todavía siga existiendo un discurso contrario me parece un poco fuerte.

N: Directamente no hablamos con la gente que tiene este discurso antiguo.

Tenéis una entrevista en OkDiario.

N: Sí, la verdad es que ahí derrapamos. No éramos conscientes y no volverá a pasar en la vida. Ahora hemos quitado de opciones tanto a OkDiario como a la Cope.

¿Creéis que vuestro sector musical está masculinizado?

N: Es verdad que hay personajes femeninos muy importantes y a los que se respeta.

I: No es un género donde sólo haya hombres, es que los roles dentro del mundo del flamenco relacionados con el género están súper definidos. ¿Cuántas mujeres hay guitarristas en un tablao? Sin embargo, bailaoras hay muchísimas.

¿Cómo se siente la puesta en escena?

I: Yo creo que el directo es una de las cosas que más disfrutamos. Cuando sacas música puedes ver el número de visitas pero no tienes un contacto real con el mundo, y cuando vas a un concierto es cuando ves cuánta gente ha pagado por venir a verte. Eso se vive con mucho cariño.

N: La preparación de ese directo también es muy bonita: empezar a preparar los temas con la banda, hacer el setlist...

¿Sentís que al haber triunfado tan rápido os ha pasado la situación por encima?

I: Yo creo que no hemos triunfado tan rápido.

N: Creo que eso es lo que se ve desde fuera. Nosotros sentimos que llevábamos años preparándonos para esto.

I: Y no creo que hayamos pegado un pelotazo. Creo que vamos en el camino de pasos firmes y poco a poco. No hemos pasado de la nada a hacer un tema y ser los cabeza de cartel de todos los festivales.

N: Sí que es verdad que desde fuera se puede ver que de un año para otro hemos aparecido en todos lados, pero llevamos mucho tiempo trabajando. Nos ha pillado el subidón trabajando en casa, lo que hemos podido ver son los números en Instagram. Pero nosotros estamos igual que hace un año, trabajando mucho.

¿Hay algo en la industria que os haya sorprendido?

N: Lo bien organizado que está todo. Darme cuenta del submundo que hay aquí.

I: La conclusión es que si antes no tenía clara la diferencia entre lo underground y lo mainstream, ahora menos. Yo sigo haciendo lo que me apetecía hacer. Incluso me sorprende que haya gente que antes nos viera como un grupo underground y ahora ya no. Yo antes entendía que ser mainstream es seguir la corriente de la radio fórmula y hacer música para tener muchos oyentes y venderte a los códigos de la industria que se sabe que funcionan a nivel global. Yo no siento que esté haciendo eso.

N: Yo creo que lo que más afecta, seas mainstream o underground, es la exposición al público, estés en una discográfica o no. Ahora que nos escucha más gente hay que tener cuidado en no repetir un tipo de tema porque sabes que funciona.

¿Qué disfrutáis más de vuestro trabajo?

N: No tener alarma por la mañana.

I: Yo disfruto un montón todos los procesos. Creo que la parte que más me gusta de la música es cuando la creo, los momentos que estoy en mi cuarto empezando un tema nuevo. Me cambia el estado de ánimo. Puedo tener muchos altibajos a nivel emocional, y ahora más, pero si empiezo un tema nuevo me cambia el chip automáticamente, aunque esté en un pozo profundo.

¿Os está afectando a la salud mental el tener visibilidad?

N: No tanto la visibilidad, sino el momento a nivel de trabajo. Pero tampoco creo que seamos muy diferentes a otra gente de nuestra generación. Estamos todos llenos de ansiedad y de inseguridades.

I: Pero está claro que nadie está preparado para que entres al bar al que llevas yendo toda tu vida con tus amigos y de repente te sientas super observado. Ni para que haya gente que hable de ti todos los días. A veces sí es agradable, porque la gente te llega con mucho respeto, pero cuando te conviertes en un canal de desahogo no es agradable para nadie.

N: Yo creo que lo que más me ha afectado es que todo sea La Plazuela. Estar trabajando para La Plazuela, irte de vacaciones con tu familia y que solo se hable de La Plazuela, con los amigos igual... Yo no sé qué está haciendo mi primo que es médico, pero como este es un trabajo de cara al público... todo el mundo puede saber perfectamente qué estás haciendo. Entras en una nube de la que es difícil salir. Yo he empezado a ir a terapia para poder disfrutar las cosas que no sean La Plazuela, y ser consciente para poder llevarlo bien y sentir el descanso mental. Porque si no te puedes convertir en La Plazuela solamente y olvidarte de ti mismo, que creo que le pasa a mucha gente.

¿Os veis en la música a largo plazo?

I: Ojalá que sí y queramos que sea así. Pero yo tengo super normalizado que puede que algún día no. No sé hasta qué punto me va a apetecer seguir haciendo música de cara al público, puede que llegue un día que no me apetezca y quiera aprender a hacer joyas. Pero de momento hay ganas de salir adelante, nos gusta lo que hacemos. Hoy en día lo difícil es mantenerse, porque cada dos meses hay un artista nuevo que pega un pelotazo y luego ya nadie se acuerda. De aquí a un año quiero seguir haciendo lo que hago, pero si me preguntas dentro de 20 no sé contestarte.

N: Yo creo que siempre voy a estar pegado a la música, la verdad. Es lo que creo que sé hacer, y ojalá un día tengamos la tranquilidad económica para dedicarle tiempo a otras cosas. Pero mi sueño es tener un estudio en mi casa y seguir haciendo música aunque no sea de cara al público.

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