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"Venimos de Oaxaca y las cosas allí están mal, muy mal"

Músicos. Los Tigres del Norte, el grupo más legendario del corrido mexicano, presenta en cinco ciudades españolas su nuevo disco, ‘Detalles y emociones’

PEDRO CALVO

Jefes de jefes, voz del pueblo, Los Tigres del Norte comienzan hoy su gira por España. Son los reyes de la música norteña. Junto a narcocorridos tan famosos como Contrabando y traición o La Banda del Carro Rojo, este grupo mexicano interpreta canciones de amor e historias costumbristas y sociales. Detalles y Emociones es su último disco, donde tratan el tema de la inmigración. En su búsqueda de puentes entre pueblos, la canción El muro une la frontera mexicana con las alambradas de Ceuta y Melilla.

Más de tres décadas llevan Los Tigres del Norte poniéndole música a letras que muerden en la dura realidad. Música romántica, festiva o de denuncia, que ha recibido varios premios Grammy. Los hermanos Hernández, con la voz, acordeón y dirección de Jorge, empezaron cantando en los restaurantes de Rosa Morada, estado de Sinaloa. Y después, conociendo de primera mano el drama de la emigración, se instalaron en San José, California. Sus conciertos en nuestro país comienzan hoy en Elizondo, Navarra. Y continúan el 12 en Lugo, el 13 en Barcelona, el 14 en Bilbao y el 15 en Madrid.

¿Han dejado a un lado la temática del narcocorrido?
Este disco es algo más variado, diferente. Hay nada más una historia, La huella del Alacrán, que es un personaje que existe en México, que distribuía varias toneladas de droga y no dejaba huellas. En los demás tratamos de cantar historias de diferentes tipos. Hacemos historias de otros estados de México, para que nos conozcan en ellos, y en toda América Central. Somos de sangre caliente, mezcla de
diferentes razas, la del pirata valiente, indio y español.

Cuando, en los primeros años 70, empezaron a cantar ‘Contrabando y traición’ o ‘La banda del Carro Rojo’, ¿pensaron que iban a calar tan hondo en el público?
Fue una sorpresa para nosotros. Esos personajes estaban ahí, en nuestro estado, Sinaloa. De niños, oíamos historias de familias: que los Félix, que los Quintero… Preguntábamos, ¿quiénes son? Cuando ya crecimos, empezamos a cantar historias de personajes que tampoco conocíamos, pero que en nuestro rancho se mencionaban. Entonces relacionábamos. Nos dimos cuenta de que eran queridos por nuestra gente. Al hacer Contrabando y traición vimos la fuerza tan grande que tenía eso, que ya era tan popular antes de que nosotros lo grabáramos. A todo el mundo le gustaba, pero nadie hacía esas historias con nuestro estilo.

¿Con qué se identifica el público de los narcocorridos?
El público quiere saber qué es lo bueno y qué es lo malo. La incógnita es cómo interpreta cada cual esas ideas. Nosotros cantamos las canciones como el que cuenta una película. La nueva juventud ve ese desafío que los personajes tienen. Uno se pone a pensar en el valor de esta gente para meterse de lleno en el narcotráfico, que lo hacen como el que estudia una carrera de ingeniero agrónomo. Lo hacen tan normal… La nueva juventud quiere dinero rápido, no perder tiempo. Esas facilidades las da el narcotráfico. La juventud se informa. Los Tigres del Norte estamos comunicados con todos los sectores de la sociedad. La raza, que le decimos, es nuestra gente. Somos narradores, intérpretes. Decimos una historia tal y cómo sucede. Nos tienen cariño por algún motivo.

¿Ustedes están involucrados, han tenido problemas?
No. Los grupos que se involucran con los personajes tienen problemas o muertes… Si te portas mal…

¿Están a favor de la legalización de las drogas?
Tenemos entendido que en algún país en el que las drogas son legales no hay problemas. Si hubiera un control, como las farmacias… Pero habría que tener cuidado con los jóvenes.

¿Cuándo empezaron a tratar el tema de la inmigración?
Al llegar a San José, California, en 1968. En Estados Unidos vimos la problemática del mojado, cómo era su existencia. Hicimos Vivan los mojados. En 2006, después de tantos años, tratamos de ayudar apoyando el evento The Great American Boicot (A Day Without Inmigrants) –El gran boicot americano (un día sin inmigrantes)–. 12.000.000 de personas estaban en la oscuridad. Estados Unidos tuvo que enterarse de la realidad de los sin papeles. Los alcaldes de EE UU llaman a la policía para que pida los documentos, para que deporten a los sin papeles. Nosotros participamos en las marchas.

Su canción ‘El muro’ es una llamada de atención a los gobiernos sobre los ‘mojados’ que cruzan la frontera de Estados Unidos, sobre las pateras que vienen a Europa. ¿Es también una historia de buenos y malos?
Está clara la canción. Nosotros, cantando, no vamos a solucionar nada. Pero si los gobiernos quisieran, sí. Estados Unidos ha puesto un gobierno militar en la frontera y las estadísticas dicen que ahora pasa más gente. ¿Por qué están haciendo todo esto? Algún motivo tendrán. La gente debe ser informada correctamente.

¿Las últimas elecciones en México han sido distintas?
Sí, bastante distintas. Nunca, en nuestro país, había habido una controversia tan fuerte entre dos partidos. El PDR tomó una actitud bastante fuerte y desequilibrante para sus propios seguidores. Debería haber  otra forma de protesta que cerrar las calles de nuestra México D.F. Nos tocó ver nuestra ciudad muy deteriorada, insana, con tantos problemas que hubo ahí. Debería haber diálogo. Todos los partidos, al final, van a tener que trabajar juntos. Se habla de muchos manejos que hicieron en todos los lados. Como ciudadanos, tomamos la actitud de no hacer comentarios. La incógnita sigue. López Obrador sigue en sus trece. En las partes donde gobierna el PDR pone más difícil hacer negocios, más impuestos.

¿Es peligroso en México ser periodista?
Bastante. Hay violencia a la hora de informar de política, narcotráfico, inmigración. En una semana, después de que agarraron a La Reina del Pacífico, hubo 51 ejecuciones. Venimos de Oaxaca, y las cosas allí están mal, muy mal.

¿La canción mexicana está asociada a la violencia y los amores bravos?
Allá el amor hay que respetarlo. Si usted se enamora de una mexicana y le juega traición, lo tiene crudo. Hay una canción, El Leon Guanajuato, que dice que la vida no vale nada.  Nuestros antepasados nos dejaron legados muy grandes. Los mexicanos nos tomamos muy en serio estas cosas.

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