Miguel Hernández, al fin libre… de derechos de autor. En marzo se cumplen ochenta años de la muerte del poeta, enfermo de tuberculosis, en la cárcel alicantina de Benalúa, donde había sido encerrado por las autoridades franquistas.

La efemérides coincide con el término de los derechos de explotación de su obra, que pasará a ser de dominio público, por lo que a partir del próximo 28 de marzo podrá ser reproducida libremente.

Vía libre para la edición de su poesía de guerra, Viento del pueblo y El hombre acecha, publicada durante la guerra civil, donde Miguel Hernández tuvo claro cuál era su lugar. Detenido en Portugal cuando trataba de cruzar la frontera y huir de su España derrotada, fue condenado a muerte.

La pena capital, en cambio, fue conmutada por la de treinta años de cárcel, pero la enfermedad pudo con él en la prisión de Alicante. Antes, había escrito en la madrileña cárcel de Torrijos las Nanas de la cebolla, un poema dedicado a su segundo hijo e incluido en el Cancionero y romancero de ausencias.

Su obra previa, entre la que destaca El rayo que no cesa, publicado en 1936, también pasará a ser de dominio público. Más allá de ese poemario, que incluye la Elegía a Ramón Sijé, quedan libres de derechos Perito en lunas, El silbo vulnerado e Imagen de tu huella.

Ocho décadas después de su muerte, en 1942, Miguel Hernández engrosa una nómina de casi 180 autores libres de derechos: desde la abogada Leonor Serrano, impulsora del método Montessori, hasta el pintor y escultor Julio González, pasando por el escritor Federico Urales, la violinista Luisa Casagemas Coll, el historiador Ferran Valls i Taberner o la cantaora Lola Cabello.

Artistas, compositores, literatos, periodistas y demás autores que figuran en el catálogo de la Biblioteca Nacional, que digitalizará algunas de sus obras a las ocho décadas de su muerte, aunque los derechos de autor de los nacidos a partir del 7 de diciembre de 1987 expirarán a los setenta años.