Conoce las fronteras como la palma de su mano. Desde las alambradas que impiden el paso de Calais al Eurotúnel hasta las pensiones en el zoco de Tánger, donde muchas mujeres africanas se obstinan en quedarse embarazadas antes de cruzar el Mediterráneo. “Lo ven como un recurso más para tenerlo más fácil”, explica un exculpatorio Matías Costa, premio World Press Photo y PhotoEspaña.
La toma de partido en sus fotografías es genética, porque aunque se formara en periodismo Costa odia la objetividad. “Me interesa contar historias de forma muy cercana, para activar algún resorte que te haga reflexionar”, dice. Su última serie, Extraños, dedicada a esa apuesta a vida o muerte que es emigrar a un país extranjero, forma parte del ciclo anual de fotoperiodismo Periscopio, hasta el 9 de diciembre en Vitoria, en el centro de arte Krea.
Costa cubierto por una manta como un polizón en un camión hacia la incertidumbre; Costa con las manos y las rodillas rajadas por las alambradas; Costa como un policía frente a una patera interceptada… Detrás de Extraños hay noches a tientas, estómagos vacíos y el frío punzante de lo que se deja atrás.
Pero también hay una historia autobiográfica. Con antepasados ingleses, ucranianos e italianos, Costa llegó a España desde Argentina con cuatro años. “Las historias que fotografié me recordaron a mí. Durante mucho tiempo me molestó esa indefinición de ser de ninguna parte. Aunque ahora es algo con lo que me siento muy a gusto. Al final, te das cuenta de que la identidad no es sino una maleta de la que vas sacando cosas para meter otras, es un ente cambiante”, resuelve.
Las fotografías en blanco y negro de Extraños son el reverso documental de películas de ficción sobre el tema, como 14 kilómetros o Bamako. Están “en ese umbral entre el rigor clásico del periodístico y la fantasía”, valora José Valderrama, organizador de Periscopio. Costa atribuye ese lado fantástico –que vemos en efectos difuminados– a su voluntad de sugerir. “No quiero imágenes descriptivas. Siempre tiene que quedar algo por explicar”, subraya.
Con la misma intención de interpelar al espectador, Brenda Ann Kenneally aborda el sueño americano en Las chicas del Norte (en la Casa de Cultura Ignacio de Aldecoa). La fotógrafa retrató durante cinco años la vida de seis mujeres trabajadoras de EEUU, de las que salen a flote imágenes estridentes, como el descanso de una familia amontonada en una sola cama.
El ciclo Periscopio muestra además otras diez exposiciones en diferentes puntos de la ciudad. En ellas, Emilio Morenatti, Isabel Muñoz, Viktor Drachev, Jorge López y Christopher Simon Sykes retratan Chernóbil, Pakistán, Bielorrusia, Ucrania, Georgia, las cárceles de El Salvador y la primera gira de los Rolling en EEUU.
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