Entrevista a Martín Rodrigo"El pasado esclavista catalán está presente por diferentes vías"
Hablamos con el historiador experto en el tráfico y comercio de esclavos, a raíz de la exposición sobre el tema que se puede visitar en el Museu Marítim de Barcelona.

Àlex Romaguera
Barcelona--Actualizado a
El sistema colonial iniciado en el siglo XVI enriqueció a determinadas élites y familias de las naciones imperialistas, a la vez que redujo a África a la mitad de la población. Martín Rodrigo ha estudiado el papel que tuvo Catalunya en el tráfico y comercio de esclavos durante los siglos XIX y XX. Así lo recogió en el libro Del olvido a la memoria. La esclavitud en la España contemporánea (Icaria, 2023), y ahora en la exposición La infamia. La participación catalana en la esclavitud colonial, que el Museu Marítim de Barcelona acoge hasta el mes de octubre.
Una muestra, guionizada por el periodista Antoni Tortajada, mediante la cual el público puede conocer las responsabilidades y las consecuencias sociales que comportó aquella etapa. Profesor de Historia Contemporánea de la Universitat Pompeu Fabra (UPF), Rodrigo reclama un mayor compromiso de las instituciones para aclarar y reparar debidamente lo que significó el esclavismo.
¿Qué implicación tuvo Catalunya en el comercio y tráfico de esclavos a las Antillas americanas?
Empezó en 1790 en Cuba, cuando la isla pasó a convertirse en una colonia de plantación de azúcar y, en menor medida, de café. Lo facilitó el hecho que, un año antes, Carlos IV liberalizara el comercio de esclavos y se desencadenaran varios procesos. Por un lado, la revuelta que en 1791 puso fin a la esclavitud en Haití y, más tarde, la decisión del Reino Unido y de los Estados Unidos de abolirla. Pues bien: el agujero que dejaron estos países lo cubrieron los españoles, entre los cuales algunos catalanes.
¿Hasta cuándo se alargó?
Acabará en 1821, momento en el que se establece su ilegalización, si bien el comercio duró hasta el año 1867, provocando que, solo en este intervalo, 650.000 africanos fueran conducidos en Cuba.
"El agujero que dejaron el Reino Unido y los Estados Unidos con el comercio de esclavos los cubrieron los españoles"
¿Cómo se organizaba el transporte de esclavos?
Involucraba a personas de varios países. Podías encontrar embarcaciones financiadas por un catalán, que el capitán fuera portugués, los marineros gallegos y que los barcos se hubieran fabricado en los Estados Unidos. Se trataba, pues, de un negocio transnacional que enriqueció a mucha gente, de la cual alguna volvió después a sus países. Son los que denominamos los indianos.
¿Los indianos catalanes a qué se dedicaron?
Los hay que construyeron edificios en Ciutat Vella y en el Eixample de Barcelona, mientras otros invirtieron en industria, crear casas de comercio o impulsar compañías de vapor. Pero, sobre todo, utilizaron su capital, logrado del complejo colonial-esclavista, para fundar bancos y, por vía matrimonial, establecer vínculos con las familias de la burguesía que no tenían nada que ver con la esclavitud. Vilanova i la Geltrú es un buen ejemplo de esto, porque de no tener actividad manufacturera, gracias a los indianos se convirtió en un centro fabril e industrial de referencia.
"El tráfico de esclavos era un negocio transnacional que enriqueció a mucha gente"
Una de las coartadas para ganarse la concomitancia del poder era su labor filantrópica. ¿Es así?
Sin duda. Algunos realizaron obras benéficas y asistenciales, lo cual les permitió tener la simpatía de una sociedad que prefería ignorar como habían acumulado la fortuna en base al sufrimiento de sus iguales en Cuba. Y cuando moría uno de ellos, no se hablaba de su pasado esclavista y sí, en cambio, de las escuelas u hospitales que habían fundado.
"Cuando moría un indiano no se hablaba de su pasado esclavista y sí de las escuelas que había fundado"
¿Por qué se mantuvo tanto tiempo la esclavitud?
Estaba reglamentada, cosa que dejaba a los esclavos sin ningún derecho, y todavía menos el de protesta. Entre el Estado y los mismos amos acordaban que, en virtud de la reglamentación, podían utilizar el látigo y otros métodos de castigo contra quienes se sublevaban.
La única contestación vino de las pequeñas sociedades de base cristiana que aparecieron en Francia e Inglaterra en el siglo XIX, puesto que en el Estado español los lobbies proesclavistas, como es el caso de los Centros Hispano-Ultramarinos, surgidos 1871 cuando ya ningún país europeo mantenía la esclavitud, presionaban para que no se adoptaran medidas abolicionistas.
¿Qué pasos se están dando en términos de reparación?
A raíz del Black Lives Matter y otros movimientos decoloniales surgidos en los Estados Unidos en las pasadas décadas, se han tomado decisiones importantes. Pero en el Estado español, todavía hay muchas reticencias. Y si ya cuesta hacerlo en relación con el franquismo, no puede extrañar que las dificultades para abordar la época colonial sean mucho más grandes.
¿Las instituciones del Estado no están por esta labor?
Solo hay que ver como el 12 de octubre continúa sirviendo a los grandes partidos para exaltar el imperialismo o que en Barcelona apenas se haya conseguido retirar una estatua, la dedicada a Antonio López y López (ennoblecido con el título de Marqués de Comillas), uno de los esclavistas más destacados, obviando la gran cantidad de plazas y calles que todavía glorifican a otras figuras de aquel periodo.
¿Falta mucho para avanzar en este ámbito?
"Es una falacia que no podemos juzgar con ojos del presente lo que ocurrió en el pasado"
La inercia es mantener el relato oficial y lanzar la idea que no podemos juzgar con ojos del presente aquello que ocurrió en el pasado, cuando es una falacia. Porque, si miramos la etapa esclavista, ya entonces había gente que denunciaba aquellos hechos desde una mirada similar a la nuestra. Por lo tanto, no podemos admitir este argumento, que al final es una excusa para no aplicar medidas de restauración y dignificación a las comunidades afectadas.
¿En este ámbito, qué políticas habría que emprender?
Se podría pedir perdón, tal como ha hecho el rey de los Países Bajos, aunque aquí parece inverosímil, ni siquiera como descargo de conciencia. Y, en términos materiales, se podría dar la ciudadanía a los descendientes de las personas que fueron esclavizadas, desplegar programas de memoria o condonar la deuda. El Reino Unido lo decretó por los países del Caricom, la comunidad de estados del Caribe que habían estado bajo su dominio.
¿En Catalunya, prevé que esto se afronte a corto o medio plazo?
Desde la administración ya se revisan algunas colecciones que provienen del saqueo colonial. Pero solo es un pequeño gesto. Habría que dotar de más recursos a quienes nos dedicamos a documentar aquellas prácticas, estudiar formas de reparación o explicar, por ejemplo, la circunstancia de que existen familias en las que su riqueza proviene de aquella etapa. No olvidamos que el pasado esclavista está presente por diferentes vías.
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