Este artículo se publicó hace 14 años.
Pamplona se rinde al cine punk de Jem Cohen
El director estadounidense lleva 30 años huyendo del sistema de estudios americano
Quien crea que el punk nació con Los Ramones o los Sex Pistols que escuchen al cineasta Jem Cohen: "Si la gente asume que tiene que ver con un momento particular, pueden decir que ese momento está acabado, pero no si ven el punk como un linaje, que incluye a Alfred Jarry, Thoreau o Jean Vigo. Si es un espíritu, no se acaba nunca". El director estadounidense Jem Cohen, de 48 años, lleva 30 haciendo cine punk, huyendo del sistema de estudios americano, de imposiciones comerciales y rodando a artistas a los que admira y ciudades que le despiertan. Su modo de rodar es artesanal, con súper 8 y 16 mm. Su poesía, cruda. Para Cohen, el punk no es un peinado.
Por eso filmó a la banda de Washington Fugazi durante diez años, transformando aquella experiencia en un documental apasionante, Instrument. Por eso ahora trabaja con DJ/rupture y sus experimentos con la cumbia, con Godspeed You! Black Emperor y con Silver Mt Zion, del sello canadisense Constellation, como hizo con Vic Chesnutt y con R.E.M. antes de que firmaran con una multinacional. "Todos estos grupos tienen en común un aliento político. No se trata de una agenda particular, sino de hacerse la pregunta de cómo podemos ser artistas sin que lo político sea parte de ello. Eso incluye los lugares en los que tocas, el precio de las entradas, quién entra y quién no a los conciertos". Además, a todos les une Nina Simone, "música con duende. No como esto", dice, mientras suena impiadosa La oreja de Van Gogh.
Lleva cinco días en Pamplona, invitado por el festival de documental de autor Punto de Vista, que le dedica una retrospectiva. Allí pasea la ciudad de arriba abajo con su cámara Súper 8 en la mano capturando calles, gentes y pájaros. "La vida sería triste sin pájaros, como sin música", advierte.
Dice que es un músico frustrado. "No soy capaz de mantener el tono, por eso hago películas, me permiten ser una especie de músico de improvisación". Cohen rueda sin planificación, observando en vez de seguir las pautas de un guión. En la mesa de edición, descubre las melodías.
El año pasado por estas fechas, otro cineasta americano solitario y trotamundos estuvo en Pamplona. Era James Benning, que, como Cohen, hace un cine documental que mira a los Lumiere como referente. Un cine que redescubre el asombro que produce lo real. Si Benning captura los misterios de la naturaleza con su cámara, Cohen habla del mundo a través de las ciudades. "Nunca estudié arquitectura pero sé que hacemos los edificios y ellos nos hacen a nosotros".
En Chain (2004), filmó durante cuatro años los no lugares de la cultura corporativa contemporánea: centros comerciales, edificios de oficinas, moteles. Saltándose los controles y sin permiso, filmó en más de 50 centros comerciales de EEUU y Europa. "Hay una letra de Fugazi que dice: debes pagar la renta de mi mente (You should pay the rent in my mind). Si no me han pedido permiso para que los anuncios estén en todas partes, yo no lo voy a pedir para filmar", afirma. Eso también es punk. Y para Cohen, hasta la cumbia puede serlo.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.